𝘢 𝘥𝘳𝘢𝘨𝘰𝘯'𝘴 𝘮𝘢𝘨𝘪𝘤 | luckity

2. infancia

— Puedo jurar por mi hermano y por mi familia que lo vi, Rubius. No estoy jugando — dijo Luzu a su amigo a la mañana siguiente.

— No jodas Luzu, lo que dices no tiene sentido. Tu y yo bien sabemos que no se pueden ni domar ni montar a los dragones, son bestias sin control.

Ambos estaban teniendo una conversación en el dormitorio del rubio, al día siguiente del día donde los dragones habían saqueado Karmaland y en donde Luzu había tenido su encuentro con el furia nocturna y el misterioso jinete de dragones.

— Lo que debiste haber visto fue un civil siendo secuestrado por el dragón, para luego comérselo seguramente — dijo con cierta impotencia Rubius.

— No, porque de haber sido así, el civil estaría en las garras del dragón, gritando y suplicando por ayuda, en cambio, esa persona lo estaba montando con total tranquilidad como si el furia nocturna fuera, no se, un caballo. Además, los dragones nunca se llevan gente, solo cerdos, vacas u ovejas.

— No. Son capaces de llevarse gente también, en especial ese puto furia nocturna — dijo con cierta rabia el rubio, apretando sus puños con furia.

— Eh, Rubius.... — empezó el castaño, notando el comportamiento de su amigo. Luzu sabia que, si su amigo apretaba los puños de esa manera, algo lo estaba molestando — ¿Hay algo que quieras contarme?

Rubius suspiro.

— Supongo que si. Es que esto que me estas contando, me hace acordar a algo que me pasó en la niñez. La principal razón por la cual me convertí en cazador de dragones, de hecho.

— Soy todo oídos — sonrió con calidez Luzu, sentándose a su lado en la cama.

Rubius miró por la ventana que había en aquel cuarto con inseguridad, pero finalmente comenzó a hablar.

—Cuando era niño, conocí a otro chico un poco menor que yo, el cual era realmente amable y divertido, pero sostenía una opinión muy equivocada. Él pensaba que si nosotros no atacábamos a los dragones y compartíamos nuestra comida, ellos tampoco nos iban a atacar a nosotros. En resumen pensaba que había que aprender a convivir. Estaba tan convencido de eso, que por un momento me lo hizo creer a mi también. Sin embargo, en un saqueo, el orfanato donde él vivía fue quemado en llamas. Nadie fue murió quemado aquel día, excepto él. Yo vi con mis propios ojos como el furia nocturna de mierda quemaba el hogar de ese chico, y se lo llevaba volando. Aun recuerdo sus gritos... — Luzu vio como los ojos del rubio se ponían llorosos — Era muy joven y bueno para morir así, devorado por las criaturas que él pensaba con tanta seguridad que eran de confianza.

El castaño no pudo decir ni hacer nada mas que abrazar a su amigo. Él claramente no sabia nada de esto. Al conocerlo, Luzu simplemente pensó que Rubius se quería convertir en cazador para conquistar muchas chicas y chicos y para verse y sentirse "cool". Que equivocado que estaba.

— Él... ¿Era muy amigo tuyo? — preguntó.

— No tanto, solo estudiábamos en el mismo colegio pero había almorzado algunas veces con él, y era realmente bueno. Yo quería ser su amigo hasta que... sucedió lo que sucedió — respondió Rubius, limpiándose las lagrimas que amenazaban con salir. — Lo que quiero decir, es que no insistas con esto del jinete de dragones, Luzu. Los dragones son monstruos de mierda y jamás podrán ser controlados o domesticados. Ni tampoco se lo menciones a nadie mas ¿Oíste? Al chico de la historia que te acabo de contar lo acosaban mucho por pensar esto de los dragones. No quiero que te hagan lo mismo.

— Okey, okey...

— No, hablo en serio. Promete que el jinete muere aquí y hoy, con nosotros.

— Lo prometo — obviamente Luzu iba a romper su promesa. No iba a descansar hasta encontrar al jinete de dragones y al furia nocturna para así probarle a Rubius que no estaba loco.

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