Seis.

775 120 25
                                    



Un fin de semana tortuoso para Cristian, que no pensó en ningún momento que sería de esa manera. Se le repetía en loop la imagen de Lisandro. Nunca había tenido la oportunidad de tocarlo tan directamente, y haber tenido aquel agarre tan directo y cargado de ira lo tenía mal, muy mal. Principalmente porque no dejaba de pensar en lo lindo que se vio y sintió, fue un agarre considerado violento, pero no realmente ya que no fue accionado para generar algún tipo de daño, más bien para verse amenazante y con eso Cuti cayó en cuenta que Lisandro ni se inmutó.

Cuti tuvo la oportunidad de ver a Licha en su lugar de trabajo el sábado, pero incluso desde lejos no lo vio igual, ni siquiera atendía a las señoras mayores con su característica simpatía. El domingo se ofreció a hacer los mandados que solía por costumbre hacer su madre, la sorpresa de ella fue bien recibida y le hizo una lista a su hijo de las cosas que debía comprar. Cuti se excusó con que lo hacía por ser un buen hijo, la realidad es que no sabía por qué, pero necesitaba volver a ver y hablar aunque sea una sola palabra con Lisandro.

Al llegar se cruzó con Sonny nuevamente en la caja, pero extrañamente después de muchos meses, no le importó en lo más mínimo. Lo saludó por pura cordialidad, pero su objetivo estaba en otro sector del supermercado. De camino fue agarrando las cosas que le había puesto en la lista su madre en el canasto, y no fue hasta llegar al sector de refrigeración, donde se encontraba la carnicería, que lo vio. Otra vez no estaba sonriendo, Cuti ya lo había observado lo suficiente como para saber que algo iba mal, algo le pasaba. ¿Fue por su pelea? no lo creía realista, dudaba que le haya importado lo suficiente a Lisandro como para llegar a afectarle a su estado de ánimo durante dos días.

Cuti se acercó hasta las exhibidoras, había dos personas delante de suya, y sólo estaba atendiendo Lisandro, y aparte estaba otro que se encargaba de pesar y etiquetar. Cuti no sabía de donde le nacía estar preocupado por la persona que le caía mal, además de que no tenía ningún indicio sobre si realmente le pasaba algo, pero su presentimiento le hacía accionar.

— Hola... —saludó Cuti cuando fue su momento, llegando a apoyarse un poco en el mostrador.—

— Hola. —dijo Lisandro secamente al momento de levantar su vista para encontrarse con la de Cuti.— ¿Qué buscabas?

'A vos' respondió internamente Cristian, luego se castigaría lo suficiente mentalmente por ello, pero no podía mentirse tanto si efectivamente accedió a hacer las compras de su madre solamente para tener, al menos, un panorama de Lisandro ese día. Lo vía distante, tendría sentido si fuera únicamente con él, pero pudo darse una idea con los clientes que estaban delante de él en la cola que no era personal. Lisandro no era así, de eso estaba seguro. Se lo veía cansado, como si no hubiera dormido lo suficiente, y no tenía en sus ojos ni en su aura en particular las mismas cargas energéticas, Cuti podía odiarlo pero percibía esas cosas.

— ¿Cristian? —preguntó Lisandro llamando su atención. Cuti ni se había dado cuenta que se había sumergido en su mundo, o mas bien en los ojos de Lisandro.—

— Eeeeh si, me estoy acordando qué me pidieron que lleve. —mintió y fingió pensar un poquito mas para que se coman su acting.— Pollo. —dijo como si se le hubiera caído la idea mágicamente.—

— ¿Pollo? —cuestionó Lisandro casi que burlesco.— ¿Entero o trozado?

Lisandro se alejó para buscar lo pedido, y Cuti lo siguió con su mirada.

— Entero. —respondió rápidamente.—

Lisandro simplemente tomó el pollo, lo embolsó y se lo pasó a su compañero para que lo pesara y etiquetara con el precio, peso y código de barras.

— ¿Algo más?

—No, nada más. Gracias...

— Gracias a vos. Nos vemos mañana. —respondió Lisandro.—

Inexplicable. [Cuti & Licha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora