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  Shenzhen, Agosto de 2020

    Hacía un día precioso para salir a pasear, pero Xiao Zhan no podía dejar de pensar en todo lo que se le venía encima. ¡Cómo si no tuviera ya suficientes problemas!

    Se levantó del sofá y se asomó a la ventana. «Esto no puede estar pasando», pensó, en un vano intento por engañarse. Pero ya no le quedaban más excusas a las que agarrarse.

    Miró de reojo a su cuñada, que lo observaba sentada al otro extremo del salón, visiblemente preocupada. Tarde o temprano tendría que decírselo. Pero la cuestión era cómo hacerlo. ¿Cómo le dices a la mujer de tu hermano que la empresa que durante años ha pertenecido a la familia está a punto de pasar a las manos de un aprovechado oportunista de la competencia? Tenía el corazón en un puño.

    Y él era el único responsable. ¡En apenas seis meses había dejado que los sueños de su padre se fueran al carajo! Aquella carga pesaba como una gran losa de hormigón.

    «Diablos, soy escritor, no empresario. ¿Qué se suponía que debía haber hecho?»

    No había un ápice de mentira en aquella afirmación pero, aun así, los remordimientos lo estaban consumiendo.

    —Bueno, ¿vas a contarme qué te ocurre? Llevas más de una hora distraído y evitando mirarme a los ojos —preguntó Huizi, expectante. Por más que miraba a su gran amigo de la infancia, le costaba reconocerlo. Estaba mucho más delgado y demacrado. Pero era su rostro abatido lo que le confería un aspecto tan desolador.

    El joven se giró hacia ella, vacilante.

    —Se trata de la empresa.

    —¿Qué ha pasado? ¿Hay algún problema?

    Xiao Zhan sintió que el estómago se le encogía. O lo soltaba de golpe o sencillamente explotaría. Se armó de valor y comenzó con la explicación que tantas veces había reproducido mentalmente en su cabeza.

    —La empresa no va bien. Tenemos graves problemas económicos —dijo al fin—. La situación es crítica.

    —¿Tan mal van las cosas? —preguntó, alarmada.

    —Sí. Es muy probable que tengamos que vender.

    —¡¿Vender?! ¡Pero si es la empresa familiar!

    —¿Crees que no lo sé? —repuso con resignación—. Pero hemos recibido una buena oferta de Food Gourmet y Jackson insiste en que deberíamos aceptar ahora que la empresa todavía es atractiva para el mercado.

    —¿Y cómo hemos llegado a esta situación?

    —Ojalá lo supiera... —murmuró Xiao Zhan con tristeza—. Supongo que debido a un cúmulo de desafortunadas circunstancias. El caso es que varios pedidos no llegaron a tiempo y, ya sabes cómo es este negocio... Se dice que, desde que Chuyue no está al frente, todo ha cambiado. ¡A peor, claro!

    Lo cual, bien mirado, era cierto. En todo aquel tiempo había descubierto que no tenía ni puñetera idea de cómo dirigir una empresa.

    Si la noticia del grave estado de salud de su hermano fue como un mazazo, tener que hacerse cargo del negocio fue el detonante para disparar la angustia y la tensión que lo atenazaban desde entonces.

    Sabía que Huizi era incapaz de asumir ese papel, no tenía ni la formación ni las fuerzas suficientes para emprender aquella batalla. Sin embargo, se suponía que él estaría más familiarizado con el negocio. Aunque, por desgracia, nunca le prestó demasiada atención.

Apuesta Peligrosa - Yizhan 🐇 🦁 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora