III

477 81 39
                                    

Bebé por encargo: Manual de la cigueña para futuros padres primerizos.

Capítulo tres.

La cigüeña es buena cambiando de aires, pero si tú no; tómalo con calma. Si hacer un buen trabajo quieres, no perderlo de vista debes.  



Noviembre 24. 45 E 42nd St, Manhattan, NY.

Oficinas Stark & Co. 04:30 pm.

Día de acción de gracias.

—Natasha...— Tony, su jefe, tocó la puerta tres veces comenzando a exasperarse—¡Natasha!

Ella despertó de golpe y desorientada con un par de rizos pelirrojos obstruyendo su visión. Apenas distinguía la figura de Tony entre las paredes cristalinas, de hecho, veía como tres de ellos y no tenía ni la más remota idea de a cuál de todos mirar.

—¡¿Qué?! ¡¿Dónde estoy?!

—Estás en el trabajo y hace media hora necesitaba a las modelos ordenadas en una fila para que sean fotografiadas en el estudio. ¡Estás no son horas de tomar una siesta, Romanoff! ¿Qué pasa contigo? Primero Barton, luego tú, ¿Qué sigue? ¿Rogers?

—No creo que Steve pierda el rumbo, descuida y... Lo de Barton es normal, apenas cabe él en su oficina, se volverá claustrofóbico de lo contrario— apretó los ojos intentando aliviar la presión que estaba acabando con ella. Enterró el rostro entre sus manos, sintiéndose agotada — Oh, mierda... Tony, lo siento. No me di cuenta cuando fue que me quedé dormida.

—Evidentemente. Romanoff, entiendo que esto puede resultar agotador; pero te necesito enfocada. Eres mi chica de confianza, estoy en verdad preocupado y odiaría quitarte el mérito a la más entusiasta.

—Estás preocupado de volver la portada demasiado extravagante.

—Es mi esencia, no la puedo cambiar, querida. Pero no es lo que quieren mis socios esta campaña.

—Me encargaré de eso ahora mismo.— hizo el amago de colocarse en pie cuando Steve irrumpió en la oficina sin ninguna delicadeza.

—Ya me encargué yo. Lo tengo controlado, Tony. Es más, te están esperando abajo para que supervises la sesión, necesitan tu opinión. Natasha y yo estaremos al tanto de la portada mañana temprano. Evita las lentejuelas, por favor.

—Bien—asintió sin más, al notar su rostro serio. La tensión del ambiente lo tentaba a quedarse; pero la mirada de Steve no le dejaba más opción que largarse cuanto antes—, a primera hora, Rogers. ¡Vaya irresponsabilidad! Casi se lo pido a Jenny Chong.

Salió de ahí con un gesto de desagrado y una mano en el pecho como si fuera la peor de las ofensas. Puede que Natasha opinara exactamente lo mismo.

¿Sabes? No entiendo por qué se hace el desentendido si le harán una celebración por ser la empleada del mes. ¡Y fue su idea!

—Ya conoces a Tony, está de acuerdo con lo que sea que sus socios digan con tal de que la revista siga creciendo y el siga ganando muchos millones. Él te adora, pero a los inversionistas les agrada la lengua de Jenny Chong, no puedes competir contra eso. Al menos obtuviste un reconocimiento, yo soy el director de arte y mi presencia no importa.

Ella se acercó para colocar su mano sobre el antebrazo de Steve, reconfortándolo con una caricia sutil.

Él se fijó en las ojeras violáceas que surcaban su rostro pálido y en su sonrisa cansada. Cuidar a Elliot se estaba volviendo una misión casi imposible para ambos, contando con que ella se quedaba en su apartamento hasta que Elliot se quedase dormido. No respondía por las horas en las que tenía energía durante la madrugada.

Bebé por encargoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora