Nueve.

730 115 30
                                    



Cristian esa noche se fue a dormir, y aunque le cueste reconocerlo, demasiado feliz. La media sonrisa que se le formaba en su rostro cuando recordaba los momentos que vivió esa mañana con Lisandro no las podía comparar en lo mas mínimo con las interacciones y las charlas o pequeñas salidas que tenía con Son. Se sentía tan raro y demasiado incapaz de aceptarlo, aún así sus amigos por el grupo de Whatsapp lo llenaron de preguntas por una Historia que subió Lisandro en Instagram. Era un video corto pero que mostraba el resultado en el fifa 7-3 y las puteadas de Cuti de fondo.

— ¿Quién era el tipo que estaba con vos en la puerta de la escuela? ¿Lo conoces? —preguntaba Cuti sumamente curioso aunque su vista seguía clavada y atenta a la pantalla porque Lisandro le concedió la revancha.

Lisandro se rió, pero no era una risa genuina ni que connotaba alegría, más bien era todo lo contrario. Amarga e irónica, y Cuti se lamentó internamente por su curiosidad, y esperaba con todas sus fuerzas que no cause un enfado o una reacción no tan buena decisión Lisandro para con él.

— Lamentablemente sí, lo conozco bastante bien. —dijo en un tono que hasta parecía escupir las palabras con resentimiento.— Era mi viejo. Se apareció para hacer el númerito de siempre, no tiene nada mejor que hacer y su vida es tan miserable que se le hace imposible pasar página y superar que su hijo varón le salió maricón.

El tono de voz tan herido y amargo que usaba Lisandro le llegaba a poner los pelos de punta a Cristian, quien con tan sólo esa breve declaración y descargó del más bajo entendió todo o en realidad gran parte de la historia.

— ¿Te viene acosando así desde hace mucho? —cuestiona Cuti, pausando el juego para acercarse a Lisandro.

— Siempre busca la manera de aparecer, hace unos años era llamándome o mandándome mensajes, y ahora se las ingenia para increparme cuando me encuentra solo. Parece como si le diera placer y disfruta de seguir basureándome.

A Cristian esas palabras le llegaron a lo más profundo de su corazón, logrando que se rompiera. Su empatía caracterizaba muchas veces su personalidad, y esto no iba a ser la excepción, principalmente porque se dio cuenta horas atrás de que Lisandro no era lo que él creía o de obligaba a creer que era. La situación no lo integraba porque jamás pasó por algo así, de hecho, a sus padres siempre les desinteresó por completo como llevaba él su sexualidad, pero podía imaginarse lo que
sería aguantar los maltratos y el hostigamiento de alguien tan referencial como un padre, y él en los zapatos de Lisandro no sabía cómo llevaría algo como eso, o como se reflejaría en su día a día, o inclusive en su persona. Aún así le sorprendía porque juraba que Lisandro era de los más alegres y carismáticos en el grupo de sus amigos, hasta le podía ganar la pulseada a Enzo.

— Uno no elige los padres que le tocan, lamentablemente a vos te toco uno muy limado de la cabeza, pero espero que vos no te hagas responsable por eso porque no tenes la culpa, y a él no le tendría que importar que te encante la pija...

Lisandro levantó su vista para encontrarse con la de Cristian, no se podía creer lo que acababa de soltar Cuti y eso lo hizo estallar de risa. Cuti también se rió con él, especialmente porque su objetivo era sacarle aquella expresión áspera y agria de su rostro, y obtuvo resultado así que fue efectivo ser un pelotudo.

Y ese día fue fundamental para su relación. Lisandro y Cuti habían intercambiado números y también comenzaron a seguirse, por lo que el diálogo extraescolar se garantizaba con esas simples acciones.

La semana transcurrió como todas, pero ahora el detalle estaba en que la sanción para ambos por haberse escapado de la escuela fue quedarse después de hora ayudando en la biblioteca y también cumpliendo con trabajos prácticos de literatura.
Cristian todavía le recriminaba a Lisandro lo lento que fue en el momento de escapar, aunque en el fondo también lo agradecía porque bancarse a la vieja de la biblioteca solo y además haciendo trabajos prácticos... no iba a llegar vivo al final del mes. Al menos ahora con Lisandro tenía compañía y risas aseguradas.

Pese a que su relación con Martínez crecía poco a poco y cada vez más, eso nunca significó algún tipo de acercamiento con Antony. Y eso Lisandro lo notaba porque cada vez que el brasilero aparecía en el radar, Cuti desaparecía por completo hasta que se iba. Si bien Lisandro no le parecía mal ni tampoco le molestaba, le parecía curioso e intrigante.

Ahora ambos están hace poco más de media hora completando las absurdas preguntas del trabajo práctico que era acerca de un texto que les enviaron, estaban escuchando música y disfrutando de su compañía mientras hablaban de alguna que otra tontería y también sobre las respuestas del trabajo. Trataban de hacerlo lo más rápido y sencillo posible para tener un poco más de tiempo al pedo, aunque no podían salir de la institución pasada la hora y media.

— ¿Por qué te cae tan mal Tony? no lo entiendo... —Soltó Lisandro. No se podía no sacar la duda.

— ¿Antonio? —cuestiona en tono burlesco por el nombre que le puso Cuti.— La cara de pelotudo que tiene lo vende, y me molesta. Y también se comió a la novia de mi amigo, y a mí mucho no me cabe esa de los que se comen a la novia de otros... o sea le sumas eso y la cara de pelotudo y ya es un combo que imposible de tratar.

Lisandro se reía, y no porque estuviera puteando a su amigo, más bien por la manera que tenía de expresarse Cristian.

— Que pelotudez... —se quejaba Lisandro.—  te das cuenta de que no fue al único que se comió esa noche la piba esa, ¿no? —cuestionó Licha con una ceja levantada y morándolo fijamente a los ojos.

— Acepta que tu amiguito brazuca me cae como el orto y listo, no quieras hacer de intermediario porque ahí sí te voy a pegar una voleo en el orto —dijo Cuti fingiendo amabilidad pero en un tono irónico que hacía reír a Lisandro.

— Ta' bien, hace lo que te pinte, pero sos un resentido del orto cordobés boludo.

Y de esa manera volvían a empezar las peleas entre ellos, aunque eran únicamente para mofar al otro.

— ¡Ah! no te conté. —llamó la atención Cristian rápidamente cuando se acordó.— Se metió un gatito en el patio de mi casa y no se quiso ir más, además parece que se encariñó conmigo así que ahora es parte de la familia. —contaba orgulloso Cuti, sacando su celular para enseñarle las fotos.

Lisandro pegó hombro con hombro, pegándose a él para mirar las imágenes en aquella pantalla de teléfono. Muriéndose de ternura cada vez que pasaba de foto en foto.

— Yo siempre quise tener un gatito, pero mi vieja nunca me dejó porque es una ortiva de mierda... —mencionaba casi decepcionado Lisandro.

— Anda a casa cuando puedas y así lo conoces. —sugirió Romero mirando a los ojos de Licha que automáticamente se le iluminaron por aquello.

Custodia compartida.

A Cristian se le movió todo cuando apreció eso, principalmente también porque tampoco se percató de lo cerca que habían estado todo ese tiempo. De auto reflejo se reincorporó rápidamente queriendo pasar página mentalmente de eso, sabía que no se le iba a olvidar esa imagen pero siempre lo intentaba, como también la imagen que se repetía en su cabeza de la piel desnuda y pálida de Lisandro. Se tenía que preparar para la orquesta de voces en su cabeza que en la noche lo torturaban con una persona en particular, la única que no podía odiar, aunque se había esforzado en hacerlo

Y no pudo.

...










































Capítulo breve pero bueno, al menos ahora Cuti lo soporta y se le va desatando la cadena

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Capítulo breve pero bueno, al menos ahora Cuti lo soporta y se le va desatando la cadena.
besitoss reinas.

Inexplicable. [Cuti & Licha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora