2. El bote de basura

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—¡Por favor!

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—¡Por favor!

—No.

—Te pagarán.

—No.

—Por favor, por favor. Dime que sí, Alec. Te compro 2 chocolates calientes, 3 si quieres.

Mi intento de chantaje parece funcionar porque lo veo dudar, él ama el chocolate caliente. Estoy suplicándole que se disfrace conmigo de Elfo, le dije que me acompañara para que ayudara a arreglar y adornar todo antes del show, pero en realidad lo hice venir para que diéramos el show juntos y no pasar ridículo sola.

—¡Shelly! Me deberás más que 3 chocolates calientes —reclama entre dientes, rindiéndose.

Yo doy pequeños saltitos antes de abrazarlo.

—Sí, sí, no importa. Cámbiate rápido.

Yo ya llevo mi traje puesto, y como era de esperarse es un vestido verde con diseños en rojo junto a unas medias de franjas blancas y rojas, unos zapatos chistosos y orejitas de elfo en un gorro navideño.

Cuando Alec, sale con su traje, casi quiero reír, pero no estoy en condiciones de hacerlo, ya que me he de ver igual de ridícula que él. Me acerco para ponerle el gorrito de navidad, sin embargo, por mi estatura se me dificulta, así que Alec se agacha hasta quedar a mi altura, sonrío acomodando los mechones de su cabello para que el gorro no los cubra por completo y caigan algunos por su frente. Se lo ve tierno, ridículamente tierno.

—Shelly... —susurra y apenas me percato de nuestra cercanía.

—¿Uhm?

—Te ves linda... —expresa y yo lo miro a los ojos. Tiene sus momentos dulces.

—Aww, gracias.

—...con un moco en la nariz —Completa la frase y mi sonrisa se transforma en una mueca.

—¡Agh! Qué tonto eres, no caeré en tu broma. —Alec, estalla en risas.

—No es una broma.

—Andando, pronto es nuestro turno —ignoro su último comentario y me giro para caminar al escenario.

Aunque sé que es mentira, disimuladamente paso mi mano por mi nariz.

—Te vi.

—Idiota.

Antes de subir al escenario Alec besa mi mejilla de manera sonora, yo solo ruedo mis ojos.

Mientras los niños esperan a Santa Claus, el grupo de elfos quemamos su tiempo bailando y cantando villancicos. Alec, se sabe todas las canciones y las mini coreografías porque lo hice ir a los ensayos conmigo, y jamás se dio cuenta de que lo hacía a propósito.

Cuando el personaje más esperado por los niños llega, nos paramos a su lado sonriendo aparentando total felicidad, mientras niños berrinchudos reclaman por caramelos que amablemente tenemos que darles. Si no fuera por Alec, ya les hubiera lanzado los dulces a la cara. Él es mucho más paciente y amiguero, y yo pues... creo que mejor me quedaba el traje de Grinch.

15 días y un deseo de Navidad - Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora