La joven Kajabami desea vivir una vida tranquila y pacífica o eso cree ella...
En busca de un lugar para vivir se topa con el reino de Alabasta, donde una vez más conoce la verdadera cara de la vida.
Emprende un viaje junto a una tripulación un tant...
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Su sonrisa era cautivadora...pero también tenebrosa. Sus orbes marines observaban a los presentes quienes se encontraban en total silencio.
-Me imagino que tienen muchas preguntas...pero desgraciadamente solo podré responder algunas...- Volvió a dar una fugaz mirada que terminó en el rubio en con lentes -Doffy...a pasado mucho tiempo...tenemos asuntos que resolver... -Sonrió.
-Asu-...eh?- La sonrisa del rubio se asancho -Tienes razón...tenemos mucho que hablar...Corazón- Extendió su mano -Nos Vamos?
Abigail solo miro a los presentes y sonrió. Amaba la atención, aveces era molesta y otra veces era agradable, visualizo al Rubio y decidió ir ahí.
Su caminado era elegante, sus caderas se movian de un lado a otro mientras daba un paso, no era exagerado. Se detuvo a medi caminata al escuchar un "perra" viniendo del peliceste llamado Sarquiss.
Su filosa mirada tomó como objetivo al hombre y le sonrío, este se percató de que fue escuchado y lo confirmó al escucharla hablar.
-¿Sarquiss, verdad?- Mencionó con una sonrisa en sus labios -Repite lo que acabas de decir-.
Un hombre de aspecto desagradable bufo y una vez que tuvo aquellos orbes marinos fijos en él, sonrió y dijo con egocentrismo.
-Él acaba de decir que eres una Perra-
El dio un paso adelanté y miró descaradamente de arriba hacia abajo a la fémina.
-Realmente era el tan mencionado Demonio Carmesín?- escupió sin descaro -Yo creo que solo eres una perra-
-Pues dejame informarte...- Camino hacia el Hombre. La aura que emitia la fémina era tenebrosa -Esta perra que está aquí...- Se señaló-No es cualquiera perra...Es una Perra que ladra y muerde...como le ves?- Llevo su manos a la navaja que tenía en su pantalón -y está perra de aquí...te va dejar su marca en su maldito rostro- Con un rápido movimiento dejó cortes en la cara del hombre robusto.
Si por algo era conocida era por dejar una cara sonriente con pequeños cachitos en sus víctimas.
El grito desgarrador del hombre hizo que los demásgritaran y salieranhuyendo de ahí. Él varón no pudo nisiquiera seguir gritar ya que su boca fue tapada por la mano de la fémina pelirroja quien en una veloz movida de mano le quebró el cuello. Lo dejócaer en el suelo.
