Capítulo 35

128 10 0
                                    

Taehyung había salido de la casa de Jungkook, se sentía atravesado por una espada justo en medio del pecho, de nuevo se iba del lugar llorando, se arrepentía de haberse dejado llevar, creía que era un tonto al decidirse hacerle caso a sus sentimientos. Ya en otras ocasiones el menor le había hecho lo mismo.

Jungkook siempre se arrepentía de todo lo que pasaba con él. Se arrepintió la primera vez que se besaron, hasta se desapareció por más de una semana y no quiso contestar sus mensajes y llamadas. Luego hicieron el amor, y al despertar se encontró solo en el lugar abandonado otra vez. Va a su casa se besan y luego simplemente se arrepiente y dice que no debe pasar algo similar y que solo son amigos. Se besan de nuevo en la fiesta y Jungkook se va, se besan en el parque y van a su casa donde se besan de nuevo y al final le dice que mejor se vaya porque tiene que pensar.

Las cosas no son así, el amor no se piensa, el amor se siente... cuando una persona quiere a otra, simplemente la quiere, puede ser que tenga miedo, pero eso no significa que juegue con sus sentimientos de esa manera. Si bien es cierto el amor conlleva conciencia también, pero si no se está seguro de querer o no a alguien entonces simplemente no se juega.

Taehyung pensaba todas esas cosas mientras se acurrucaba fuera de la casa de Jungkook, no tenía fuerzas para caminar, a parte sus lágrimas no le dejaban ver nada en la oscuridad. Quería quedarse ahí hasta que todas sus lágrimas se secaran junto a sus sentimientos.

No sabía cuánto tiempo había pasado, pero comenzaba a sentir frío, así que decidió caminar hasta su casa. Mientras caminaba cambió de rumbo y decidió ir a buscar a Minho, no le diría nada en especial ya que no quería lastimarlo, quería desahogarse, dormir sin que nadie le pidiera explicaciones y en su casa eso sería imposible.

Caminó durante un tiempo, a veces se detenía unos minutos para limpiarse las lágrimas y recobrar el aliento. No iba corriendo, apenas iba a paso lento, pero el frio, el llanto y el dolor en el pecho le quitaban el aire y le hacían difícil la respiración. Llegó a una parada de autobús, se sentó en la banca y se quedó ahí por un tiempo. Lloraba sin consuelo y ya no le importaba si alguien lo veía raro o no.

Sacó su celular y el reloj marcaba las 11:30 de la noche. Una chica un tanto mayor que él llegó corriendo hasta la parada, se notaba precisa y un tanto preocupada. Taehyung la miró de reojo, ella sacó el celular, dándose cuenta que estaba totalmente descargado, se sentó en la banca y comenzó a quejarse en murmullos para ella misma. Eso le causó interés, talvez la chica tenía algún problema y él podía ayudarla.

- Disculpa Noona ¿estás bien?

La chica volvió a verlo, le pareció extraño que alguien le hablara de la nada, así que le dio un poco de temor, aunque al verlo no parecía alguien que la fuera a lastimar, al contrario, se veía realmente triste y desconsolado en ese lugar, por lo que el miedo se disipó. – Ehhmmmm la verdad no.

- ¿Puedo ayudarte en algo?

- Salí tarde del trabajo, no logré llegar a tomar el autobús que me lleva a casa, tengo frío y el celular para colmo de males se descargó y no tengo cómo llamar para que me vengan a recoger o para llamar a un transporte seguro.

- Toma mi celular, puedes hacer las llamadas que necesites, no te preocupes – le extendió el celular entregándoselo en las manos.

- Gracias, gracias – dijo haciendo varias reverencias. Se alejó e hizo las llamadas que necesitaba. Cuando volvió para entregar de regreso el celular, vio que Taehyung estaba sollozando. Esto le causó compasión, así que se sentó a su lado, le devolvió el celular y guardó un poco de silencio. Después de unos minutos decidió hablar - ¿y tú te encuentras bien?

Taehyung no respondió, solo seguía con la cabeza agachada escondida entre sus manos.

- ¿Te sientes mal? Yo también puedo ayudar, talvez quieres hablar y yo te escucho, es una buena manera de limpiar el corazón dolido. Cuando cuentas lo que te pasa, dejas ir un poco el dolor que te embarga.

El miedo de perderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora