Introspección.

224 16 3
                                    

El último día de clases siempre era el más ansiado por todos, el inicio de un periodo de descanso y, en algunos casos, fiestas sin control, algo usual en los adolescentes que ya se consideraban casi unos adultos y más si se trataban de jóvenes nacidos en South Park, el pueblo donde todo podía pasar sin embargo, para Craig Tucker, aquel día sólo suponía que dejaría de ver a su chico dorado con la compañía de su grupo de amigos durante la mayor parte de la semana.

- Mierda - la mañana tampoco lo recibía de la mejor forma.

Se sabía que era catalogado por casi todos como un nerd amargado que sacaba el dedo medio a la mínima provocación y las mañanas solo lo volvían aún más irritable, al punto de que no era raro que le mostrara gesto al sol de la mañana por molestarlo con su brillo (así fuera su culpa haber olvidado cerrar las cortinas la noche anterior por quedarse hablando con Tweek hasta caer dormido).

Levantarse de la cama tras escuchar su alarma no fue complicado, ni siquiera ir a tomar una ducha o prepararse un desayuno rápido para antes de ir a la escuela, lo realmente difícil era salir a la calle e ir en busca del chico que enloquecía su corazón.

Caminar a casa de Tweek ya era parte de su rutina diaria, algo casi tan natural como respirar, un calmado paseo que lo ayudaba a reflexionar, hacer un repaso mental de sus tareas y, últimamente, visitar cierto rincón que yacía olvidado en su corazón. Aquel espacio destinado al romance que ahora lo hacía sentir como un verdadero imbécil, es decir ¿Cómo es que, después de tantos años, no había notado que su corazon ya le pertenecía al chico con quien había forzado una relación por culpa de todo el pueblo? Es decir, siempre se preocupaba por su bienestar, pensaba en él cada vez que algo malo ocurría y tenía la urgencia de contarle cada mínimo detalle que fuera relevante en su vida... si tan solo le hubieran explicado que aquellas sensaciones describían lo que era el amor ahora no estaría atrapado entre la espada y la pared.

Por años se había envuelto en una maraña de acuerdos y "mentiras" con tal de mantener al pueblo contento, el preocuparse por alguien que no fuera él mismo ya se había vuelto una costumbre y no tenía referencias anteriores para deducir que aquello era amor, se sentía como un idiota porque... todos esos sentimientos comenzaron a surgir desde que Tweek le dijo que quería reparar todo lo que le hiciera daño, por primera vez alguien había visto debajo de su fachada de idiota insensible y se preocupó genuinamemte por su sentir, no lo supo en ese instante pero aquella muestra de interés solo fue el inicio de todo el amor que ahora lo invadía.

Como una bola de nieve fuera de control, creciendo y amenazando con derrumbar las barreras de su corazón.

Y ojalá todo se hubiese quedado en esas palabras, en una vana promesa al calor del momento, tal vez de esa forma las cosas no habrían escalado ni llegado a ese punto... pero no, Tweek tenía que llegar a su vida como el meteorito que mató a los dinosaurios, fuerte, contundente y veloz, llegó ahí para cambiar todo su mundo y llenarlo de nueva vida tras destruir todas sus preconcepciones del amor y las relaciones.

Primero fue el interés por sus pasatiempos; mandarle cada meme, imagen o dato que pudiera ser de interés para él, luego llegaron los postres y pequeños obsequios esporádicos, ¡Ni siquiera se los daba solo en las ocasiones especiales! ¡Era todo el tiempo y sin avisar! ¿Cómo debería tomarse todo eso? Incluso lo había acompañado en el pequeño funeral de Strype 3 y ahora ambos eran "padres" de otro cobayo... su vida jamás había sido tan interesante y plena.

Llevó ambas manos a su confiable chuyo para acomodar este sobre su cabeza, en realidad aquella prenda ahora era su mejor herramienta puesto que, cada vez que se sonrojaba, este podía ocultarlo y bueno, sonaría algo extraño pero Craig Tucker no solía tener las mejillas rojas, no, la vergüenza siempre invadía la punta de sus orejas... si alguien se enteraba de ello estaría muerto.

Aquel veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora