Capitulo 44

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La fiesta había terminado de buena manera: yo estaba consiente, no había bebido ni una gota de alcohol, no había perdido los estribos con nadie, nadie se había sobrepasado conmigo, mis amigos no pensaban que era una zorra y Erick no había concretado su plan con la chica del colegio. Todos regresamos a nuestras casas sanos y salvos y nuestros padres no se alarmaron al vernos llegar a casa. Estábamos bien y no habíamos caído en excesos innecesarios.

A la mañana siguiente, tal y como lo creía, había recibido varios mensajes: uno de Lucía diciendo que quería hablar conmigo sobre lo de anoche con Santiago. Otro de Erick preguntando por qué no terminó en nada lo mío con el otro chico. Un mensaje de Rodrigo diciéndome que esperaba que no pensará mal de él por haberme piropeado anoche, y finalmente, uno de Santiago preguntando si podíamos hablar, ahora sí con la cabeza fría, para ponernos al tanto de nuestra vida.

Me sentía bombardeada con tanto mensaje y sin saber dar respuesta a todos ellos, pero tuve que embarcarme a responder uno a uno. A Lucía le expliqué que no había pasado nada con Santiago y que él simplemente estaba muy tomado y por eso se acercó tanto a mí, pero que yo no estaba interesada en él y que solo fue un mal entendido. A Erick no tuve otro remedio que contarle quien era Santiago verdaderamente para que comprendiera la situación. A Rodrigo solo le dije que no se preocupara por eso, que eramos amigos y no pasaba nada. Y por último, y después de pensarlo un buen rato, le respondí a Santiago que aceptaba su invitación, pero eso sí en plan de amigos y con el fin de conversar un buen rato.

Luego de aquella ajetreada noche, en la que parecía que todo había terminado medianamente bien, me tocó enfrentarme a la verdad y es que estaba en un camino sin fin hacia mi perdición con Erick, porque después de esa noche no dejaron de existir las famosas fiestas en las que una a una salía con Erick a "divertirme" y obvio a encontrar chicos. No sabía que iba a pasar, pero seguía confiando en Erick y por él conocí a muchos chicos con los que empecé a bailar y salir, pero con los que no terminaba en nada, porque no me convencían, me faltaban al respeto y querían cosas que yo no quería. Además de que yo no era ese tipo de chica y por dicha, nada termino en algún desenlace del que pudiera arrepentirme.

Pero al pasar del tiempo, llegué a un punto en el que empecé a acostumbrarme a esa vida. Estaba empezando a ser otra, ya no me sentía incomoda al vestir faldas cortas y ropa ajustada, ya no me daba pena coquetear con los chicos que conocía, ya no me negaba a tomarme unos tragos con un chico y no me daba pena besarle aunque lo acabará de conocer. Me convertí en lo que antes odiaba, me convertí en mi peor versión. Ya no sabía quién era yo, y al parecer no me importaba. Llegué a caer tan bajo y pisar mi propia dignidad y autoestima. Me confundí tanto queriendo sanar una herida sin darme cuenta que solo la estaba haciendo más grande. Yo no sabía cómo sanar y elegí la peor manera para hacerlo.

Fue entonces que me di cuenta que Erick estaba más herido de lo que yo creía y que solo estaba fingiendo que todo estaba bien en su vida. Se había vendado los ojos para escapar del dolor y me había arrastrado con él al vacío porque se sentía solo y estaba tan ciego que creyó ayudarme, cuando en realidad me destruía. Yo no fui conciente de eso al principio ni el tampoco lo fue. Yo por mi poco amor propio me adentre en lo más profundo de un poso sin salida, me revolque en el lodo de las mentiras, el pantano de la desolación que Erick había creado a su alrededor.

Cuando ya era tarde y yo era alguien que no quería ser, pero ya me había acostumbrado a serlo, Erick se decepcionó. De pronto se dió cuenta que yo era otra y que a él, aunque no había sido conciente de eso hasta el momento, le encantaba quien yo era. Le encantaba la chica sencilla que amaba el café con pastel de chocolate, que prefería caminar por las montañas que las fiestas, que era recatada y tímida. Se le rompió el corazón y se sintió tonto al ver en quien me había convertido, al ver hasta donde me llevaron sus mentiras. Trato de arreglarlo, pero no pudo. Yo ya era otra, yo ya no era la misma.

Entonces decidió invitarme a pasar una semana con él en la finca de su tío. Sí, una semana completa para nosotros dos solos. Desde luego eso me sorprendió. Yo no esperaba esa clase de invitación y a la vez me daba miedo, pues sabía que mis padres se opondrian. Era mucho tiempo fuera de casa. Ya era mayor de edad, tenía 20 años y mis padres ya no se oponían a que saliera a fiestas con Erick. En realidad, nunca les importo, siempre andaban en sus asuntos y me dejaban sola en casa y ni se preocupaban por lo que hacía mientras ellos no estaban, así que ahora menos les iba a importar, pero igual consideraba que una semana era mucho. Fuera de casa durante todo el día durante una semana. Eso no les iba a gustar a mis padres y juraba que iban a correr a Erick de mi casa cuando se los propusiera y no lo iban a dejar volver a hablarme en la vida. Entonces fui franca con Erick y le dije:

—¡Oye! Yo no quiero perderte ni perder esto que hemos construido juntos. Por eso es que prefiero no aceptar tu invitación. Mis padres te van a odiar y te van a sacar de mi vida si les comentas que quieres llevarme contigo por una semana. ¿Porque no vamos un día, acampamos y regresamos al siguiente día? Como lo hemos echo en otras ocasiones, así mis papás van a estar tranquilos.

Pero como él era el más terco del mundo, no quiso aceptar mi propuesta y se dispuso a que iba a ir en la tarde a hablar con mis padres, me dijo:

— Yo hablaré con ellos, si dicen que no, lo entenderé y no insistiré más. También les pediré disculpas si fui muy atrevido al hacer tremenda propuesta. Pero no me quedaré sin intentarlo y algo me dice que sí van a aceptar. Ellos confían mucho en mi y les caigo bien. Para ellos soy tu mejor amigo y te juro que les va a gustar la idea. Porque además eso les suma más tiempo para ellos solitos. —dijo sonriendo de forma maliciosa— Tu lo has dicho, a ellos ya no les preocupas, hace tiempo que te han permitido ser libre y hacer lo que quieras. ¿Por qué eso te preocupa ahora?

— Pues porque nunca antes me han hecho una invitación así y no sé cómo vayan a reaccionar. Yo enserio no creo que sea buena idea, porfa no lo intentes. Siento que esto pone en riesgo nuestra "relación" —le dije preocupada.

— Pues lo siento tú no me vas a convencer de que no lo intenté. Yo voy a ir a hablar con ellos está tarde, aunque tú no quieras. Y si ellos dicen que sí, tendrás que aceptar y hacer tus maletas porque no quiero que te pierdas está aventura. Tengo muchas sorpresas preparadas para ti. — me dijo insistentemente.

- ¡Uy! ¡Que terco que eres! Bueno no me queda más remedio que aceptar. Después no digas que te lo advertí. Espero que esto salga bien porque yo no quiero perderte. — Le dije molesta.

No pude convencerlo de que retrocediera con esa idea. En el fondo el sabía que solo tenía esa esperanza para volver a tenerme muy cerca de él. Y no quería perder la oportunidad, por eso insistía. Y por eso aquella tarde decidió ir a mi casa, respirar hondo, tragarse el orgullo y hablar seriamente con mis padres. Esa "maravillosa" idea suya podía ser el fin de nuestra "amistad" o el comienzo de un romance más profundo que en el fondo Erick deseaba intensamente.

Amantes Bipolares ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora