Capítulo 25

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VIOLETA'S BLOG

A veces una siente que tiene toda su vida bajo control, pero en el fondo nunca es así. Siempre habrá detalles que se nos escapen y que provocarán que la vida no sea perfecta. Ni un camino de rosas claro.

Ahora que el mundial ha acabado, no sé sobre que escribir en este blog. Pero si tengo clara una cosa. Que siempre seré Violeta Gallardo. Que nunca daré informaciones falsas. Seré yo y solo yo.

Espero que me deis alguna idea lectores míos.

V.G.

VIOLETA

Labios pintados de carmín. Poco maquillaje en general, lo básico de siempre para parecer un poco persona humana. Solo que hoy, he optado por lucir esos potentes labios. Para que la gente se centre cuando le hable supongo. Más si se trata de mi madre.

En otras circunstancias, podría parecer que voy a una boda. Todo por el vestido multicolor que llevo, largo hasta los pies y fino. Algo que ayudaba mucho, porque en mi tierra natal hacía calor hasta ahora, en pleno mes de diciembre.

Pero, muy lejos de esos momentos de felicidad, ahí estaba yo. Con mi larga melena castaña y el archivo de la prueba de ADN. Esperando entrar a la sala reservada para ver a mi progenitora.

Jamás he hecho un vis a vis y el nerviosismo por verla se nota. Pero lo intento ocultar al menos, cuando veo entrar a Víctor Fontaine por esa puerta. Detrás de él, Rosario aparece con el mono de la cárcel. No me mira, pero yo a ella sí.

Miro a mi lado, Diego está a mi lado. Él no va tan de boda como yo, pero no se ha vestido nada mal. Al fin y al cabo, delante nuestro tenemos a alguien que, en algún punto de nuestras vidas, consideramos familia.

–Violeta, me alegra volver a verte.

La frase de Víctor hacen que tanto Rosario como Diego me miren fijamente.

–Lamento no poder decir lo mismo.

Extiendo el documento y se lo doy a la de cabello rojizo. Esta lo coje y lo abre, pero al instante vuelve a cerrarlo. Una vez veo su reacción, sé que esto es algo "madre e hija". Algo que jamás hemos hecho.

–Me gustaría que nos dejarais a solas para hablar de esto.

Mi petición hace que automáticamente Víctor se levante, pero que Diego me mire inseguro.

–¿Seguro?

Asiento levemente y ellos se marchan.

–Veo que Víctor te lo dio – comienza ella.

Vaya que, si me lo dio, pienso en mi interior. Vino a verme en medio de un museo en Doha a dármelo, eso y ofreciéndome un trabajo que ni siquiera supe si era verídico o no.

–Si. Y me ofreció un trabajo. 

No dice nada, por lo que me decanto por seguir hablando.

–¿Se puede saber qué es esto?

Decidida y con una fortaleza digna de admirar, le señalo el archivador.

En parte sé que es. No soy tonta, sé leer. Pero quiero respuestas y las quería de ella. Porque me lo debe. Vaya que si me lo debe. Llevo toda la vida sufriendo por su culpa. Esto es lo mínimo que puede hacer. Darme las respuestas que necesito para vivir en paz de una vez por todas.

–Es un documento de una prueba de ADN que se hizo hace tiempo. Pensé que crie a mi hija con capacidades de compresión lectora.

Capacidades de comprensión lectora tenía. Tantas, que era de las que más nota sacaban. Era la 'empollona' pero era lo que me tocaba hacer si quería salir con vida de ese lugar.

–¿Ah si? Yo pensaba que ni siquiera criaste a tu hija. Si es que la puedes llamar así, claro está.

–Violeta De los Ángeles Beltrán...

Lo que me faltaba. El De los Ángeles.

De los Ángeles era el segundo nombre que dictaba en el DNI. Mi abuela se llamaba también así, Julieta De los Ángeles. Y fue ella quien sugirió ponérmelo. Mi madre, joven, inexperta y muy influenciable, acató todas las ordenes de mi abuela y me puso mi nombre completo. Violeta De los Ángeles. Pero nadie lo usaba, poco a poco fue quedando en el olvido. Hasta ahora claro, que mi madre tiene que sacar todo a la luz para que consigan darle la condicional.

–No tienes derecho a llamarme así. Dame respuestas, que es a lo que he venido.

Mis palabras, como diría Duki, son pa' que las traguen, para que la' escuchen o pa' que las muerdan. Y eso es lo que pretendo ahora mismo con mi progenitora.

–¿Quieres que te confirme lo que ya sabes? – al no obtener respuesta ella opta por seguir –. Tomás Gallardo es tu padre. Biológico. Por eso le fue tan sencillo obtener la custodia. Demostró con eso que era tu padre y bueno, ahora estamos aquí.

No digo nada, solo espero a que siga con su testimonio.

–Conozco ese silencio, por lo que voy a seguir. Él y yo nos conocimos en Sevilla, fue un polvo de una noche y nunca volví a verle hasta que me detuvieron por primera vez en Granada. Creo que de eso te acuerdas.

Asiento levemente. Como para no hacerlo. Fue nada más y nada menos que en el bar de Matilda, uno de esos domingos en los que íbamos a comer churros, la única tradición familiar que tuve. Todo fue porque en su trabajo encontraron drogas y bueno, la pillaron. Era muy pequeña y apenas recuerdo nada, solo que fui con Diego, que también estaba en los domingos de churros, a casa de mi tía.

–Y luego pasó todo – doy por hecho que se refiere a aquel fatídico día –. Y él te vio. De inmediato pidió pruebas de genética porque todo encajaba. No me negué, al fin y al cabo, era el padre y tenía sus derechos. Y tampoco puse quejas cuando supe que vivirías con él. Te iba a dar la vida que tocaba.

No dije nada, dejé que hablara hasta que acabó todo su relato.

–Vale. Gracias por darme respuestas.

Me levanto. Tengo lo que quiero, respuestas sobre mi vida. Me levanto y voy hacia la puerta para irme, pero su voz me frena justo antes de abrir.

–¿Declararás a favor mío? – pregunta, mientras estoy con la mano apoyada en el pomo.

Me giro para mirarla.

–Creo que ya sabes la respuesta a eso, Rosario Beltrán.


xxx

Capítulo un poco corto, peero tranquilos. Se viene un poco de drama en este juicio, pero sobre todo mucho amor.

Con eso lo digo todo, espero que paseís un buen carnaval <3

ATENAS | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora