Cuando despertó, lo primero que vio fue el rostro preocupado de Yibo al otro lado de la cama.
—Zhan, ¿puedes oírme? —preguntó su marido visiblemente afectado.
—Alto y claro —respondió con voz ahogada—. Pero, por lo que más quieras, baja la voz. Me va a estallar la cabeza de un momento a otro —aclaró, mientras se llevaba las manos a la cabeza.
Yibo y los demás suspiraron. Al menos, no parecía estar desorientado.
—Dime tu nombre.
—¿Es una broma? —repuso intentando incorporarse de la cama—. Yibo, ¿no creerás que vas a librarte de mí alegando amnesia? Pienso seguir dando guerra durante mucho tiempo.
Él lo abrazó, ya más relajado, y Zhan sintió que estaba a salvo.
—Oh, Zhan, nos has dado un buen susto —dijo SungJoo, con expresión de absoluto pavor—. ¡Vaya golpe!
—¿Puedes andar? —preguntó Yibo —. Te llevaré al hospital, te has dado un buen golpe. ¿Pero en qué demonios estabas pensando?
Zhan se encogió de hombros. Ya le explicaría lo ocurrido cuando estuviesen solos. Al menos estaba en casa, aunque no tenía la menor idea de cómo había llegado hasta allí.
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No fue hasta que volvieron del hospital, donde la radiografía reveló que Xiao Zhan no había sufrido más daños que los externos, que Yibo sintió deseos de estrangularlo por ser tan insensato. Durante el trayecto al hospital su esposo le había informado del accidentado paseo y cómo creyó que alguien lo seguía. Ahora nunca lo sabrían.
Estaba realmente cabreado con él. ¿Por qué diablos tenía que ser tan impulsivo? Si él no hubiese salido a buscarlo, ahora todavía se encontraría tirado en el suelo o, sabe Dios, lo que podría haberlo sucedido en manos de ese ser perverso. Al llegar la hora de la cena y no verlo por ninguna parte de la casa, se extrañó y le preguntó a Choi si sabía dónde podía encontrarlo. Este le informó de que había salido hacía más de una hora, pero como su coche seguía allí aparcado, era obvio que se había ido andando. Entonces decidió salir en su busca y, nada más doblar la primera esquina, vio cómo Xiao Zhan tropezaba y caía.
—Pero cómo se te ocurrió salir, ¡y sin escolta! Eres un idiota—le gritó, ya en el dormitorio.
Hasta ahora, el temor por lo que podría haberle sucedido le había mantenido ocupado, pero ahora que tenía la certeza de que Zhan estaba relativamente bien, descargó la furia contenida contra él. No deseaba otra cosa que darle una buena reprimenda por haberse comportado de manera tan temeraria. Si algo le ocurriese, él se moriría.
—¿Es que no ves lo que podría haberte ocurrido? ¿Y si no llego a estar yo ahí? ¿Y si realmente te seguía ese tipo? ¡Podría haberte matado!
Zhan sacudió la cabeza, consciente de que cada una de aquellas afirmaciones eran ciertas. No tenía excusa ni argumentos para rebatirle y sí un buen dolor de cabeza.
—Lo siento, fui un estúpido —convino, sin la menor intención de discutir.
—¡Creí haberte advertido de que era peligroso salir de noche!
—Cuando salí todavía no había oscurecido —dijo, en un vago intento de justificar su estupidez. Cerró los ojos y se tocó el golpe de la frente. La cabeza amenazaba con explotar—. Me entretuve, eso es todo. No volverá a ocurrir.
—Maldita sea, Xiao Zhan. Te has comportado como un irresponsable suicida. —Sus ojos lo miraban con reproche, pero con la ternura de un enamorado—. ¿Es que no te das cuenta de que te podría haber ocurrido algo terrible? Ese tipo no tiene escrúpulos y si muchas ganas de deshacerse de algunos de nosotros.
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Apuesta Peligrosa - Yizhan 🐇 🦁
Fanfic¿Puede un matrimonio de conveniencia echar por tierra las convicciones de toda una vida? Xiao Zhan es un escritor independiente e inteligente, con una nula capacidad para los compromisos, que, por un giro inesperado del destino, se ve obligado a tom...