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Zhan estaba muy nervioso. Por fin había llegado el tan temible «día de la boda».

Miró a su alrededor. No podía creer que fuera a dar aquel paso. Sin embargo, allí estaba, rodeado de flores en el hotel donde estaba previsto que se celebrase la ceremonia.

Afortunadamente, y dado el crítico estado de salud de Chuyue, no parecía que nadie se hubiera sorprendido por la rapidez y sobriedad del acto. Incluso estaban de acuerdo en que era lo más lógico que, en lugar de una gran boda con multitud de invitados y alegría, todo quedara reducido a una discreta ceremonia con la única asistencia de los allegados más íntimos y que el viaje de luna de miel se aplazara hasta que las aguas volvieran a su cauce.

En la explanada del aparcamiento vio a Zhao Lei, que acababa de llegar con tiempo suficiente para no perderse ni un solo segundo de la ceremonia. Salía de su espectacular descapotable y estaba elegantemente vestido. Zhan sonrió al recordar la cara de su editor cuando le dijo que iba a casarse.

Lei se había quedado atónito. Al principio no podía creérselo; pensó que se trataba de una broma pesada, pero cuando Huizi le confirmó que era cierto y que él y Yibo estaban muy enamorados, terminó por asumirlo.

Luego, como siempre hacía, había dado la vuelta a la situación y había encontrado la parte buena a todo aquello. Así que, después de asimilar que, por fin, iba a tener la oportunidad de ver a su amigo casándose —algo por lo que jamás hubiera apostado ni un solo yuan a tenor de su fracasada trayectoria amorosa—, había decidido que este enamoramiento, como mínimo, sería bueno para dar rienda suelta a su imaginación de escritor romántico.

Sin embargo, para Zhan había sido muy duro mentir a Lei, pero debía acatar la imposición de Yibo de que sólo Jackson, Huizi y ellos dos conocieran los verdaderos motivos de este enlace. Aun así consideraba que era una deslealtad para con alguien a quien conocía de toda la vida. Por ello tenía que hacer verdaderos esfuerzos para que el editor no descubriese que su matrimonio era una farsa y, lo que era aún peor, que no había escrito ni una sola palabra de su nuevo libro. Es más, ni siquiera tenía pensada la trama.

Lei había sido muy paciente debido a las circunstancias tan dramáticas que estaba atravesando pero, ¿hasta cuándo sería tan comprensivo? Se conocían desde niños y, hasta el día de hoy, habían conservado esa profunda amistad. Incluso ahora, que cada uno tenía su propia vida y no se veían con la frecuencia que desearían, cuando lo hacían se palpaba la estrecha relación que mantenían.

No sabía qué hora era, pero ya debía de faltar poco. Las manillas del elegante reloj que Zhan había elegido para la ocasión señalaban, casi, el mediodía. Tenía que prepararse para la ceremonia. Dio media vuelta y entró en el hotel. Había un par de habitaciones que el hotel puso a disposición de los novios que elegían aquel escenario para celebrar su boda.

Se trataba de una ceremonia civil, en la que el juez les leyó los artículos del código civil que les convirtió en esposos, intercambiando las alianzas de oro blanco que habían escogido para la ocasión, con sus nombres y la fecha —Cinco de Septiembre— serigrafiados en su interior.

Estaba hecho. Se había casado con Wang Yibo.

Miró a Yibo, que estaba vestido con un traje oscuro y una camisa blanca, perfectamente combinado con una corbata michi. Mientras que él había optado también por un traje oscuro pero con diferente modelo de corbata. No cabía duda de que, como mínimo, hacían una pareja espectacular. Los dos eran guapos y elegantes.

 Los dos eran guapos y elegantes

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Apuesta Peligrosa - Yizhan 🐇 🦁 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora