Cuatro.

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Las horas de clases habían pasado, si Cuti se ponía a juzgar, realmente se le había hecho corto el día, aunque todavía faltaba la hora de educación física, la cual Enzo venía rompiendo tanto los huevos desde que llegó, no se quejaba porque estaba acostumbrado, era la historia de todos los lunes. Si Cuti sacaba conclusiones por las cosas que había presenciado en ese rato podía decir que todo lo que gire en torno a Lisandro le generaba dudas, todo era un misterio. Con Rodrigo tuvo charlas previas a salir del aula en cada recreo, al igual que con Sonny, y básicamente todo el salón porque parecía ser que todos estaban intrigados de la manera en la que él cayó en el voleo y lo cambiaron. Si se tenía que quedar con algo es que con todos era igual de gentil y atento.

Lisandro se asoció rápido con Enzo, principalmente con él aunque Paulo poco a poco no se iba quedando atrás, Cuti por su parte seguía marcando cierta distancia y desaprobación de manera indirecta.
Lisandro cada vez que tocaba el timbre y pisaba un pie fuera del aula ya estaba volviendo a juntarse con sus amigos. Cuti diría que era lo normal y lo de siempre, pero ahí se equivocaba, porque ahora el que se iba acercando poco a poco era Enzo a ellos, y a juzgar por la imagen que veía desde uno de los banquillos del patio, Enzo jodia con ellos como si se conocieran desde hacía años, y realmente a Cuti no le sorprendía, Enzo es una persona extrovertida y si a eso le sumamos que ya se les había sumado en la joda del otro día y la había pasado bien entonces aún más.

Cuti acumulaba bronca. Bronca que no les iba a expresar porque sabía que sería un plantel de pibito inmaduro, entonces no le tocaba otra cosa que aguantarse y tragar el veneno. Quería cagar a piñas a Enzo por estar jodiendo tan tranquilo y de amigos con Antony, y con el resto, pero él marcaba la diferencia con uno en particular, y a los demás los metía en la misma. Su filosofía para estos casos era "si tenés amigos soretes, entonces vos también lo sos." aunque ahora Paulo lo estuviera calmando y tratando de cambiar su chip frente a esa situación.



Finalmente llegó la última hora de la jornada, y no era nada más y nada menos que la hora de educación física. A todos les venía de diez puntos porque así no tenían que aguantarse el olor inmundo que se generaba en el salón de tantas personas en un lugar cerrado emanando transpiración a litros por segundos.
Como lo esperaba, cuando los otros (los mejores amigos) pudieron dar con Lisandro no dudaron en acercarse.

— Ojo con lo qué haces, gato. Hace cinco minutos eras uno de nosotros. —advierte Otamendi.—

— Que rompe pija, gordo. No te persigas. —responde inmediatamente Lisandro.—

Sus amigos se rieron y actuando "ofendidos" le empezaron a dar pellizcos y golpes a Lisandro, algo así como una patota.

— ¡Eh eh! Dejen a mi nuevo pollito tranquilo, giles. No sean envidiosos. —decía llegando Enzo para defender a Lisandro.—

— Decile a tu pollito que hoy lo velamos por traidor, que se vaya despidiendo de todos. —dice Nahuel haciéndole señas a Lisandro como si le fuera a cortar la cabeza.—

— Raja de acá, boludazo, primero te hago mierda yo a vos.

— Agora temos que jogar com o Tomás na sua posição,¡¡E ELE JOGAVA VÔLEI COM AS MENINAS!! —se quejaba dramático y alterado Antony que recién iba llegando y ya estaba sacudiendo el rostro de Lisandro con sus manos.—

Todos en la ronda rieron, principalmente porque que Antony hablara en su lengua natal lo hacía el doble de cómico.

— Perdóname, Tony. Hoy me toca cogerte a vos y a todo tu cursito de morondanga, me chupan la pija todos —responde sonriente y sobrado Lisandro, ganándose la aprobación y orgullo de Enzo, y el enojo de sus amigos.—

Inexplicable. [Cuti & Licha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora