Dos.

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Los muchachos llegaron a la vivienda de Lisandro, y en el interior de esta los chicos se encontraron con la madre de él y sus hermanitos menores que eran mellizos, al parecer la señora de la casa tenía su día franco, y Lisandro aprovechó eso para salir de joda ya que de lo contrario muy probablemente no saldría por hacerse cargo y cuidar a sus hermanitos, los cuales no traían problemas pero no podía dejar a niños de 10 años sin la supervisión de alguien más responsable.

Antony y Nahuel inmediatamente se pusieron a hablar con la ya tan conocida mamá de Lisandro, la cual inmediatamente que los vio les ofreció tomar mate.

— Ma, hoy salgo, así que capaz me quedo a dormir en lo de Tony. —le avisaba a su madre antes de tomarse el mate que esta le estaba dando.—

— ¿En lo de Antony otra vez? ya puedo dar por asumido que es tu novio entonces

— Y... que no te extrañe, Silvita querida... —dice Nahuel irónico soltando una risita.—

— ¿No te enteraste que ya estoy casado con tu hijo, Silvia? —le sigue el juego Antony, que permanecía al lado de Lisandro y tomó a este de sus mejillas para apretarlas.—

Todos rieron, era una broma común en el círculo íntimo de Lisandro, ya que ambos amigos eran inseparables desde el momento que se conocieron. Usualmente Lisandro era así con cualquiera que considerara su amigo, también era pegado a Nahuel y Nicolás, pero con Antony parecían ser hermanos gemelos. Antony era tratado un familiar más, y lo mismo era con Lisandro en la familia de Antony.

Lisandro le charló un poco sobre su día a sus amigos y su madre sobre algunas curiosidades de la escuela aquella mañana y también sobre su jornada laboral. Cuando vio la hora y la creyó ideal para ya bañarse invitó a sus amigos a que vayan a esperarlo en su habitación mientras él se duchaba. Ellos sin dudar acataron las palabras de su amigo.

Media hora más tarde Licha volvió a aparecer al campo de visión de sus amigos aunque ahora con un corte en su mejilla producto de un error al afeitarse mal. Mientras tanto sus amigos mataban el tiempo uno boludeando en la computadora de escritorio de Lisandro y el otro boludeaba con su celular acostado en la cama ajena.

— Fiu fiu... ¿Hoy va a picar mi pollo? —chifló Nahuel cuando llegó Lisandro nuevamente a la habitación.—

Lisandro tan sólo vestía sus bóxers y tenía la toalla colgada en su hombro, incluso aún caían gotas de su cabello las cuales descendían por su torso, espalda y brazos.

— Ojalá sea con tu hermana —contesta rápidamente Lisandro para burlarse de Nahuel.—

Ambos empezaron a desafiarse a una pelea física en modo de juego, y mientras tanto Antony se reía de sus amigos desde la cama.

Después de la simulación de "pelea", Lisandro volvió a lo suyo. Terminó de secarse, especialmente su cabello el cual sacudía con la toalla de camino a su ropero en busca de algo para ponerse, aunque en su mente ya tenía una idea en mente que estuvo pensando en la ducha.
Lisandro era demasiado ordenado así que no le costó mucho encontrar las prendas que buscaba, y no tardó en vestirse. Se puso frente al espejo para terminar de arreglarse, y fue en ese momento que Antony se levantó después de buscar en el cajón de la mesita de luz las curitas que sabía que el más bajo guardaba allí. Se acercó hasta donde él, Lisandro entendió la intención y fue por eso que se limpió con una servilleta la sangre que le chorreaba de la herida. Antony después de eso le puso la curita muy concentrado como si fuera una ciencia exacta.

— ¿Qué pasa? ¿Te gusto que me miras tanto, salame? —atacaba Lisandro a su amigo que lo estaba mirando.—

— Obvio, te dedico todas mis pajas, enano. —respondía rápidamente Antony sarcástico.—

Inexplicable. [Cuti & Licha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora