8. La mentita

21 3 1
                                    

Me resisto por remojar mi pedazo de rosca en el chocolate, no puedo verme como una chica sin clase, ya la he cagado lo suficiente los últimos días, tengo que lucir como una persona sofisticada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me resisto por remojar mi pedazo de rosca en el chocolate, no puedo verme como una chica sin clase, ya la he cagado lo suficiente los últimos días, tengo que lucir como una persona sofisticada.

Jaden ya ha empezado a envolver los regalos...o eso intenta, se nota que jamás ha hecho algo como esto, quiero reír porque no tiene idea de cómo cubrir el regalo y que luzca bonito.

—Su Alteza Real, no es necesario que realice esta actividad, nosotros podemos encargarnos. —El señor Mark intenta persuadirlo y me lanza una mirada discreta pero puedo distinguir un poco de desprecio en ella.

Me remuevo incómoda en el sillón y dejo la taza de chocolate en la bandeja. Quizá no debí proponerle envolver los regalos.

—No se preocupe, señor Mark, yo puedo hacerlo con la ayuda de Shelly. Puede retirarse, por favor —responde con suavidad, y al señor Mark no le queda otra que acatar su orden.

Cuando el señor Mark se va, me limito a observar a Jaden por un par de minutos antes de acercarme y sentarme a su lado.

—Soy excelente en tiro con arco, un buen esgrimista y nadador, juego básquet y también practico artes marciales, todas esas actividades me resultan sencillas a lado de...esto. Jamás pensé que envolver un regalo fuera tan complicado. —Expresa con tono frustrado y no puedo evitar reír.

No comento lo narcisista que se ha escuchado alabándose a sí mismo, así que río por un par de segundos más con su mirada fija en mí, y es ahí cuando recuerdo que mi risa no es la más delicada ni femenina, por lo que me detengo abruptamente y aclaro mi garganta.

¡Joder! Tengo que reírme de otra forma.

—Déjame enseñarte —consigo decir —, primero, mides el regalo para saber qué cantidad de papel cortar —indico y tomo un gran trozo de papel, hay de todos los colores y diseños.

Tomo un juguete y lo empiezo a envolver indicándole cómo puedo hacer los dobles para que se vea estético. Él me observa con atención y le sonrío cuando termino con el regalo.

—¡Ta-dan!

—Tengo una excelente maestra —comenta y río por lo bajo.

Continuamos con los demás juguetes, las primeras envolturas le quedan algo raras, sin embargo, después de la quinta son excelentes, incluso mejor que las mías. ¿Acaso hay algo en lo que no sea bueno?

—Shelly, ¿puedo preguntarte algo?

—Claro —respondo cortando un pedazo de cinta.

—¿Por qué tu casa no tiene adornos navideños? —Me detengo al escuchar su pregunta, no lo esperaba, sin embargo, no tengo problema con responder.

—A mamá le gustaba ver nuestra casa iluminada y colorida, a papá no mucho pero aceptaba porque mamá era feliz con eso, pero cuando ella murió botó todos los adornos que teníamos, y supongo que hay un pacto no hablado que mi madrastra respeta, pero mis hermanastras y yo si queremos decorar la casa. Aunque...no creo que le importe mucho ahora, pronto serán tres años de su muerte y estaba pensando en comprar lo necesario para revivir el espíritu navideño en casa.

15 días y un deseo de Navidad - Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora