Un nuevo día daba comienzo y con el nuevo infierno para Capi. Sin poder pasar más tiempo sufriendo por la incomodidad del viejo colchón sobre el que cada noche intentaba dormir levanto apoyándose con su mano para quitar la desgastada sabana que usaba para intentar cobijarse, haciendo aun lado la cobija se movió cuidadosamente para quedar sentado en uno de los extremos del colchón, con una mano alcanzo los viejos tenis que usaba para no mantenerse descalzo.
Al ponerse el calzado tuvo la oportunidad de levantarse, dando media vuelta tomo con cuidado la sabana y la doblo con cuidado de no lastimarse, la dejo en un extremo del colchón, resignado a lo que pasaría se dirigió a la puerta y la abrió con cuidado.
Al hacerlo tuvo acceso al pasillo, un antiguo pero limpio pasillo que no mostraba señal alguna de polvo o telarañas, volteo hacia los lados antes de avanzar hacia el lado izquierdo del pasillo, mientras caminaba a paso lento por él podía notar como más personas en su situación, vistiendo solo con una playera de algodón liza y unos shorts de color negro únicamente apenas podían ocultar, algunas eran pequeñas y casi ni se notaban mientras que otras eran imposibles de esconder no tanto por el tamaño sino porque algunas parecían estar a punto de infectarse.
En su caso no era la excepción, contando con una en la parte baja de su espalda, en su abdomen, y en su brazo izquierdo siendo esta ultima la única visible.
Siguiendo con su recurrido finalmente llego al lugar indicado, unas escaleras de madera talladas que iban hasta abajo en una línea recta para descender y otra pasa ascender, ambas si bien jutas y compartiendo las mismas escaleras estas eran divididas por una barandilla de madera que al igual que las escaleras tenía múltiples detalles tallados a mano y que era mejor no tocar, bajo con cuidado y en orden junto a más personas que se le unían no solo para evitar problemas sino también para evitar lastimarse por algún rose o tropiezo sabiendo lo que les pasaría si se metían en problemas, tanto hombres como mujeres en ese lugar no había distinción, todos eran iguales y todos sufran sin importar que.
Al terminar se topó con la sala principal del lugar, un espacio increíblemente amplio dividido en dos secciones, la primera ubicada en la parte derecha del lugar que era el comedor, compuesto por una gran cocina de la cual solo se podía apreciar una barra con múltiples insertos para comida y una gran cantidad de mesas redondas con sillas para comer y la otra una sala con múltiples sillones mirando hacia una gran pantalla que ocupaba casi toda la pared que mostraba una imagen estética de alta calidad que mostraba claramente las reglas, mientras en el centro justo en el punto de unión en la pared había un par de puertas de plástico. Si bien a ambas secciones compartían la misma cantidad de espacio estas eran divididas por una cinta con un patrón de rayas negras y amarillas, ambas poseían una cosa en común, sus propias reglas y castigos y en cualquier caso eran realmente dolorosos.
Dejando eso de lado Capi solo se enfocó en el lugar, para su sorpresa este se encontraba completamente vacío, algo inusual, pero nada que lo perjudicara, a fin de cuentas, solo comería algo rápido y haría lo que se le ordenara para no meterse en problemas.
Caminando lento pero seguro hacia un lateral de la barra para hacer fila, no había sido el primero, pero si uno de ellos, algunos solo esperaban al costado de la fila esperando a que esta disminuyera un poco mientras que otros caminaron directamente hacia los sillones sin preocupaciones, en su caso poco le importaba lo que hicieran, pero si le interesaba que no se viera involucrado por los problemas que causaran. Ya estando a punto de llegar hacia la barra escucho algo que le helo la sangre, de un momento a otro el sonido de una puerta abriéndose hizo eco por todo el lugar, una mala señal.
Todos voltearon esperando que no fuera nada grave, eran un grupo formado por unos cinco guardias, todos armados y con cascos para proteger sus identidades a excepción de dos.
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Entre Criaturas (Capitán Gato x Harem)
Fiksi PenggemarCapitán Gato es un chico común y corriente, no es el más listo o el más fuerte, apenas y cuenta con un poco de fuerza de voluntad vive su vida con relativa tranquilidad encerrado a la espera de cumplir con su destino en la sociedad, sin embargo, tod...