Capítulo 17

5.5K 283 8
                                    

IL GIORNALE ROMANO

EL CULPABLE

En las últimas horas hemos descubierto quién andaba detrás de esos comprometidos artículos desde el conocido blog The Romance Blog. Nada más y nada menos que Max Adrella, fotógrafo de nuestra propia casa. Ha sido despedido de la empresa de inmediato. Y no solo él, sino gran parte de la junta directiva, que conocían al autor y lo que hacía, pero no ha sido hasta el último momento de la investigación que han confesado que también estaban metidos en el blog.

Sentimos mucho todo lo que ha pasado el futbolista Pablo Páez Gavira y nuestra redactora Violeta Gallardo.

Además, nuestro director del periódico ha decidido que Alonzo Dante sea su mano derecha. Ambos dirigirán la redacción hasta que el próximo año Giovanno se jubile y tome el relevo Alonzo. Y la vicepresidenta seguiré siendo yo misma, Marta Colucci.

Gracias por leernos, esperamos iniciar una nueva etapa en Il Giornale Romano.

Marta Colucci, vicepresidenta de Il Giornale Romano

PABLO

Una hora antes...

–¡Era la mejor manera de hundirte! ¡Publicar tu relación con tu princesita!

Me separo del agarre de Eric y voy directo a él. Max también se separa del valenciano.

–Lo de tu hermana fue un accidente de tráfico. Yo no estaba ahí. Y esto no tiene nada que ver con Violeta.

Él chasquea su lengua y yo me acerco a él.

–Actúas como si nada. Ahora eres famoso y estás forrado. Además de tener una novia pibón.

Novia. Palabra que todos usaban, pero no significaba nada. Violeta no era mi novia y estaba cansado de dar explicaciones. No estábamos juntos, dudaba si algún día lo seriamos. Eso me cabreaba. Y mucho.

No podía estancarme en el pasado. Lo de Elsa, su hermana menor y mi exnovia, era algo que me carcomió durante dos años. Ella murió en un trágico accidente de coche en el que iba a Sevilla. Venía a verme por las vacaciones de verano. Yo no estaba allí presente, pero siempre me eché la culpa de que era culpa mía que ella muriese. Al fin y al cabo venía a mi ciudad a verme a mí. Múltiples ocasiones deseé ser yo. Yo quien hubiese fallecido en ese accidente.

Pero tuve una cosa muy clara cuando pasó un tiempo y yo comencé a rehacer mi vida. Debía vivir. Porque no pasé página, pero si puse un punto final a nuestra historia. Un punto final que significaba vivir por ambos. Y eso estaba haciendo. Vivir por ambos. Y si su hermano no lo veía, era que estaba demasiado drogado como para hacerlo.

–Primero no es mi novia.

–Oh, ¿entonces el audio qué es? Me encantas, Violeta Gallardo. Eso tan bonito y precioso a mi hermana no se lo decías.

Comenzaba a hartarme de su pésima actitud.

–Porque son personas diferentes y etapas diferentes. Date cuenta por dios. Han pasado casi cuatro años, por favor. No sé con qué afán hiciste el blog, pero para. A mí ya me has hecho daño. Ya tienes tu venganza. Ya está. Se acabó.

Max no dice nada. Solo me mira con chulería.

–Esto no ha acabado aquí, recuérdalo.

Me acerco a él todavía con más chulería. Y sin dudarlo, estampo mi puño sobre su rostro.

–Oficialmente sí.

No sé por qué exactamente se lo he pegado, pero me tiene harto. No dice nada, solo vuelve a su habitación y cierra la puerta. Miro a los chicos. No hablan, solo caminan hacia el ascensor como si nada hubiese pasado.

...

–Lila, me tengo que ir – digo al ver la hora.

Me separo de ella, quien también se levanta. Me acerco a ella y poso mis manos en su cintura.

Y luego dices que no sois nada.

–Nos vemos en el partido.

Asiento. Beso, su frente y rasco mi nuca con nerviosismo. No digo nada, solo me giro y pongo rumbo hacia la puerta. Violeta me sigue, oigo sus pasos. Abro la puerta y me giro.

–Eh – mis nervios me atacan –. Hasta mañana.

Ella sonríe.

–Hasta mañana Gavira. Acuérdate del gol – ríe y me contagia su risa.

–Siempre – guiño un ojo y dejo un fugaz beso en sus labios.

Salgo de la habitación con una enorme sonrisa. Una vez bajo y me monto en el coche de Ferran, él me sonríe.

–¿Qué tal con Lett? – pregunta, pero una vez ve mi sonrisa sabe la respuesta –. Vale, ha ido bien.

–Siempre va bien con ella.

Él suspira mientras conduce.

–Gavi, ha pasado por mucho. ¿No la fuerces a nada, de acuerdo? Te lo digo como amigo suyo que soy. No sabes todo lo que ha sufrido para estar aquí hoy. Y tampoco te confíes de que todo esté bien, que las cosas se pueden joder de un momento a otro.

No sabía de lo que hablaba sobre Lila. Supongo que no había llegado a ese tipo de confianza con ella como para que me cuente acerca de su pasado. Y quizá sería complicado que me lo contase todo todo. Sabía cosas de su madre y los abusos que sufrió, pero cuando me lo contó supe que faltaba algo. Una pieza para completar el rompecabezas. Supongo que a eso se refiere Ferran.

–Sé lo de su madre – digo mirando al frente.

–Lo sé. Me dijo que te lo contó. Pero te falta mucha historia por conocer aún Gavi. Ni siquiera yo lo sé todo y eso que somos amigos desde hace un par de años. ¿Te ha dicho lo de España? – pregunta.

Asiento. Demasiadas ganas tengo de que Violeta esté en España. Me gustaba tenerla cerca y no que estuviera en otro país. Ya dejó claro que a España volvería a ver a su familia y un poco más. Así que era sencillo: hacerse miembro de su familia. Vendría a verme a Barcelona y seríamos monísimos.

Las ilusiones que te haces chico... No son ni normales.

Soy consciente, pero vivo del presente. Ahora estamos bien, entonces fangirleo como loco por un futuro juntos entre Barcelona y Roma.

–Le propuse ir con ella a Granada.

Él suelta una carcajada.

–No te dejará. Si te ha dicho que sí, cambiará de opinión en un plis plas.

Eso también podía suceder. Esperaba que no fuese así. Quería estar ahí y apoyarla en todo esto.

–No sé. Esperemos que no.

–Eso. Mia y Natalia irán con ella. Básicamente, porque viven ahí – informa tras unos segundos de silencio.

–¿Tú irás? – pregunto.

Se encoge de hombros mientras para por el semáforo.

–No lo sé. Tengo que hablar con Lett.

Asiento levemente. Me dolería que fuesen todos menos yo. Pero sería su decisión y eso es totalmente respetable por mucho que me doliera.

Ahora debo centrarme en el partido de mañana. En marcar un gol y dedicárselo. Porque se lo merece más que nadie.

Aunque luego me doliese.

ATENAS | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora