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Xiao Zhan observó la seriedad y la tensión en el rostro de Yibo mientras conducía de camino al hospital, donde Huizi y Chuyue esperaban para ser trasladados al centro de rehabilitación. No había sido necesario que le pidiera que lo acompañara, él mismo se había prestado voluntario alegando que todavía no estaba en condiciones de conducir tras el fuerte porrazo que había recibido. Pero era consciente de que Yibo lo hacía porque sabía que para Zhan era importante que él estuviera a su lado en ese momento tan especial.

Sin embargo, puesto que no habían informado a Chuyue del papel que Yibo estaba jugando en la empresa y en su propia vida, su presencia allí hubiera quedado demasiado forzada, así que acordaron que esperaría en la cafetería tomándose un café, mientras Zhan ayudaba a Huizi a recoger las cosas de su hermano.

Era espectacular ver el avance en la recuperación de Chuyue. Prácticamente su dicción era ya correcta aunque todavía le quedaba un largo camino por recorrer en la recuperación del fortalecimiento de la masa muscular. Aún estaba débil, lo que le obligaba a ir la mayor parte del día en silla de ruedas. Pese a todo, ya era capaz de dar sus primeros pasos con el andador y de mover los brazos con agilidad. ¡Incluso ya comía solo!

En general, los médicos estaban satisfechos por su sorprendente evolución. Sin embargo, para Zhan no suponía una novedad; era muy consciente de la gran fortaleza y afán de superación de su hermano.

-¿Preparados para su excursión? -Se acercó a Chuyue y le dio un cariñoso abrazo-. Estás espléndido, hermanito.

Era la primera vez que lo veía sin la horrible bata blanca o sin su pijama de rayas grises desde que ingresó en el hospital. ¡Tenía un aspecto formidable! Nadie diría que acababa de salir de un coma.

Todavía quedaban señales de cansancio en su rostro, pero sus mejillas habían recobrando su color natural y sus ojos estaban más vivos, no tan hundidos y tristes como el primer día que despertó.

Todavía le impresionaba recordar aquel día; su rostro demacrado y asustado, asomándose sobre una masa inútil de carne, agua y huesos, con la mirada perdida y suplicante de ayuda. Jamás pensó que vería a Chuyue en ese estado de desesperación. Aquello fue incluso más traumático que cuando estaba en coma porque, en esta ocasión, podía adivinar la lucha interna que estaba librando su hermano en lo más profundo de su ser, consciente e impotente ante la parálisis.

Gracias a Dios, el tiempo y la fuerza de voluntad de Chuyue habían logrado suavizar esa esperpéntica imagen en favor del aspecto saludable que ahora mostraba. Se le veía otra persona distinta; esperanzada y dispuesta a seguir luchando con el único fin de retomar el rumbo de su vida.

-Pues tú estás hecho un asco -espetó su hermano-. ¿Qué diablos te ha pasado en la cara?

-No es nada, tropecé, me caí y me di un golpe en la frente -respondió, quitándole importancia-. Además, no todos podemos presumir de ser tan apuestos y elegantes como tú.

Aunque su hermano no había heredado la belleza indiscutible de su madre, su metro noventa, su buena planta le conferían un atractivo muy singular.

-No te burles, Zhan -protestó Chuyue-. ¡Odio ir sentado en esta cosa!

Se sentía frustrado por depender de los demás para todo, aún sabiendo que debía de estar agradecido por haber regresado a la vida cuando nadie apostaba por él. En cualquier caso, lo mejor de todo era poder sentir de nuevo el amor incondicional de su esposa que, desde que despertó, tan sólo se había separado de él para ir a casa a asearse y cambiarse de ropa.

En cuanto a su hermano, lo quería con todo su corazón pese a llevar vidas tan desiguales. Incluso ahora que era toda una persona, independiente y muy capaz, no dejaba de preocuparse por él cada día; especialmente por esa forma tan peculiar de relacionarse con lo sentimental. No dejaba de preguntarse si algún día encontraría el verdadero amor. A pesar de la obstinada negativa de Zhan por abrirle su corazón a una pareja, Chuyue tenía el convencimiento de que era capaz de amar con más pasión y entrega que muchas personas, precisamente por tratarse de alguien tan sensible, generoso y bondadoso; cualidades que desgraciadamente escaseaban en estos tiempos y que ni siquiera Zhan sabía que poseía.

Apuesta Peligrosa - Yizhan 🐇 🦁 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora