𝖮𝟧: Volver a casa

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CAPÍTULO 5:
Volver a casa.

Desde que había llegado al castillo, Kanae pasaba la mayor parte del tiempo encerrada en las 4 paredes de su habitación, exceptuando los momentos en que se dedicaba a los quehaceres domésticos, y a la hora de ingerir alimentos

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Desde que había llegado al castillo, Kanae pasaba la mayor parte del tiempo encerrada en las 4 paredes de su habitación, exceptuando los momentos en que se dedicaba a los quehaceres domésticos, y a la hora de ingerir alimentos. Fue por esa misma razón, que cuando logro salir del castillo y vio nuevamente la luz del sol junto con el paisaje que se encontraba alrededor, sintió una inmensa paz y felicidad. Cerró sus ojos, y dejó que el viento hiciera revolotear sus rojizos cabellos, a la vez que se permitió disfrutar del cantar de las aves, y del sonido que las hojas de los árboles emitían cada vez que el viento chocaba contra ellas.

El característico sonido del agua captó la atención de Kanae, quien casi al instante abrió sus ojos nuevamente, para comenzar a divagar por las afueras del castillo, tratando de encontrar el lugar del cual provenía aquel sonido. Se había encontrado en la necesidad de caminar por la parte trasera del castillo, y seguir su caminata unos cuantos metros más por un camino rodeado de árboles y flores, los cuales le condujeron hacia lo que parecía ser una laguna que estaba rodeada de vegetación y algunas piedras de gran tamaño. Sus ojos azules brillaron ante tan hermoso escenario que tenía frente a ella.

—Así que ya descubriste la laguna, ¿eh? —la voz de Chifuyu sobresaltó un poco a Kanae, quien se giró a mirar al rubio que ahora se encontraba a su lado.

—No sabía que cerca del castillo había un lugar tan hermoso como este —comentó, volviendo su vista al agua.

—Es el lugar favorito de Baji-san —Kanae enarcó una ceja, confundida—. Viene algunas veces por las noches, le gusta observar la luna desde aquí —la respuesta del rubio sorprendió a la pelirroja.

Ella no pensó que a Baji también le gustara observar la luna. Kanae, desde que era una infante, adoraba ver la luna y las estrellas por la ventana de su habitación, pues ella creía fielmente que las estrellas eran mágicas y que harían realidad cualquier deseo que les pidiese. Sonrió con algo de nostalgia al rememorar aquel recuerdo inocente de cuando era una niña.

—¿Quieres que vayamos al pueblo de una vez, Kanae? —la pregunta de Chifuyu la sacó de sus pensamientos.

—Claro, vayamos ya —le sonrió.

Ambos comenzaron a caminar nuevamente de regreso al castillo, solamente que esta vez no ingresaron a él, ahora pasaron por el frente y caminaron hacia la parte delantera del bosque. Los dos iban caminando en silencio, un silencio que no era para nada incómodo. Ambos se abstuvieron a disfrutar de la suave ventisca que los árboles les brindaban, así como también del sol que lograba colarse por entre las hojas de estos mismos. Kanae no se dio cuenta de lo rápido que pasó el tiempo, hasta que se percató de que ya se encontraban a las afueras del pueblo, motivo por el cual los dos decidieron detenerse antes de adentrarse entre el gentío.

—Hemos llegado —anunció Chifuyu—. ¿A qué lugar quieres ir exactamente? —miró a la pelirroja con curiosidad.

—Bueno... —rascó su nuca, nerviosa—. En realidad me gustaría ir a mi hogar, allí se encuentra todo lo que necesito —miró a Chifuyu—. ¿Te molesta si vamos para allá? —preguntó con amabilidad.

Escarlata『 Baji Keisuke 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora