✧ Vampire! Baji Keisuke.
La leyenda de un malévolo vampiro que vivía entre las penumbras, había sido desvelada una vez que Kanae se adentró en sus ruinas y se enredó con aquel azabache de ojos color avellana.
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La ventana de su habitación se encontraba abierta, permitiendo que la fresca ventisca entrara por esta misma y que hiciera mover las cortinas y los largos cabellos azabaches del ojimiel que estaba recargado en la orilla del ventanal, con sus brazos cruzados sobre su pecho y con su mirada fija en el firmamento. El color negro del cielo, acompañado de las diminutas estrellas y de la luna con forma de sonrisa le hicieron sentir embelesado ante el hermoso escenario que tenía frente a sus ojos. Mirar el cielo nocturno era algo que hacía desde que tenía memoria. Le fascinaba mirar las pequeñas estrellas titilantes y las diferentes fases de la luna, siempre sintiéndose extasiado ante la maravillosa vista que el vasto universo brindaba cada noche; porque después de todo, el cielo nocturno era el único que tenía la dicha de contemplar.
Salió de su ensimismamiento un rato después, y sacó su reloj de bolsillo para observar la hora que este marcaba, sintiéndose un poco extrañado al ver que ya pasaban de las 2 de la mañana; pues anteriormente había estado absorto en la lectura de un libro, y posteriormente mirando el cielo, que no se percató de la hora que era. Volvió a guardar el reloj en su bolsillo, y entonces se encaminó a su cama, lugar en el que se despojaría de sus atuendos. Sus manos se dirigieron a su camiseta blanca, dispuesto a desabotonarla; pero justo cuando estaba por hacerlo, un sonido muy peculiar e hipnotizante que provenía del salón principal hizo que detuviera sus movimientos abruptamente.
Acomodó nuevamente sus ropas, y entonces salió de su habitación sin hacer ruido, comenzando a caminar lentamente en silencio por el largo pasillo hasta llegar a las escaleras, en donde se detuvo y miró desde su posición hacia el salón principal. Kanae se encontraba sentada en el banquillo negro del piano, siendo iluminada solamente por la pequeña antorcha de la pared, haciendo lucir su cabello rojo, el cual se removía un poco con cada movimiento que ella hacía. Sus dedos tocaban con suavidad y destreza las teclas blancas y negras del piano, las cuales al ser presionadas con delicadeza, creaban aquella sutil y hermosa melodía que logró embelesar los oídos de Keisuke. Fue bajando lentamente las escaleras sin despegar su vista de la pelirroja, quien no había reparado en la presencia del azabache. Cuando Baji pisó los azulejos del salón, Kanae finalizó su pieza, dejando sus manos reposadas en el banquillo y su mirada fija en las teclas del piano.
—Eso fue hermoso —la repentina voz de Baji proveniente de sus espaldas hizo que Kanae diera un ligero brinco en su lugar.
Se giró un poco para verle—. Baji-san, no te escuché bajar —dijo mirándole—. ¿Acaso interrumpí tu sueño? Me disculpo si fue así —comentó apenada.
—Estaba despierto —aquello tranquilizó un poco a Kanae.
—¿Habré despertado a Chifuyu? —él negó.
—Cuando Chifuyu duerme, no hay nada en el mundo que pueda despertarlo salvo la luz del sol —ella rió un poco—. Nunca se había utilizado ese piano.
