IX

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(Capítulo con escenas +18)

Despertaba por periodos cortos de tiempo, pero no duraba mucho consciente, lo primero que decía cada que habría los ojos era una pregunta, siempre la misma.

— ¿Y mi bebé? — Buscaba tenerlo en brazos antes de volver a cerrar los ojos y sucumbir a las altas fiebres.

Habían pasado días y Rhayna ni siquiera sabía cuál era el nombre de su propio hijo, el bebé de dorado cabello ya no respiraba tan bien como al inicio y su temperatura era todo lo contrario a la de su madre, teniendo un cuerpo frío y áspero.

Cuando pasó una semana el campamento ya debía retirarse pero no podían transportar a la Princesa y al pequeño Lord en su estado, por lo que atrasaron la retirada y solo los grandes señores se marcharon.

Empezó a mantenerse cada vez más tiempo lúcida, y Jason aprovechaba para informarle sobre el bebé mientras los sirvientes le daban de comer — Es un niño — Dijo en un susurro la primera vez que duró el suficiente tiempo despierta como para escuchar respuesta a su pregunta — Por lo que le puse el nombre que elegimos, nuestro hijo se llama Taryan y tiene mi cabello.

— ¿Donde está? Quiero verlo.

— No has comido en días, el Maestre dice que es esencial que comas antes de verlo.

— ¿Cómo está? ¿Qué sucede?

Rhaenyra estaba en la puerta, escuchando a través de la delgada tela — Él es muy pequeño, pesó apenas un kilo al nacer... el Maestre no está seguro que pueda vivir por mucho tiempo — Informó tomando fuertemente su mano antes de rodearla con sus brazos y acunar su rostro cuando sus ojos se cristalizaron.

— Quiero verlo, quiero cargarlo... necesito hacerlo — Suplicó, pero Jason la logró convencer de que comiera.

Volvió a desmayarse antes de poder cargarlo, la siguiente vez que se despertó lo hizo cuando Rhaenyra estaba a su lado, su cabeza sobre la cama y su respiración tan tranquila le hizo saber al instante que estaba dormida.

Era de noche por lo que observó, peinó su cabello hasta que se despertó — Rhayna — Susurró al verla, abrazándola al instante.

— ¿Dónde está Taryan?

Los ojos de Rhaenyra guiaron la visión de su hermana hasta la cuna de madera en una esquina de su habitación, había un sirviente y dos parteras a su lado, cuidando de él.

— Ha mejorado, la leche de cabra lo ha hecho subir de peso, pero el Maestre cree que mejoraría aún más con la tuya.

— Tráelo, por favor — Pidió, apretando su mano y mirándola a los ojos con súplica.

Rhaenyra asintió y se paró, caminando hacia él con lentitud, cuando estuvo frente a la cuna dió un respiro y con todo el cuidado del mundo lo tomó en brazos, ya no estaba tan frío como antes, pero no era la temperatura que un bebé debía tener.

Caminó con incluso mucha más lentitud que antes, meciendo levemente al bebé, puede que sus rasgos no estuvieran bien marcados, se notaba que le había faltado ese par de lunas de desarrollo, pero aún detrás de eso lograba ver los rasgos valyrios de su hermana, su nariz era idéntica a la de Rhayna.

Sonrió, por tanto rencor y enojo no había podido disfrutar del hecho de que era Tía, su hermosa y terca Rhayna había tenido dos bellísimos bebés, y no podía amarlos más, se lo dió con tanto cuidado que parecía que estuvieran agarrando el cristal más delgado y frágil de los siete reinos.

La pequeña cabeza de Taryan quedó a la perfección en el pecho de su madre, sus delgados y diminutos cabellos rubios la hicieron sonreír, el bebé poco a poco abrió sus ojos y sin preverlo lágrimas calientes empezaron a caer sobre su hijo, se limpió rápidamente, sus ojos eran verdes, sin duda se parecía a su padre, un Lannister con todo el peso de la palabra.

DEMONIO BLANCO • Rhaenyra x OC x Daemon •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora