15. Capítulo extra

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ALEC

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ALEC

Discutir con Shelly es uno de mis pasatiempos favoritos, pasamos la mitad de nuestros días peleando por cualquier asunto sin importancia que se nos cruce en el camino para luego reírnos de ello, pero esta vez es diferente, no hay ni una pizca de gracia en mi sistema.

—Si no te quiere por lo que eres no vale la pena. De todos modos, ya no te ayudaré más.

—Alec, por favor...

—No, Shelly. —Dejo la pala a un lado y doy la vuelta para irme a casa.

No quiero atribuir mi reacción a los celos, porque sí estoy muy celoso de ese príncipe; sin embargo, realmente me molesta que Shelly intente ser una persona que no es para tener su atención. Detesto la imagen de ella pensando que tiene que cambiar para gustarle a alguien, cuando su personalidad es lo que la hace única y pone a cualquiera a sus pies...Bueno, al menos a mí.

No agarro mi celular por el resto de la mañana y la tarde, Shelly es muy insistente y sé que me llenará de mensajes, no quiero flaquear. Aun así, voy al centro comercial y la observo de lejos un par de minutos antes de dirigirme a una tienda en específico, en donde estoy aprendiendo a tejer. Leí el anuncio en el escaparate aquel día que me disfracé de elfo con Shelly, y pensé en hacerle un regalo.

No soy muy hábil con las manos me está costando un poco tejer el suéter, por lo que cada espacio de tiempo que poseo lo dedico al obsequio para poder terminarlo a tiempo.

Cuando salgo de la tienda Shelly está a pocos metros de mí, me saluda y tan rápido como puedo me giro y empiezo a alejarme. Ya no estoy tan enojado, sino que llevo en una bolsa el suéter que le estoy haciendo y conociéndola de alguna forma terminará en sus manos y arruinará mi sorpresa.

***

Que el señor Bone haya llamado a la puerta de mi casa me sorprendió, pero mi asombro se convirtió rápidamente en preocupación cuando supe la razón de su visita; Shelly no ha llegado a casa.

Son pasadas de las ocho de la noche y estoy muy seguro de que su turno en el trabajo terminó a las cinco, porque la vi y hui de ella. No ha pasado mucho tiempo; sin embargo, ella siempre avisa si llegará más tarde de lo usual, según me indica el señor Bone. Además, no contesta las llamadas ni mensajes.

El señor Bone vino a mí pensando que estaría aquí, pero se equivocó y ahora su preocupación también es la mía.

—Iré a buscarla, señor Bone, usted quédese en casa por si llega —digo tomando mi abrigo.

—Si la encuentras, llámame enseguida muchacho —pide.

—Sí, señor.

Tomo mi bicicleta y me apresuro a llegar al centro comercial. Le envío mensajes mientras recorro cada piso y cada tienda del inmenso lugar sin dar con ella. La idea de que esté con el príncipe llega a mi mente, pero no tengo certeza de ello, no responde los mensajes. A las diez de la noche recorro la plaza, los locales cercanos, algunos parques alejados del centro e incluso visito bares y callejones oscuros rogando al cielo no encontrarla ahí.

15 días y un deseo de Navidad - Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora