N/SS
Todos saben de mi TDAH, saben de mi insomnio o de mis horrendas pesadillas cuando lograba dormir, saben de mis constantes ataques de ansiedad, también saben que no puedo estar en un solo lugar, ni siquiera en mi cama.
Pero no sabía que podía tener paz, alguna vez, no sabía que podía dormir tranquilo y muy profundamente, no sabía que siendo humano podría tener mi propia ancla, no sabía que podía enamorarme de alguien que no fuera Lydia, hay cosas que las encuentro muy lejanas e imposibles para mí, cosas de las cuales hoy en día poseo y todavía no me la creo y espero con temor a despertar de este sueño tan hermoso y regresar a una horrible realidad.
Sobre todo el miedo de despertar y que él no me amé ahí, que Derek no me ame.
—Stiles —Sus voz cuando pronuncia mi nombre es tan dulce, eso hace que deje mis pensamientos y regrese a la realidad, y le veo. —¿Cariño, en qué piensas? —veo la preocupación en sus ojos, seguramente huele mi cambio de humor, no se lo puedo ocultar, pero eso que acabo de pensar es muy doloroso para mí.
—Cosas que no me gustan —Digo muy sincero, sé que no le puedo ocultar nada, tampoco quiero hacerlo.
—¿Quieres hablar de ello? — habla calmado mientras me mira con su rostro calmado, para luego dirigir su mirada al libro que estaba leyendo hace unos momentos atrás.
—Aun no estoy listo, cuando sea el momento serás el primero en saberlo —le sonreí, el solo murmuro en asentimiento, luego dejó su libro en la mesa frente a nosotros y se deslizó más cerca de mi, se abrazó a mí, yo me acurruqué en su pecho y los dos disfrutamos de los últimos rayos del sol sentados así en aquella banca en nuestro porche.
Lo mejor vino después, después de disfrutar la tarde y después una deliciosa cena, si lo mejor vino después de eso.
Derek se recostó en nuestra gran cama mientras lee su nuevo libro, esperándome vestido únicamente con un pantalón de pijama. Ahora amo la hora de dormir, es lo que añoro durante todo el día, a qué llegue esta hora.
—Estas pensando mucho otra vez —dejó su libro en la mesa de noche.
—Sabes que es mi pasatiempo favorito —el se ríe mostrando sus dientes, sus hermosos dientes.
—Los sé, pero escucho tus sentidos trabajar como hace tiempo no los escuchaba trabajar —me mira, y ahora entiendo —así era la intensidad de tus pensamientos cuando estabas en tu etapa adolescente.
—Lo que me recuerda que me empotrabas en la pared cómo si quisieras que fuera parte de ella —lo miro tratando de lucir enojado.
—¡Era la única forma de que no tuvieras un ataque de pánico! —se levanta de la cama —cuándo piensa las cosas demasiado y tus sentidos trabajar más de su límite entras en crisis, por eso trataba de hacer que te concentraras en otra cosa.
—Lo entiendo, pero esto es diferente, no estoy pensado en nada estresante, nada tan malo como para entrar en crisis —le sonrío. Se sienta en la cama y me mira. —¿Qué? —digo nervioso por alguna razón.
—Ya es hora de ir a la cama —hace un puchero tratando de lucir enojado pero luce malditamente tierno.
—Bueno —me rió y me acerco a él, lo abrazo y me acurruco en su hombro escondiendo mi rostro en su cuello. El nos arrastra a los dos al centro de la cama —alexa, apaga todas las luces —se apaga las luces y ambos quedamos a oscuras, Derek se duerme primero como siempre, pero yo no tardó mucho tiempo en seguirlo.
Así acurrucado duermo tan de maravilla, ni yo mismo me la creo, jamás pensé dormir así, recuerdo que ni siquiera podía ponerme en una posición correcta si dormía con alguien más, recuerdo las beses en las que dormí con Malia y yo siempre amanecía fuera de la cama únicamente con mi manta y mi almohada.
Junto a Derek puedo tener un sueño perfecto, puedo dormir más que en paz, sobre todo no me da ansiedad si lo abrazo, no hay un mal efecto, dormir con él es simplemente perfecto.
Amo a Derek, amo las noches junto a él, amo lo seguro que me siento entre sus brazos, amo que a pesar que hayamos discutido antes de ir a la cama, él siempre llega y me abraza y yo por más enojado que esté siempre le cedo su lugar en nuestra cama.
Cuando ninguno de los dos puede dormir no ponemos a hablar de como él sigue siendo el mismo gruñón de siempre, incluso sigue poniendo su cara sería durante horas, pero siempre sonríe cuando saco mi lado sarcástico y hago una guerra de monólogos con cualquier persona.
Hay noches en las que antes de dormir salimos a nuestro balcón a tomar cerveza mientras recordamos la época donde nos conocimos y nuestras lecciones de vida y lo que aprendimos uno al lado del otro.
¿Saben que es lo mejor de mis mañanas?
No?
Pues les cuento.
Derek siempre se despierta primero, se va a la cocina y prepara huevos rancheros, tocino y prepara un delicioso café, luego sube a la habitación y me despierta con besos por toda mi cara.
Luego me lleva cargando hacia la cocina y me deja en una de las sillas del des ayunador, mientras me cuenta sobre algún sueño muy bonito que tuvo o si Cora o Peter le escribieron para pedir un favor otra vez, yo solo lo escucho muy atento, esperando mi turno para relatar algún sueño que tuve o le dedico cualquier poesía de las que en un principio me fueron obligadas a aprender pero desde que lo tengo a él me dan ganas de dedicarle un libro de poesías solo para él.
—¿Entonces, dormiste bien? —todas las mañanas me hace esa misma pregunta, y yo le respondo:
—Si, como todas las noches desde que té tengo.
—Y así será por un largo rato, me tendrás contigo para siempre, pegado a ti como una garrapata.
—Seras la garrapata más linda de todas.
Lo besó con todo el cariño y amor que le puedo ofrecer, todo mi amor para él, el guardián de mis sueños.