Esperanzas restauradas

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En alguna parte de las alcantarillas, los sollozos de una niña pequeña estaban sonando por todo el lugar, siendo inaudibles a oídos de alguien debido a lo desértico del lugar, cosa cual quería la menor para poder desahogar su llanto.

Aquel llanto era perteneciente de Sara quien después de haber visto aquella ilusión se fue corriendo a un lugar solitario para llorar, ella simplemente no podía entender el porque su padre la había desechado tan rápido, era como si realmente no le importará, como si no la hubiese querido desde el principio, y haber visto algo así la destrozó.

Una parte de ella no lo quería creer, quería que aquello no fuese cierto, sin embargo, otra parte de ella le decía que eso era algo posible, cosa que trataba de negar la menor cada vez más con forme pasaba el tiempo.

Aquello perduró en la mente de Sara hasta que el efecto de la ilusión termina, pues a la perspectiva de ella, la menor estaba en un callejón llorando detrás de un cubo de basura, pero cuando volvió a alzar la mirada vio que estaba en una tubería en la que podía caber ella perfectamente, por lo que Sara con dolor se limpia las lágrimas y sale de la tubería para dirigirse hacia el refugio de sus nuevos hermanos, cosa la cual seria muy complicada teniendo en cuenta que estaba en un lugar que nunca había visto.

Sara camino un par de minutos por el lugar con la cabeza cabizbaja observando su deprimente reflejo mientras pensaba en que hacer ahora, a su padre ya no el importaba y no tenía un lugar a dónde ir, por lo que la cura que Donnie le había prometido ya no le iba a servir si no tenía a dónde ir, cosa que no hacía nada más que deprimirla más, y esto fue así hasta que algo la llama.

–¡SARA! –fue uno de los gritos que se escucharon de una de las tortugas.

Sara de inmediato reconoció aquella voz, esa era la voz de Miguel Ángel, por lo que se gira en dirección de donde había provenido la voz solo para ver cómo la tortuga de cinta amarilla la cual iba corriendo hacia donde estaba la menor.

–¡Sara, menos mal que estás bien! –dijo Mickey sumamente aliviado mientras abrazaba a la menor una vez que llegó a ella.

Sara ahora estaba sintiendo una calidez que necesitaba sentir, una calidez que le ayudo a calmar sus angustias y que reemplazaban sus negativos sentimientos por unos más calmados.

–Sara, prometo que no volveremos a salir sin el permiso de Splinter, ahora voy a tener que inventar una excusa sobre tu ausencia y eso va a ser muy difícil, así que, ¿Cuento contigo para justificar mi coartada? –le pregunto Mickey de forma alegre mientras alzaba su puño a la altura de la menor.

–Si –le correspondió Sara un poco desanimada mientras chocaba puños con Mickey.

La tortuga de banda amarilla de inmediato procedió a agacharse y dejar que la menor se suba a su caparazón, por lo que una vez hecho eso procede a caminar hacia el hogar de ambos.

Durante el camino no hubo más que silencio, cosa la cual hizo que sentir incómodos a ambos, pero eso no los detuvo y siguieron con su camino, y así fue, ambos finalmente llegaron a la morada, sin embargo, allí no había absolutamente nadie, cosa la cual desconcertó a ambos.

Miguel Ángel de inmediato baja a la menor de su espalda y procede a buscar a sus hermanos y a su maestro, pero no los encuentra por ninguna parte, cosa la cual confunde mucho a la tortuga de bandana amarilla la cual procede a buscar su Tephone para avisarles a sus hermanos de que estaba en su hogar, por lo que va hacia su habitación para buscarlo mientras que Sara solo permanecía sentada mientras pensaba en lo que había visto, cosa la cual carcomía por dentro pero no podía pensar nada más.

De vuelta con Miguel Ángel, este seguía buscando su Tephone el cual empezó a sonar, por lo que comienza a buscarlo de forma un poco desesperada hasta que Sara finalmente lo ve, estaba encima del televisor, cosa la cual le indica la menor a la tortuga de bandana amarilla quien de inmediato toma su Tephone y lo contesta.

–¿Leonardo? –le pregunto la tortuga de bandana amarilla.

–Mickey, ¿Dónde estás?, Sara desapareció y la estamos buscando, ven de inmediato para que nos ayudes también –le pidió Leonardo del otro lado de la llamada.

–Uh, sobre eso, ella esta conmigo en la guarida –le respondió Mickey mientras miraba a Sara quien solo permanecía pensativa.

–¡¿Que?!, ¡¿Cómo es posible eso?! –le pregunto Leonardo extremadamente sorprendido.

–Uh… pues…

–Hablaremos en allí, le avisare a los demás para que regresemos lo más pronto posible –le dijo Leonardo mientras colgaba la llamada.

Mickey guardo su teléfono sumamente preocupado, esperaba que no descubrieran que salió con ella sin el permiso de Splinter, cosa la cual le podría traer serios problemas, pero eso era algo que iba a ser dentro de poco cuando su familia finalmente regrese.

Minutos después, Mickey estaba comiendo pizza congelada recién calentada en compañía de Sara, aunque bueno, está no parecía tener mucho apetito que digamos, cosa la cual confunde a Miguel Ángel, pero esto se vio interrumpido cuando los demás finalmente llegaron, por lo que Mickey empezó a rezar internamente para que no se enteren de ello.

–¡Mickey, Sara, menos que están aquí! –exclamo Splinter muy aliviado.

–¿Por qué… salieron? –les pregunto Mickey temiendo de que lo descubrieran.

–Encontramos uno de los hongos aquí en la alcantarilla, y Sara ya no estaba cuando la fuimos a buscar, así que tuvimos que salir a buscarla por todo el alcantarillado –le explico Donatello haciendo que Mickey se alivie.

–Y tampoco estabas tu –le comento Raphael a su hermano haciendo que Mickey maldita internamente.

–Yo había pedido una pizza, así que fui a recojerla, pero un extraño hongo me rocío y de la nada ¡Me empezaron a perseguir ardillanoides! –exclamo Mickey muy asustado de solo recordar aquello.

–¿Y la pizza? –le pregunto Leonardo sin creerle del todo a su hermano.

–Ya no estaba el repartidor, seguramente ya se la comió –se justifico Mickey.

–¿Y por qué Sara está tan… decaída? –le pregunto Leonardo preocupado mientras señalaba a menor.

–Uh… bueno, eso no lo sé –les respondió Mikey al tampoco saber de eso.

–Creo que debo hablar con ella –comento Leonardo mientras se acercaba a la menor pero rápidamente detenida por April.

–Nosotros lo haremos, creo que ya se de algo que la puede animar –le dijo April mientras se dirigía hacia la menor junto con Casey.

Tras esto, mayor parte de las tortugas se van creyendo que todo iba a ser resuelto mientras que Leonardo se acercaba para escuchar.

–Hola Sara, ¿Por qué en esta ocasión estás tan decaída? –le pregunto Casey mientras se sentaba al lado de la niña quien no le respondió y mantuvo cabizbaja en silencio.

–¿Es con respecto a tu padre? –le pregunto April preocupada por la menor.

–¿Crees que… me siga esperando? –le pregunto Sara con temor mientras sus ojos empezaban a cristalizarse por haber recordado la ilusión de hace horas.

–Sara tranquila, tu padre te sigue esperando, el no se ha olvidado de ti aún –le dijo April.

–¿Cómo estás tan segura de ello? –le pregunto Sara mientras que sus ojos amenazaban con llorar de nuevo.

–Por esto –le respondió April sacando el cartel de se busca que se había guardado con anterioridad.

Sara en un principio gira la cabeza con resignación, pero April agita el cartel un poco para que la pequeña se resigne a verlo, por lo que Sara decide hacerle caso y mira el cartel.

–El no se ha rendido aún –declaro Casey mientras Sara abrazaba el cartel con más ánimo que antes.

–Gracias –murmuro Sara con una sonrisa de felicidad mientras algunas lágrimas caían de sus ojos.

Ante esto, Leonardo finalmente se acerca para ver lo que ocurría, y al ver la hoja que Sara estaba sosteniendo de inmediato supo lo que la puso feliz, asintiendo en señal de agradecimiento a April y a Casey por haberle subido los ánimos a Sara.

CONTINUARÁ…

Nuestra hermanita (Teenage Mutant Ninja Turtles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora