17.-Dedos pegajosos

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Ezel:

Necesité de todo mi autocontrol para no decir una sarta de groserias al escuchar las palabras de Daia,ese estúpido mocoso hormonal había tocado a Daia,y el muy hijo de puta lo había hecho después de la muerte de Xavier.

-Oh,querida Lou,será mejor que te pongas el vestido mas lindo que tengas,iremos a ese club.

-Pero no tenemos reservación,ni estamos en la lista- dijo Lou.

-Ella es Daia Da Silva y yo Ezel Rowling, nuestros padres tienen casas al lado de la del señor Kesington en Los Hamptons,no necesitaremos reservaciones o algo así- dije dirigiendolas hacía la salida.

-No iré Ezel- dijo Daia mirándome a los ojos-Conozco tu rostro cuando estas al borde de hacer algo impulsivo y no lo voy a permitir, tienes esa mirada devastadoramente acerada,como un metal fundiendose a fuego lento y volviendose líquido- comparó ella, quería decirle que ella tenía los ojos color fuego mas hermosos que había visto pero algo me lo impidió,tal vez el que ella me odiara.

-Querida Daia, para Bass Kesington mi mirada va a ser el menor de los problemas, le prometí a tu hermano que te protegería y si bien es cierto he pasado años traicionando esa promesa,pienso cumplirla de ahora en adelante y advertirle a ese bastardo que tu sigues siendo una Da Silva y que el no va a jugar ni contigo ni con ninguna mujer más.

-Quiero ayudar- dijo Lou mirando a Ezel,no pensaba tocar este tema delante tuyo Ezel pero yo tambien quiero lastimar a ese bastardo mañoso y tengo una idea de como podemos hacerlo- rió Lou y por primera vez vi que ella había sobrevivido en Red Roses no solo por sus impresionantes notas sino tambien por su exterior suave y su interior duro como el metal, ella elegía seguir manteniendo esa dulzura a pesar de estar rodeada de ratas pretenciosas clasistas.

-Te escucho- dije saliendo con ellas dos por delante de mi de la biblioteca.

-Tengo unas pastillas relajantes de la madre de mi ex compañera de habitación, yo me acercaré a él y pondré unas cuantas dentro de la bebida del tal Bass. Entonces necesitaremos hacer entrar a alguien que nos ayude con la segunda parte del plan, y tengo a la persona indicada, Artie Swan es lo que necesitamos- dijo riendo.

-Tal vez las sureñas no sean tan dulces como pensé-bromeé y Lou rió.

-Tal vez ustedes son el uno para el otro - dijo Daia mirándonos.

-Tal vez tu estas demasiaaaaado ciega- dijo Lou caminando por delante de nosotros con sus pantuflas de perrito y su metro setenta y cinco.

-Tal vez deberías ir a cambiarte porque con o sin tí iré a ese club- la tome del hombro.

-Tal vez lo haga- contestó ella y fue corriendo a seguir a Lou que ahora estaba al teléfono con el tal Artie.

Un profesor infernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora