Creep

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Luka estaba en el borde de un abismo.

La vida nunca fue buena con él. No cuando fue un niño en una guerra ni cuando fue llamado la peor decisión del Real Madrid, y no ahora que tenía tanto gracias a sus propios esfuerzos y el apoyo de sus padres, porque estaba siendo empujado al vacío por sus propios sentimientos.

Sus padres, Luka amaba a sus padres, habían sacrificado demasiado para apoyarlo con sus sueños y él les pagaba defraudándoles, y aunque ellos no lo sabían todavía, toda su vida se convirtió en un reloj en retroceso que con el tiempo hará explotar una bomba que lo obligará a quemarse.

Y estaba este sentimiento de culpa ardiendo en su pecho y quemando sus nervios, todo porque le gustaba Sergio.

Sergio, Sergio Ramos, capitán de su equipo y probablemente el mejor amigo que había tenido nunca, la persona que probablemente Luka amaba más que a sí mismo y lo hacía feliz por horas. A Luka le gustaba Ramos y no era ninguna sorpresa, lo amaba como contar estrellas en un cielo despejado y el sentimiento creció en su corazón para quedarse. Fue algo que aumentó con la temporada, porque Sergio lo hizo sentir especial, amado y más de lo que veía en sí mismo, se sintió como el hogar que alguna vez perdió y sus mejillas dolían por sonreír cuando estaba con él.

No estaba bien, al menos no ante el Dios que sus padres le inculcaron que debía amar sobre todas las cosas.

Y es que crecer en una familia católica era un dilema para él, porque Dios lo había abandonado aquel día a los 6 años, Dios había muerto cuando el balón se convirtió en la distracción de un niño asustado de su propia realidad. Pero, aún así tuvo que ir a la iglesia y arrodillarse ante un Dios muerto, y ahora veía el muñeco de cerámica en la decoración de su casa fingiendo que no amaba a un chico más que a un ser en el que ni siquiera creía.

Porque Luka amaba más a Sergio que al Dios que los mismos humanos se dedicaron a matar.

Pero también amaba a sus padres y no importaba si las rodillas le dolían por pedirle perdón a su Dios por amar ni si mentía sobre usar el rosario dorado que debía llevar todos los días, porque sus padres le dieron todo aunque quedara nada. Así que dejó la idea de Dios reposar como un consuelo, porque el ser humano necesitaba algo en lo que creer para mantenerse de pie.

El anillo de plata ardía en su dedo como si estuviese fundiéndose sobre él, y sentía ganas de vomitar cuando hablaba con sus padres por teléfono, la idea de mentirle a todos lo hacía querer morir, porque al final del día solo se mentía a sí mismo. Pero Luka no puede evitar sonreír, aún quemándose por completo y sintiendo que se iba al infierno aunque no iba a ninguna parte, porque aquel anillo lo hizo desear ser especial.

Sergio lo hacía sentir cosas indescriptibles y se sentía tan bien ser amado, podría llorar de lo mucho que agradecía a Ramos en su vida y por todo lo que siente por él. Cris los llamó almas gemelas, él ni siquiera creía en esas cosas, realmente no creía en nada y por eso estaba de rodillas.

Cris era sin duda la segunda persona en la lista de amigos de Luka, ganándole a Gareth solo por una pequeña pero notoria diferencia; Cris lo mantenía lejos del vacío del abismo que parecía querer tragarlo y era la única persona que sabía sobre su pecado.

Cris era el consuelo que necesitaba, era quien lo escuchaba y no lo juzgaba, a quién corrió a mostrarle su anillo y a quién pidió ayuda cuando Sergio comenzó a evitarlo de la noche a la mañana. Era sin duda la calma para la tormenta en su cerebro.

Decirle a Cristiano que estaba enamorado de Sergio fue como arrancarse una carga en su espalda que no sabía que tenía, aunque no lo hizo sentir mucho mejor. Porque a pesar de todo el apoyo de su amigo y lo bien que se sentía amar y ser amado, Luka estaba asustado, asustado de sus padres, asustado de la sociedad y asustado de Dios, se estaba desgastando a sí mismo.

Perfecto || lukamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora