El Maestro → KOOKMIN

IX - Niños

CAPITULO 9 - Niños

Todos en la escuela hablan de Jungkook como si fuese una celebridad. Las madres quieren saber más de él y los padres lo miran con recelo. Algunos solo tienen curiosidad acerca de su dinero, otros afirman que sigue los pasos de su padre, el cual está, y estará preso, por el resto de su vida. Luego aparecen los rumores más oscuros, que son los que preocupan a Yoongi, Taehyung y Jimin. Son esos rumores que en realidad son verdades, que nadie sabe como llegaron a la escuela, pero que de alguna manera llegaron hasta allí.

La Sra. Dixon fue la primera en ser escuchada en el acto de colación de los grados básicos. Jimin fue y es el maestro de arte de sus gemelos, Ryan y Justin, pero eso no la hace detenerse y ser despiadada frente a las otras madres.

"Park es joven y muy astuto. Desde el primer día en que Jeon llegó puso sus ojos sobre él. No quiere seguir aquí, quiere escalar socialmente de alguna manera".

Brittany Willys es la única que se ofende frente a tal comentario, mientras que Mirtha Thomson y Kim SoHee asienten a la difamación de Dixon. Taehyung las escucha hablando impunemente frente a la puerta del colegio, y lo que realmente le preocupa, es que aquellos comentarios lleguen a oídos de la Directora Yanice.

Yanice es conservadora y para nada tolerante. De hecho, Taehyung tiene las sospechas de que él y Jimin son los maestros que menos quiere debido a su corta edad. Las madres son una bomba de tiempo y la directora es el detonador. Debe avisarle lo antes posible a su amigo de todo esto, pues puede ser demasiado tarde.

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(Povs Jimin)

No me siento cómodo en los últimos días, mucho menos luego de la advertencia de Taehyung. El consejo de Yoongi fue simple: "debes terminar de jugar con fuego si no quieres quemarte por completo". Tenía un punto. Ya me había quemado. Demasiado. Al haberme metido con el hermano mayor de una de mis alumnas. Pero aún tenía la posibilidad de salvarme de alguna manera, si simplemente tomara mi iphone, el que él me había regalado, y lo lanzara por la borda; si simplemente lo ignorara la próxima vez que me buscara; si le explicara de manera madura que no estaba dispuesto a seguir con esto... porque estaba poniendo mi carrera y a su niña en riesgo.

Pero no podía hacer eso.

Me había acostumbrado a ver a Jungkook de vez en cuando, a conocerlo de a pedazos y a perderle el miedo como a los fantasmas. De pequeño, odias los cuentos de terror, odias a las brujas y a los demonios que quieren devorarte dentro de los sueños... pero a medida que creces, eso cambia de alguna manera. Le sigues teniendo temor, o tal vez solo respeto, pero hay algo que te arrastra a leer esos cuentos y formar parte de ellos. Yo quería formar parte de Jungkook, aunque fuese peligroso y no políticamente correcto. Había una parte de él, la que yo veía, que era digna y tenía a Agatha bajo sus brazos. Había una parte de él, que me aprisionaba contra la cama y me follaba hasta molerme el cuerpo. Se sentía místico, diferente, casi tan peligroso como una novela romántica y de terror a la vez.

Todo esto escuchó Taehyung una y otra vez, en nuestros desayunos diarios dentro de la sala de profesores. Mi amigo, que al principio coincidió con Yoongi, cambió de parecer con el paso del tiempo.

— No vas alejarte de él aunque corras peligro - Taehyung me habla con seguridad y bebe su primer café del día. Es el primero de muchos, pues es su principal adicción.

— ¿Esas serán tus únicas palabras?

— ¿Cómo pudiste encariñarte con él tan rápido? Dijiste que era terco, mandón, soberbio... dijiste que era...