La idiotez existe y lleva mi nombre.

386 8 1
                                    


Querido diario;

Estoy aprendiendo recién a trabajar mis enrevesados sentimientos, donde a penas puedo identificarme, no sabía que estaba pasando conmigo, ni siquiera hacia donde estaba yendo en este momento de mi vida, las circunstancias eran las que eran: había perdido, contra alguien que creí inferior, lo subestimé, y me dí con un canto en los dientes.
Me siendo jodidamente, humillada y enojada, pero mi cuerpo no parecía pensar lo mismo, ni hacerme caso, pues mi vagina seguía húmeda y sensible, y mis pezones erectos. sentía las tetas tan hinchadas, que juraría que iba a empezar a lactar. 

Recordar sus manos sobre mi piel, su voz masculina y posesiva, su manera dominante de tratarme... yo no estaba acostumbrada a ser la parte sumisa, y no estaba ansiosa por serlo ni por descubrirlo, no era algo que entrara en mis planes, pero decir que no fue una de las sensaciones más excitantes y liberadoras de mi vida, sería mentir, y nunca me han gustado las mentiras.
Ése hombre tenía algo que sin duda, los otros no, de lo contrario jamás me hubiera dejado tratar de esa manera tan... humillativa.

Pero si es humillante, si tan degradada y sucia me sentí, ¿por qué llevo mis dedos a los labios, recordando la sensación de su enorme polla entre ellos? ¿por qué busco su mano en mi intimidad cada vez que la bajo y la siento arder con su recuerdo? ¿por qué seguía pensando en alguien que era tan despreciable a mi parecer?

No podía entenderme ni siquiera yo, y yo llamando a los hombres "idiotas" por no entendernos.

E-S-T-Ú-P-I-D-A así era como me sentía, estúpida, usada y excitada.

No quería admitir mi derrota, ni tampoco pensar en él, no quería admitir que mis ganas extrañaban a ése imbécil, no lo reconocería nunca... jamás.

O al menos eso pensaba yo...

¿Qué? ¿Qué te lo cuente?

...

Diario cotilla.

Está bien, te contaré mi segundo tropiezo con Anthony, pero si se te ocurre reírte, juzgarme o mencionármelo más adelante, te quemaré, y ni siquiera dejaré tus cenizas. 

Aquella tarde, casi noche, cabe destacar, pues era esa hora punta, donde el Sol se empieza a esconder y traer la hermosa noche poco a poco, cubriendo la ciudad, no tenía planeado encontrarme con él. sino con otro chico, buscando encontrar otra experiencia que recordar, buscando tal vez, otros brazos en los que amanecer sin sentirme tan derrotada.

Patético, lo sé.

Estás buscando a pulso que te llene de tinta, diario cotorra.

No podía esperar a verme en persona con el sujeto que conocí, aparentemente en una app que se estaba haciendo famosa, se llama Tinder, toda una cueva de trogloditas a mi parecer, pero bueno, al menos encontré alguien algo más, semejante a mis gustos y preferencias, aunque no sé si mandarme una foto del rabo, sea lo más cortés de su parte.

¿Si, no? Que soy una ilusa por conocer a alguien de una app de pajeros, ya bueno querido, haberme avisado entonces, deja de juzgarme o no escribiré más.

Estaba arreglándome como de costumbre, delante del espejo, realmente Dios me había dado la virtud de verme bien con cualquier trapito, sí, lo sé, no tengo abuela, qué se le va a hacer, puta neumonía...

Había elegido un vestido sencillo, un poco por encima de las rodillas, de manga larga, con una abertura en el escote y abierto en v por atrás, la verdad, era que ese vestido, lo había reservado siempre para una ocasión especial, pero ya me había convencido de que las ocasiones especiales no existen, hay que vivir hoy, ahora, a lo que venga...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 26, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Las Vivencias de Mía.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora