cinco ・゚゚・。

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—¿Te sientes mejor? —preguntó Memo una vez ambos se quedaron solos de nuevo. Sus cachorros ya se habían ido, por lo que ahora se encontraban tan solo con la presencia del otro en aquella habitación. 

—Sí, creo que los supresores por fin están haciendo efecto —rió.

—Me alegro de saberlo, estaba preocupado —expuso, sonriéndole al omega. 

—Muchas gracias por ayudarme —dijo, mirando como Guillermo tan solo asentía en su dirección—. Lo digo posta. Creo que ningún otro alfa haría lo que hiciste vos. No me hiciste nada ni te aprovechaste de mi a pesar de que era fácil hacerlo, y encima te preocupaste por mi y te mantuviste despierto solo para saber si estaba bien. Enserio estoy muy agradecido, Guille —expresó, dándole una mirada sincera que solo hizo que el portero se pusiera nervioso. 

—No es nada Leo. Me preocupas, no importa que no nos conozcamos tanto, no podía dejar que sufrieras tu celo solo —comentó, poniéndose rojo al instante en que se dio cuenta lo que implicaba su comentario—. Quiero decir, estabas vulnerable y necesitabas ayuda, no iba a aprovecharme de eso, yo solo... Yo solo quería asegurarme de que estuvieras bien, de que te sintieras protegido. 

Ahora ambos se encontraban algo sonrojados. Guillermo se sentía sumamente nervioso, quería que el argentino supiera que lo quería y se preocupaba por él, pero simplemente no podía confesarle su amor tan fácil. Estaba seguro de que lo espantaría. ¿Tal vez ya estaba revelando demasiado? 

—Sos muy lindo —le sonrió, aumentando el rojo en la cara de Francisco—. Igual, que vergüenza, boludo. Me puse re mal ayer, perdona si te incomode. Te juro que no soy así, pero las hormonas me alteraron un montón, nunca me pasa. 

—No pasa nada Leo, es algo natural y no debes avergonzarte por ello —le tranquilizo, dedicándole una sonrisa—. Un omega siempre debería de sentirse seguro en caso de entrar en celo, no avergonzado o atemorizado de que alguien se aproveche.

—Es lo que siempre le he dicho a Mile, odiaría que se sintiera mal por algo que es tan natural como los celos —coincidió, acomodándose mejor en la cama, para dejar de estar recostado. 

—Si me permites decirlo, eres muy buena mamá Leo —halagó—. Milena de verdad es una cachorra excepcional. Fue la que más estuvo al pendiente de ti —confesó, riendo bajito. 

No lo decía solo para quedar bien con el delantero, sino que realmente le había parecido admirable la manera en la que su hija se hizo responsable por cuidar y monitorear que su madre se encontrará bien. Además, no mentiría que estaba emocionado por hablar de sus cachorros.

Había intentado tener una relación con otras personas en el pasado y el tema de ser papá soltero le representaba una dificultad para mantenerlas. Siempre se espantaban cuando sabían que tenía un cachorro, o decían que no les importaba que tuviera un hijo, pero era claro como se sentían al respecto cuando parecían querer alejar al pequeño niño de la vida de su padre.

No culpaba a Hirving por su desafortunada vida amorosa, sino que se sentía mal de saber la clase de personas que habían por ahí. Así que sentir que con Lionel podía hablar de su cachorro y que esto sería algo agradable, le entusiasmaba. 

—Mile es la mejor cachorra que pueda haber, es la más lista, linda y amable. La quiero un montón a la nena —afirmó, sintiéndose orgulloso de nombrar las cualidades de su hija—. Hirving también es un pibe excepcional. Se porto re bien conmigo. Kevin y Diego también, los tres son re lindos —agregó. 

—Son un relajo, pero también son buenos chicos —asintió sonriente. 

Continuaron hablando de sus cachorros, sintiéndose felices de poder contarle al otro sobre esos momentos especiales con sus hijos. ¿Y por qué no? También compartieron algunas anécdotas algo vergonzosas para sus cachorros, pero que significaban mucho para ellos. 

❝𝐂𝐎𝐍𝐍𝐄𝐂𝐓𝐈𝐎𝐍❞ ; mechoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora