6. Tres tiros

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La policía desarrolló una teoría. El símbolo que se encontró en la casa del matrimonio era de los Annunakis. Años anteriores se habían declarado en guerra con la secta Ku Klux Klan. Pero lo que desencajaba en la operación era, ¿por qué a esa familia en concreto?. Empezaron a rebuscar para encontrar alguna prueba. El inspector Wellington recibe una llamada del departamento de toxicología. Hallaron la huella dactilar del líder de la secta Ku Klux Klan. Joe Martínez, líder de la secta, era el principal sospechoso del asesinato de diecisiete personas. El FBI lo puso en busca y captura internacional. Con el apoyo de la Interpol. Las entidades policiales daban cinco millones de dólares a la persona que otorgara alguna información valiosa.

Siguieron con las autopsias. Vieron que no solo los habían asesinado. También les abusaron sexualmente. Realizaron torturas a los cuerpos. La casualidad que tenían el mismo modus operandi. Todos habían sido asesinados por tres tiros en la parte occipital de la cabeza. Menos a una niña pequeña. Fue la excepción. Fue asesinada por ahorcamiento. Presentaba varias marcas en su cuello. Los expertos pensaban que podía haberse zafado en los primeros intento, pero al cuarto intento murió.

Pudieron identificar a dos niñas de los diez niños muertos, por huellas dactilares. La policía intentó contactar con los padres de las niñas fallecidas. Para que conocieran la noticia. Fue imposible. Estaban en unas mini vacaciones con el colegio y además, no tenía móvil por su corta edad. Eso complicó todo. La policía estaba muy desesperada. 

El líder de la secta seguía en busca y captura. Las informaciones eran tan escasa como la suerte de los polizontes. Un joven policía pensó que al tenerlo en el registro tenía que salir su dirección. Empezaron a buscar. Hallaron su dirección, y mediante un juez de la zona consiguieron una orden de registro en la casa de Joe.

El silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora