10. La venganza

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Llegó a Springfield dos días después de ser detenido. Les recogió una patrulla que le llevó hasta la comisaría central de Springfield. Mientras, los policías les estaba leyendo sus derechos, él dijo que quería declarar por las acusaciones del doble asesinato. Llegaron a la comisaría. Subieron las escaleras. Le hicieron esperar diez minutos, mientras el policía se tomaba un café. Pasó el tiempo. Pasaron los diez minutos y subieron a la sala de interrogatorio número 184.

Inicio su declaración diciendo que lo que dijo Joe era falso. Continuó diciendo - Yo no tengo nada que ver con esos asesinatos en esa franja de tiempo. No estoy cerca del recinto de donde sucedieron los hechos. Además, la única secta que mata son los KKK. Todos lo sabemos. Son supremacistas. Y que casualidad que todas las personas del último caso fueran de raza negra.

Tras finalizar su declaración, le llevaron a la prisión de Springfield. La policía sabía que si no podía demostrar su culpabilidad con pruebas, a las 48 horas estaban obligados a dejarle ir. El departamento volvió a mandar varios forenses al lugar de los hechos. Al ver que no había pruebas para incriminarlo tuvieron que dejarle marchar.

Días más tarde, una llamada entra al teléfono de la policía de Boston. Había dos personas muertas en Salem ST. Se ubicaba cerca de la antigua Iglesia. Una mujer y un niño pequeño. Llegó la policía. Acordonaron el lugar para no poder perder ninguna prueba del posible autor. Llegaron los forenses para hacer las primeras fotografías. Se llevaron los cuerpos para analizarlos. Según los forenses, fueron asesinados con una arma blanca. Concretamente un revólver de calibre 55. El autor sabía disparar, porque ese tipo de armas tenía mucho retroceso.

Toda la casa estaba llena de sesos tanto de la mujer como del niño.  Los exámenes genéticos exponían que se trataba de Catherine Foden y el hijo de Joe Martínez, Bob Martinez Foden.

El silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora