𝟣𝟣: Monstruo

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CAPÍTULO 11:
Monstruo

El reflejo de la luna y las estrellas se encontraba pintado en el agua cristalina de la laguna, un tanto distorsionado por el ligero movimiento que el viento producía, creando así una pequeña corriente

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El reflejo de la luna y las estrellas se encontraba pintado en el agua cristalina de la laguna, un tanto distorsionado por el ligero movimiento que el viento producía, creando así una pequeña corriente. Los grillos cantaban y los árboles bailaban junto al viento, a la vez que la ligera neblina se movía al compás de la ventisca que aquella noche fue propinada. Aquel escenario que Baji tenía frente a sus ojos era uno de sus favoritos. Existían muchas cosas que lograban sacar de quicio al azabache, y pocas cosas que lograban hacerle sentir sosegado; y observar las maravillas que la naturaleza brindaba, era una de ellas. Sus brazos se encontraban cruzados a la altura de su pecho, cerró sus ojos e inspiró con fuerza el viento fresco, sintiendo cómo el aire removía su largo cabello negro y su capa del mismo color.

Los grillos continuaron con su cantar, y unos minutos después se les sumaron algunos cuervos que pasaron volando por encima de las copas de los árboles. Los animales nocturnos siempre se habían encargado de brindar maravillosas melodías que el ojimiel disfrutaba cuando se mantenía despierto a altas horas de la noche, tal y como había sucedido aquella vez. La serenidad de la que Baji estaba disfrutando se vio interrumpida en el momento en que sintió la presencia de alguien más, una presencia que al instante le hizo dibujar un mohín en su rostro y ponerle de mal humor sin siquiera haberle visto su cara.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Buenas noches para ti también —respondió tras haber reído un poco—. ¿Es que acaso no puedo venir a visitar a mi querido amigo? —sonrió con sorna.

—Tú y yo no somos amigos —respondió aún con sus ojos cerrados.

El contrario volvió a reír—. Cierto, tú no tienes amigos —dijo con diversión—. A veces suelo olvidar que tu único amigo ahora se encuentra...

—¿A qué has venido? —lo interrumpió abruptamente. Baji abrió sus ojos, y con su ceño fruncido se giró a mirar al otro azabache.

Él me mandó —respondió caminando hacia Keisuke—. Quiere saber si volverás con nosotros —se colocó a su lado.

Los dos se mantuvieron en silencio por un rato, escuchando solamente el sonido del agua y el lejano cantar de los grillos. La mirada de ambos se encontraba puesta en el agua de la laguna, como si aquello fuera lo más interesante en ese momento. La pregunta del de cabello negro había hecho suspirar con pesadez a Baji.

—¿Acaso no leyó mis cartas? Ya he dicho que no volveré —su cabello se movió con el viento, obstruyendo su vista.

—De acuerdo, entonces permíteme replantear lo que dije anteriormente —se cruzó de brazos—. Él quiere que vuelvas —movió su cabeza hacia un lado para observar al ojimiel.

—No —se negó nuevamente—. Les he dicho una infinidad de veces que no volveré a ese trabajo sucio —frunció su ceño con desagrado.

—¿Qué pasa, Baji? Al parecer tus colmillos han perdido su filo —se mofó y le sonrió con sorna.

Escarlata『 Baji Keisuke 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora