Capitulo 22

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Era bastante tarde y yo seguía así, sin rumbo, hasta que decidí detenerme, estaba allí, en mi lugar preferido, el bosque que yo tanto amaba visitar y el mismo bosque en el que me había reconciliado con Sebastian, no era el mejor lugar para estar, ¿no es así?, pero había algo que me decía que me quedara allí, ese había sido el mismo lugar donde derrame muchas lágrimas, mi consuelo, ese lugar me daba la vida que había perdido y aveces sin tan solo desearlo me encontraba allí, me sentía mal y sin pensarlo siempre llegaba al mismo lugar, creo que mi corazón siempre me llevaba a él, era como si tuviera una energía, esa energía que yo necesitaba.
Al llegar allí solo entre sin pensarlo, corrí hasta llegar a un lugar bastante alejado de la carretera y rompí en llanto, no soportaba más, sentía que mi vida dejaba de tomar sentido y descubrí que sin darme cuenta, mi felicidad estaba dependiendo de Sebastian, sin darme cuenta ya no era feliz por mí misma, si no que lo era por él, ya era muy tarde para remediarlo, ahora nada tendría sentido sin él, estaba segura de eso.

-¿Hay alguien allí? - se escucho una voz a lo lejos, tuve miedo, estaba allí sola y alguien desconocido se encontraba ahí también, al parecer me habían escuchado.
«Tienes que ser mas discreta, Sofia» - pensé.

- ¡Sé que estas ahí!, te escucho - La voz se oía cada vez más cerca, mi corazón se acelero, tenia mucho miedo, ¿no sería mejor haber estado en mi casa?, no, que podría pasarme, cualquier cosa que me sucediera no me haría borrar lo que estaba sintiendo, yo sentía que no había dolor mas grande, que el que llevaba en mi corazón.

- Lo sabia, sabia que había alguien aquí - dijo con alegría, mire disimuladamente, pero solo logre distinguir una sombra, una sombra que me era muy familiar, estaba segura de que era alguien conocido, incluso su voz, esa voz alegre y risueña, esa voz que sin saber porque, me traía malos recuerdos.

- Pero no te quedes allí como si no pudiera verte, di algo o iré allí ahora mismo - dijo él extraño, que empezaba a irritarme - Lo siento creo que he sido un poco odioso, debes de pensar que te quiero hacer algo malo... ¿Estás bien?... Te oí llorando y sentí la necesidad de venir hasta acá, espero no te moleste.

- Vete, dejame en paz, no te conozco y no pienso hablar contigo - el extraño había terminado de irritarme, no sé porque, su gesto fue amable, pero yo sentía algo que me hacia odiarlo, sin tan siquiera conocerlo.

- Espera un momento... ¿Te conozco? - dijo sorprendido.

- No lo creo - dije intentando que se fuera de allí.

- Yo creo que sí... es que se me hace tan familiar esa forma de responder, tan odiosa y amargada - río - me suena que eres una niña berrinchuda a la que me encanta molestar, ¿sabes por qué?, porque es divertido verla enojada, no se, me encanta cuando se enfada - dijo el muy descarado, mi mente me hizo reaccionar, creo que al fin había recordado esa voz quisquillosa y creo que él también había descubierto quien era yo.

- Ahora que lo dices, creo que tú también me recuerdas a un idiota que siempre me hace la vida imposible, como tú lo estas haciendo en este momento - dije aceptando que yo era la chica de su descripción - podrías dejarme en paz, no tengo humor para aguantar idiotas.

- Tú cuando estas de humor - dijo entre dientes el muy descarado - de haberlo sabido antes que eras tú, jamás habría dicho todo lo que dije, solo te hubiera dado un abrazo, aunque lo más probable es que habría salido con muchos golpes en la cara si hubieras descubierto que era yo - dijo el muy idiota - vamos Sofia, dejate ayudar, por primera vez en la vida, confía en mí, sí.

- Estas muy loco si crees que te haré caso Erick, que te importa si estoy mal, al fin de cuentas nunca te ha importado - dije molesta, no me podría haber pasado algo peor a que me encontrara él y no alguien más, ojala hubiese sido un desconocido y no Erick, ¿por qué él?, ¿por qué?.

- Claro que me importas, aunque no lo parezca, así es - dijo el muy sínico - vamos sé que no estas bien, tal vez no soy el más indicado para esto, pero sé que necesitas desahogarte con alguien, no sé que te habrá pasado exactamente, pero cuando yo estoy mal generalmente necesito desahogarme con alguien y yo quiero ser ese alguien para ti en este momento, olvida quien soy para ti y confía en mí, no seas orgullosa, estoy seguro de que en el fondo te parece buena idea - sus palabras me hicieron sentir algo extraño y me dio miedo, una pequeña compasión por él que poco a poco se fue convirtiendo en remordimiento por haber sido tan odiosa y no haberle dado una oportunidad, que irónico ¿no?, no quise aceptarlo y me interpuse a ese sentimiento.

- No, estoy bien, solo quiero estar sola, solo eso, por favor vete, con eso me haces un gran favor - sentí un pesar, no entiendo porque, pero así fue.

- Pues no me iré, se que no quieres eso, así que me quedare aquí hasta que cambies de opinión - me sorprendió, no contaba con eso, él no se rendía tan fácilmente - además, que vas a hacer a estas horas sola, aquí, en este lugar tan oscuro, frío y peligroso, quieres que te asesinen, agradece que quien llego fui yo y no un sicópata.

- Es algo similar - reí, sin darme cuanta le estaba siguiendo el juego y eso me había hecho olvidar por un momento lo malo.

- No es cierto, soy mucho peor - río, él sabia que había aceptado sin siquiera decirlo - me sentare aquí a tu lado, ya estoy cansado de estar de pie, si no quieres salir de aquí, entonces me quedare junto a ti.

- Ok, pero no te diré ni una palabra, así que quizá te aburras de estar aquí - dije orgullosa.

- No, que crees, no te libraras de mí tan fácilmente.

- Probemoslo - dije retándolo.

- Ya veremos - dijo por ultimo y se quedo en silencio contemplandome.
Pasaron unos cuantos minutos en los que ninguno dijo nada y él aún seguía mirándome, me causo gracia y termine rompiendo el silencio.

- No me mires así, me estas poniendo nerviosa - se me quedo mirando fijamente y luego soltó la risa - ya no te rías... Bueno tú ganas.

- Vez sabía que te iba a convencer - río.

- Eres un idiota - torcí los ojos

- Yo también te quiero - se burlo.

- Te pasas.

- Lo sé - se burlo nuevamente - bueno haber habla, yo soy todo oídos.

- Bueno, pero no te burles de mí - le dije.

- Jamás.

- Prometelo y también promete que nadie sabrá de esto, ¿sí? - lo mire fijamente.

- Lo prometo - dijo.

No sé como, pero comencé a contarle todo, cada cosa que me dolía, todo lo que traía dentro, incluso dije cosas que jamás le diría a nadie, que irónico, ¿no?, ¿cómo es que terminas contándole tus peores momentos a quien más odias?, y lo peor ¿cómo es que terminas abrazándolo, llorando en sus brazos?, ¿cómo es que terminas sintiéndote tan liberada con la misma persona que algún día te destruyó? Creo que le hice caso cuando me dijo que olvidará quien era, también olvide todo lo que me había hecho y sin darme cuenta me sentía tan cómoda en sus brazos, en serio que se sentía bien, tan bien que calmaba el dolor de mi alma, tan bien que sin darme cuenta, me quede dormida en sus brazos.

Amantes Bipolares ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora