El silencio

16. La comodidad

Al llegar a Texas se acercaron a un están de coches. Pensaron en alquilar un coche, pero al ver que eran 6 personas no cabían. Resolvieron la duda alquilando una furgoneta. Un Mercedes Clase V. Les costó mil euros. Su estancia era de cinco noches. Firmó el contrato el cabecilla. El recepcionista les acompañó para que localizaran la furgoneta. Les dijo que en ese sitio debían aparcar la furgoneta cuando acabara el plazo.

Se dirigieron al hotel. En el camino, el más pequeño estaba poniendo la ubicación del 'Bar Street'. Era el bar donde se encontraba la mamá del jefe D.E.P. Se desviaron y decidieron que era mejor ir al bar. Llegaron al bar. Echaron un vistazo. De primera vista no la vieron. Dieron una vuelta para poder localizar a la madre. Pero no la encontraron.

Tras su fallida operación, se dirigieron al hotel para descansar. Llegaron al hotel. El recepcionista le dio las llaves de las habitaciones. Subieron por las escaleras, al ver que estaba estropeado el ascensor. Subieron cuatro pisos. Tenía cada uno su habitación individual. Se sorprendieron al ver sus habitaciones. Cama de matrimonio; nevera, con agua, vino blanco y unos blísteres de aceitunas; un baño con jacuzzi; lo más importante, las vistas que tenían a la ciudad de Texas.

A las siete y media de la tarde, quedaron los cuatro para poder ver las instalaciones del hotel. Se reunieron en el pasillo. Bajaron las escaleras y observaron un salón de juegos. Les recordó a su infancia. Tenía juegos de mesa, un gran billar y unos dardos. Se pusieron a jugar a los dardos los cuatro. El equipo de Marrakech y el jefe ganaron la partida. Siguieron inspeccionando el hotel. Bajaron unas escaleras con poca iluminación cerca de la recepción. Era el spa. Tenía una gran cantidad de piscinas cubiertas. Una con hielos, también con piedras negras. La que más les sorprendió fue la más grande, que parecía que tenía más cincuenta metros de largo y una gran profundidad.

Se fueron a cenar al restaurante del hotel. Tenían una gran gama de comida. Los cuatro comieron lo mismo, escalope con patatas. Después de una buena comida se fueron todos a sus respectivas habitaciones. Así acabó el primer día de los jóvenes delincuentes en una vida de riquezas y lujos.