Bōifurendo [Poliamor]

Bōifurendo ; 20

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Las publicaciones y fotos fueron borradas de un día para otro, la cuenta anónima había subido sus disculpas públicas por la tergiversación de los hechos y la falsa difamación. Todo había vuelto casi a la normalidad, de no ser por una amistad que seguía sin superar aquel obstáculo.

— Me voy a volver loco — Bakugou tiraba de sus cabellos

— Tranquilo, pronto te hablará

— ¡¿Y si nunca lo hace Deku?! — vociferó exaltado por la situación — Ya va una maldita semana, y sigue sin acercarse, le estoy dando su tiempo para no parecer obsesionado, pero ese idiota se ha entrometido tanto en mi vida que no sé qué hacer si él

— Sí que pareces un maniaco, das miedo

— Basta, yo haré el primer movimiento, ya me cansé de esperar por su maldita presencia

— Así se habla Kacchan

— Y lo haré ahora mismo — salió del cuarto con el rumbo fijo

— Espera ¿ahora, ya? — su novio lo siguió por detrás — Kacchan son las 10:00 de la noche, tal vez estas delirando por la falta de sueño, pero seguramente Kirishima-kun ya esté dormido

— Pura mierda, ese idiota debe estar jugando algún videojuego o peleando con su saco, nunca se duerme temprano, créeme, soy su vecino

Pulsó un botón pidiendo por que el elevador se detuviese y cuando este abrió sus metálicas puertas tocó el que indicaba el cuarto piso, el cual compartía junto a Kirishima, Shouji y dos chicas al otro lado del pasillo.

Midoriya decidió dejarlo ir solo, quedándose en su piso, Bakugou tendría que resolver sus asuntos por cuenta propia y dudaba que estar presente en una plática íntima sería del agrado de ambos chicos. Así que esperaría por las noticias.

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Cuando las puertas se abrieron estando en el piso que había indicado, salió a zancadas ansioso por tocar la puerta de su mejor amigo, ver sus ojos y su brillante sonrisa, y sentarse a platicar de cualquier cosa hasta quedar dormidos; extrañaba las pijamadas casuales con Kirishima, extrañaba a su amigo.

Pero al llegar a la puerta de su propia habitación lo vio, con la mano alzada listo para tocar la lisa madera esperando que alguien abriese.

— Hola — su voz se hacía aguda a la par que todo lo que tenía pensado decirle se esfumaba como humo de hoguera en la noche

— Hola — el otro también se mostraba nervioso, llevando su mano a la nuca clara muestra de inquietud

— ¿Quieres pasar?

Ambos sonrieron, sabían que se necesitaban y les incomodaba no estar con el otro, a pesar del noviazgo de Katsuki e Izuku, siguieron igual, como chicle al lado del otro. Su reciente separación solo atestó lo ya supuesto.

Como uña y mugre. 

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