Capítulo 64

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- Amor... Tae... despierta cariño...

- Ummmmmm no quiero Kookie... quiero dormir, mejor ven y abrázame, quiero estar a tu lado y dormir un poco más.

- Tengo mucha hambre Tae, todo el ejercicio de anoche me tiene sin energías, el cuerpo me duele también y creo que ya no hay un espacio de mi cuerpo que no tenga la marca de tus besos, tienes que consentirme y parte de eso es alimentarme.

- Conejito... ¿Me vas a decir que te has cansado amor?

- Pues el que esté ahorita sin energías no significa que no quiera seguir haciendo el amor contigo, pero también necesito comer para recuperarlas y continuar... apúrate, aliméntame... Taeeeeeee...

- Precioso, ahorita, solo ven un ratito, cinco minutos más

- Si no te levantas ahorita no te haré algo que quiero hacerte desde hace mucho... - se acercó a su oído y susurró - ¿No quieres que te haga un baile sensual?

Como movido por una fuerza externa, se levantó y dejó las sábanas a un lado mientras corría a cambiarse para poder ir a desayunar. Jungkook moría de la risa y de ternura de ver a su amado Tae correr como loco, con el pelo despeinado y los ojos semiabiertos, tropezando consigo mismo por la habitación.

- Listo! Vamos a comer rápido para venir lo más deprisa que podamos... no me aguanto por verte moverte solo para mí.

- Ok, pero ven, te voy a arreglar ese cabello tuyo – lo peinó con los dedos y luego dejó un beso dulce en sus labios. – Te amo Kim.

Habían bajado a desayunar, luego, a petición de Jungkook, salieron a caminar por la ciudad, el sabía que Tae amaba caminar y encontrar sitios hermosos donde poder contemplar el paisaje y tomar algunas fotografías. Había llevado consigo la cámara que le había regalado Jungkook, no la dejaba nunca, siempre la cargaba cuando se trataba de caminar o ir a conocer otros sitios, le gustaba recordar a través de las fotografías los momentos importantes de su vida.

Mientras caminaban se habían tomado de las manos, entrelazando sus dedos, se sentían realizados, totalmente felices, todo aquello parecía un sueño, al recordar cómo se habían conocido y todo por lo que habían pasado, se daban cuenta que aunque las cosas no eran fáciles, el amor que se tenían supo salir a flote y eso los motivaba a seguir adelante, saber que se pertenecían uno al otro, sin dejar de pertenecerse a sí mismos.

Al llegar al hotel, Taehyung abrazó por la espalda a Jungkook mientras besaba sus hombros, era el último día de su estancia y quería aprovechar al mil por ciento el tenerlo junto a él todo el día. Caminó con el menor de espaldas a él hasta llevarlo a la sala de estar, sin despegarse del contrario ni un solo momento.

- Tae... ¿qué haces?

- Mmmmmm besarte amor, saborear tu deliciosa piel – decía mientras dejaba húmedos besos y pequeños mordiscos en el cuello del menor.

- ¿Acaso te has vuelto adicto al sexo bebé? – Jungkook cerraba sus ojos y disfrutaba cada toque del mayor sobre su piel.

- Mmmmm no... - lo recostó sobre el sofá, mientras continuaba besándolo – soy adicto a tu cuerpo, soy adicto a tu boca, adicto a tu cuello, adicto a tu vientre, adicto a tu intimidad, a tu enloquecedora piel y a mi cuerpo dentro del tuyo, a tus manos sobre el mío, a tu olor, a sentirme completo cuando estás a mi lado... Esto no es sexo Jeon, tu y yo hacemos el amor y me vuelvo loco cada vez que te tengo cerca... - Cada frase era un beso, el primero dulce, el último demasiado sensual, invitando a iniciar un nuevo encuentro entre dos cuerpos y dos corazones que se amaban y necesitaban.

- Entonces bésame, cada milímetro de mi piel, acaríciame como se te antoje, hazme el amor, una, dos y mil veces más, porque yo estoy totalmente loco por ti, porque tu eres el amor de mi vida, tu me haces feliz, tú me complementas.

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Jungkook tomó la iniciativa esta vez, se separó de Taehyung dejando un beso sobre su frente – Aquí espérame Tae, no te vayas a mover de aquí – el mayor había hecho un gesto de afirmación, con una sonrisa pícara en el rostro. Jungkook fue a la habitación y se preparó. Había buscado la canción perfecta para lo que creía era el momento más vergonzoso y sensual de su vida.

Llegó donde estaba su novio y con las mejillas rojas como tomate, hizo sonar la canción Unholy de Sam Smith, comenzó a moverse al son de la música, de la forma más sensual que pudo, al principio se tapaba el rostro tras las manos, pero luego lo miró directamente a los ojos y una electricidad comenzó a recorrer todo su cuerpo, deseaba a Taehyung y quería ser deseable también para él, quería enloquecerlo de excitación, quería verlo dominado por las ansias de tenerlo, así que se le acercó, lo puso de pie y comenzó a rozar su cuerpo mientras hacía movimientos sugerentes.

Se quitó la camisa, desabrochando poco a poco cada botón, sabía que sus abdominales le encantaban a Taehyung, así que aprovechó a tomar sus manos para que lo tocara hasta llegar cerca de su intimidad para luego tirar su mano hacia un lado. El mayor no podía respirar adecuadamente, no podía quitar su mirada de su pequeño novio, que ahora le parecía el hombre más sensual del mundo. Desabrochó su pantalón para luego arreglárselas y quitárselo sin parecer torpe, la música continuaba y Jungkook comenzó a topar su trasero a la intimidad del contrario, lo tomó de las manos y las puso en sus caderas, moviéndolas circularmente, suave... para luego darse vuelta y tomarlo agresivamente contra su entrepierna.

Terminó por quitarse la ropa interior, se acercó despacio, como cuando un león va por su presa, aproximó sus labios al cuello del mayor para marcar un camino desde su cuello hasta su oreja con su cálido aliento. Taehyung cerraba los ojos, tragaba grueso, sentía que se derretía de placer con solo ese pequeño contacto. Cuando terminó la canción, Jungkook comenzó a besar la clavícula del mayor, aprovechando a desabrochar su pantalón, para luego terminar besando, succionando y dando pequeñas mordidas al miembro erecto de su novio.

Taehyung no soportaba más, su cuerpo reclamaba el perfecto cuerpo de su novio, así que lo tomó entre sus brazos y comenzó a besarlo hasta terminar haciendo el amor con todo el deseo del mundo. Estaba extasiado, le parecía increíble lo que acababa de suceder, estaba anonadado ante ese pequeño chico que tenía mil sorpresas que le encantaban. Lo amaba, a él, su persona. No amaba solo hacerle el amor, para Taehyung, Jungkook era la expresión misma del amor, podría vivir y morir por él, porque estaba demasiado enamorado y más que eso. El enamoramiento pasaba, pero lo que él sentía sabía que no lo volvería a sentir jamás.

Abrazó a su pequeño novio, quien al terminar todo el ritual se sentía completamente avergonzado, había sumergido su cara en el cuello del mayor y se negaba a salir de ahí. – Kookie, mírame mi vida, lo que has hecho ha sido lo más hermoso del mundo, me tienes atrapado, no puedo ni quiero alejarme de ti. Con razón te va tan bien en los musicales, mueves tu cuerpo de una manera gloriosa... mírame Jungkookie – levantó el rostro del menor y lo obligó a mirarlo a los ojos – ¡Te amo Jeon! No tengas pena, tu y yo somos uno solo, tenerme pena es como si te tuvieras pena tu mismo y eso jamás debe pasar. Gracias, gracias, gracias, te amo.

- Te amo mi vida, te amo mi dulce e insaciable Taehyung – y dando un beso corto en sus labios, lo abrazó para disfrutar de ese precioso momento en los brazos de su amor.

El miedo de perderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora