22. Noche y granate.

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El grupo volador era encabezado por Luna y por Luzu, quien tenia un miedo enorme, sino llegaba a destino a tiempo todo, absolutamente todo, se iría a la mierda. Y Quackity....

Quackity había lastimado a un dragón por él, demostrándole que, a pesar de las mentiras, aun lo quería, y Luzu estaba dispuesto a evitar mil guerras mas para mantener ese amor. Claro, si lograba evitar esta primera ahora.

Todos estaban tensos de forma notoria, excepto Luna. La furia luminosa era incluso mas rápida que Chimuelo, o tal vez la desesperación para salvar su hogar la obligaban a seguir adelante, volaba con una rapidez difícil de seguir para los otros dragones. En sus grandes ojos celestes se reflejaba una inmensa determinación.

Hablando de los otros dragones, sus jinetes no estaban para nada tranquilos tampoco. Era su primer vuelo, y Luzu no les había querido decir nada para no aumentar sus nervios, pero había escuchado a Quackity decir que el primero vuelo es el mas importante si de ser un jinete de dragones se trataba, ya que ese era el momento en donde el dragón se daba cuenta si eligió bien o mal a su jinete.

Cualquier clase de pensamiento que Luzu estaba teniendo se vio interrumpido cuando a lo lejos, se pudo divisar una enorme neblina.

—¿No es una tormenta? — pregunto Mangel.

— No exactamente — respondió Luzu, y la dragona al ver la niebla, aumento su velocidad, obligando al resto a seguirla.

⋇⊶⊰❣⊱⊷⋇

Al ver a los vigilantes salir de sus escondites, Quackity tembló. Los cazadores se agruparon y empezaron a desembarcar las catapultas, mientras los tiradores derribaban con sus redes a algunos dragones, pero ningún hachero conseguía cortarles la cabeza cuando tocaban piso, porque enseguida luego de que un dragón era derribado, venia uno atrás para defenderlo y para liberarlo, los vigilantes tenían su propia estrategia también.

Sin embargo, la guerra aun no había comenzado. Esa comenzaría cuando los kelkus se transformen en ikrans de vuelta, listos para defender el hogar por el cual su dueño se había sacrificado, y cuando el alfa saliera a defender su reino.

De repente, los vigilantes se reagruparon y dieron su ataque. Con sus grandes bocas de fuego, prendieron fuego todos los barcos, los cazadores que aun permanecían en estos se tiraban al mar para salvarse, pero Quackity y Chimuelo, encadenados, no podían hacer eso.

Cuando las grandes bocanadas de fuego los rodearon, el jinete miro a su compañero. El dragón no sufriría daños ya que su piel era anti calor, pero Quackity no tenia puesto su traje de jinete fabricado con las escamas de dragón que se les salía a algunas especies; aun tenia puesto el traje azul. No seria capaz de aguantar el calor, si las llamas lo alcanzaban, moriría quemado.

Ambos parecieron darse cuenta de eso. Chimuelo intento con desesperación en exceso liberarse pero era imposible, era como si cuanto mas luchara contra las cadenas, mas apretadas estas se volverían.

— Amigo, basta. — suplicó el humano, con un hilo de voz. — Basta, Chimuelo. Basta.

El dragón lo miro, y sus grandes ojos verdes se pusieron llorosos.

— Oh — rio Quackity, de forma triste, sintió como una llamarada de fuego se acercaba a su pierna, quemándola levemente. — No sabia que los dragones pueden llorar, sigo aprendiendo cosas al parecer.

Chimuelo trato de liberarse de vuelta, pero era absolutamente imposible.

— Chimuelo, tú sobrevivirás a esto. No dejes que el legado de jinetes muera conmigo. Elige otro, y olvídate de mi, para esta pesadilla. — susurró, de forma calmada el pelinegro.

𝘢 𝘥𝘳𝘢𝘨𝘰𝘯'𝘴 𝘮𝘢𝘨𝘪𝘤 | luckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora