El silencio

9. Entre rejas

En ese momento el objetivo de la policía era detener, Connor Smith, el líder de los Anunnakis. Tenía mucha información sobre los asesinatos. Según la declaración de Joe, era el culpable del primer y segundo asesinato, por su parecido modo de perpetrar los hechos. La investigación se intensificó a niveles de trabajar más de diez horas para seguir recabando pruebas para encontrar el paradero de Smith. Después de confesar que es culpable de matar a diecisiete personas. El juicio se celebrará en un mes.

Joe Martínez estaba en el módulo B, celda 205. Era el módulo donde estaban los terroristas y asesinos seriales. Joe sentía una gran desprotección. Estaba viviendo lo que sentían sus víctimas. Sus pensamientos le frustraban más aún. No entendía como pudo acabar ahí siendo un niño tranquilo que nació en Boston. Semanas después, la droga le consumía. Entre deudas y peleas era el recluso más débil del módulo. Lo que más echaba de menos era sentirse libre. Quería poder jugar al fútbol. Era su pasión.

Connor Smith estaba en Estados Unidos. Exactamente, un pueblo cerca San Francisco. Todavía sin que le pillara la policía. Sabía lo que había dicho Joe de él. No estaba de acuerdo. Él no había matado a nadie. Solo quería quitarse las culpas. Connor tenía mucho dinero. Entonces, quiso comprarse un coche de alta gama. Al comprárselo, el concesionario le facilito todos los datos a la policía. Le tenían localizado. Sabían hasta donde residía en ese momento.

La policía de San Francesco detuvo a Smith cuando estaba tomando café en un bar muy reconocido. Al día siguiente, Connor llegó a la prisión de Springfield, donde también estaba Joe, para que declarase.