𝘢 𝘥𝘳𝘢𝘨𝘰𝘯'𝘴 𝘮𝘢𝘨𝘪𝘤 | luckity

5. Encuentro

— ¡Un brindis en honor a Luzu Vlogs, el asesino de furias nocturnas! — dijo Vegetta, gritando y agitando su copa de sidra.

Luzu se encontraba en una fiesta que había sido preparada en su honor y se sentía mas dichoso que nunca.

Con lo chismosos que eran Juan y Mangel, no paso poco tiempo antes de que todo Karmaland hablara de Luzu Vlogs, el cazador novato que había asesinado al peligroso furia nocturna.

Incluso Willy y Vegeta habían organizado esa gran fiesta. Willy había sido el mentor de Luzu por mucho tiempo y Vegeta era su orgulloso hermano mayor, claramente ambos eran los que estaban más orgullosos del muchacho.

— Si papá y mamá se hubieran enterado, estarían malditamente orgullosos de ti, hermanito. — le dijo Vegetta al castaño mas tarde esa noche.

Ambos se encontraron solos, en el balcón de su cabaña, un poco alejados de la fiesta, la cual se encontraron en el jardín.

— ¿De verdad lo crees? — preguntó con los ojos llorosos el menor.

— ¿Qué si lo creo? Es un hecho, Luzu.

El joven sonrió levemente, mientras miraba al horizonte, pensativo. Su hermano lo notó.

— ¿En que tanto piensas, enano?

Luzu suspiró.

— Revisé el bosque y los lugares cercanos a donde vi caer al furia nocturna, pero no encontré su cadaver.

— ¿Crees que sigue vivo?

— No lo se, espero que no. Sabes que no siempre los dragones mueren con la caída, Vegetta. Además, este no es un dragón cualquiera. Y.... bueno, también afectaría un poco mi orgullo si después de tanta fiesta y festejo la bestia sigue viva.

— No sobrepienses hermano, si la criatura sigue viva nadie te dirá nada. Con lo rápido que es ese dragón, derribarlo ya es un logro. Sin contar que, si lo derribaste una vez, lo puedes hacer por segunda vez también.

— Si... supongo que si. Gracias Vegge.

-—Para eso esta la familia — sonrió el mayor.

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Luzu estaba revisando el bosque de nuevo.

No tenia un buen presentimiento. Él sabia que ese dragón sigue vivo.

Sin contar que... No podía dejar de pensar en el jinete.

En caso de que haya montado al furia nocturna aquella noche ¿Seguía vivo? ¿O justo esa noche decidió montar otro dragón?

Solo lo sabría si encontraba el cadaver que tanto había estado buscando.

Además, Luzu creía que la cabeza de una furia nocturna arriba de la chimenea se iba a ver bastante bien.

Caminó por horas solo por zonas que él ya conocía, para no perderse. Hasta que decidió que si caminaba por lugares en los que ya había estado no llegaría lejos en su misión.

Así que se alejó del sendero y caminó bosque adentro.

Caminó por veinte minutos y estaba a punto de vencerse por el cansancio cuando noto algo que no había visto antes.

Arboles doblados y derribados y una gran marca larga en el suelo, como si algo hubiera chocado contra los arboles con mucho impulso y los hubiera destruido, solo para después arrastrarse dejando esa gran marca.

Luzu saco su cuchillo de su estuche y siguió el camino, sabiendo que al final de este seguramente iba a encontrar al vivo o muerto furia nocturna.

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Allí estaba.

Frente a él, estaba el dragón que creía haber matado la noche del ultimo saqueo.

Creía, porque ese dragón estaba inconsciente, pero respiraba.

Luzu se acerco con cuchillo en mano, listo para acabar el trabajo que había comenzado.

Al oír pasos, el dragón abrió los ojos y miro al cazador, no con temor, sino mas bien con sorpresa. Luzu se sorprendió, esos ojos grandes verdes eran bellísimos, hacían contraste con la piel negra de la criatura.

Pero no por eso iba a olvidar a lo que venia en realidad.

— Te voy a matar monstruo, voy a arrancar tu cabeza, la pondré de decoración en mi casa y le llevare de regalo tu corazón a mi hermano ¿Me escuchaste? — hablo decidido Luzu.

La mirada del dragón cambió, pero seguía sin estar atemorizado. Esos ojos no demostraban temor, demostraban decepción, como si la bestia supiera que al final de todo, su historia acabaría con ese final.

Y Luzu al darse cuenta de esto, dudó.

Un cazador de dragones dudó si debía cazar uno.

Antes de que Luzu se diera cuenta lo que significaba aquello, algo que salió de los arbustos le pego en la cara dura, tirandolo al suelo y haciendo que su nariz sangrara.

— ¿Pero que demonios...?

El castaño levantó la mirada solo para ver a un humano bajo, vestido con ropas negras y marrones de cuero, llevando una mascara que él ya conocía pero que estaba rota por la parte de la boca y el ojo derecho dejándolo mas a la vista.

El jinete.

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