Querido cuaderno, han pasado largos días sin siquiera escribirte, sé que si pudiera hablar me dirías que estás molestó por dejar todo a medias, pero... Si supieras que he tenido unos días de mierda.
No sé si como a mí, haya más gente que se tumbe en la cama, mirando hacia el techo, y preguntándose a sí misma miles de preguntas que hay sin respuesta:
«¿Qué hay después de la muerte? ¿Será verdad que hay un paraíso? ¿Cuánto tiempo es para siempre? ¿Si Dios existe por qué me deja sufrir tanto? ¿Será que no soy merecedora de conocer el verdadero amor? ¿Es que no soy digna de esta vida y por eso estoy así?»
Cada vez que pensaba en morir, sentía que se me paraba el corazón y no podía tranquilizarme. Solía llamar a mi abuela para que cogiera mi mano y me la apretara muy fuerte sabiendo que estaba ahí. Siempre le preguntaba que si me moriría, y ella me decía que no, que al menos todavía no. Nunca sabemos cuándo nos va a tocar la hora, pero ella sabía que eso me tranquilizaba.
Suponía que mi fobia a la muerte se debía a que, cuando no se algo, lo busco, leo de dónde viene, y qué es, pero para la muerte no hay respuesta hasta que te mueres, solo puedes tener fé, en una de tantas ideologías que te dan.
Te parecerá tonto atormentarme por la muerte en vida, pero... Si supieras que hay tanta gente que ya está muerta y no lo saben.
Por otro lado, no todo son mis miedos, he de decir que, no he parado de pensar en Antony, estuve divagando en la idea de llamarlo, y asi lo hice. Él supo identificar que no estaba bien solo por escuchar mi voz, y no sabía cómo lo logro, si ni mí madre se da cuenta de eso.
Lo que creí que sería una cita sexual, se convirtió en una cita simplemente.
Nos vimos en un parque a unos 15 minutos de mi casa, era hermoso y grande, estaba lleno de animales ya que era un parque protegido pero público.
Lo vi a lo lejos, con una bolsa en sus manos y una mochila de la cual solo colgaba un asa en su hombro. A pesar de que estaba gordito no pude evitar fijarme en que llevaba una camisa de vestir marrón que le quedaba muy bien por cierto. En ese momento me sonroje al darme cuenta de que me estaba fijando mucho en él.
A la hora del saludo ambos estábamos un poco nerviosos, que si beso, que si apretón de manos, no sabíamos que hacer, así que el supo solucionarlo invitándome a caminar en un gesto de cabeza y una sonrisa.
Hablábamos de todo y nada, mientras llegábamos al gran lago que se situaba por el parque, estaba lleno de patos, cisnes, peces, carpas, era tan hermoso.
Me sorprendió aquella tarde sacando pan duro cortado, para dar a los animales. Entre los dos tirábamos el pan y los patos pequeños comían, y también algún que otro pez.
Él fue más valiente, se puso un trozo de pan en la mano, y dejó que un cisne lo cogiera con su boca, hizo que yo hiciera lo mismo con su ayuda, no me soltó de la mano a pesar de que yo estaba como un flan.
Seguimos paseando tranquilamente y le fui contando lo que pasaba por mi mente, y el por qué me sorprendió así en la llamada el otro día. Sin darnos cuenta la conversación fue girando sola y acabamos hablando de nuestros fetiches sexuales.
Lo peor es que ninguno de los dos estábamos incómodos, o nos planteábamos por qué habíamos llegado hasta ahí. La magia se rompió con una llamada de mi abuela y el teléfono se desbloqueo mostrando que eran las doce.
Mi abuela no estaba acostumbrada a que saliera, y pues era normal que se preocupara.
Me acompaño hasta la puerta de mi casa, a pesar de que le insistí para que fuera a la suya directamente, ya que era tarde, pero decía que no podía dejarme ir sola a esa hora.
Me pregunté si diría lo mismo sabiendo todo lo que no sabe de mí.
Nuevamente en la despedida no sabíamos cómo hacer, pero en esa ocasión fui yo la valiente y le di un beso en la mejilla y una sonrisa.
Él se sonrojo y sonrío en respuesta.
Me hizo prometer que quedaríamos otro día y subí a mi casa.
¿Crees que ahí acaba el asunto cuaderno?
Eso hubiera querido yo, pero el test de preguntas, sobre dónde, por qué, y con quién, empezó nada más entrar por la puerta.
Aunque valió la pena, ¿o no?
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Hasta aquí el capítulo mis queridos lectores y lectoras, perdonenme por actualizar tan poquito este libro, pero ya ven que Jesús y yo andamos preparando más cositas para ustedes.Me encantaría si dejan su like haciéndole saber que les gusta.
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Las Vivencias de Mía.©
Teen Fiction¿Estás leyendo esto persona irrespetuosa y osada? ¿Sigues? Aún estás a tiempo de parar y dejar de husmear donde no te importa... ¿No tienes vergüenza no? Bueno, ya que te vas a convertir en mi maldito/a confidente, al menos déjame advertirte persona...