Capítulo I: #LaBromaMásÉpica

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El vestíbulo era un desastre. Dulces de regaliz, jelly beans, gomitas, grajeas, paletas, caramelos, rompemuelas y chocolates; todo desperdigado por el suelo.

—¡No, no, no, no, no!; ¡Los dulces! —exclamaba Mandy eufórica mientras se llevaba las manos a la cabeza. No pudo hacer nada más que quedarse atónita escuchando el estridente sonido de los caramelos chocando contra el suelo y verlos rebotar y dispersarse en cada dirección. Chester yacía encima de algunos dulces, y cuando se hubo reincorporado, sintió la mirada fulminante de su jefa clavarse en él.

—¡CHEEEESTEEEEEEEER! —exclamó de primeras. De la ira se le enrojeció toda la cara a pesar de su piel morena. Chester estaba acostumbrado a ver a Mandy molesta, pero por primera vez sintió ponérsele la piel de gallina.

—Mandy, lo sien-

—¡CÁLLATE! —gritó imperativa, interrumpiendo al pelirrojo— ¡Te dije muy claramente que te bajaras de ahí, te advertí del desastre que podías causar! Pero tú nunca me escuchas, eres como un niño malcriado. ¡MADURA DE UNA VEZ! —vociferó a todo pulmón. Podía haberse quedado a injuriar a Chester por un largo tiempo, pero había trabajo que hacer y en cualquier momento podía llegar un cliente.

En otro caso hubiera asignado solo a Chester limpiar su desastre, pero debido a la magnitud de la situación, pidió a Buzzete y a Nita que le echaran una mano mientras ella atendía a los clientes.

Todo había sido provocado debido a una nueva gracia del bufón del lugar. Chester pensó que sería gracioso trepar al frasco gigante de productos varios y asustar a Mandy, ya que aquel contenedor era enorme y debía manejarse con cuidado, pero Chester se desbalanceó y provocó que el frasco girara y se derramaran casi todos los dulces, además de él sufrir una caída, aunque sin heridas graves. Por supuesto, no había querido que todo eso pasara, solo sacarle un susto a Mandy a modo de broma, como siempre. Sin embargo, las crudas palabras de su sermón seguían rebotando en su cabeza: “Eres como un niño malcriado” “Madura de una vez”.

Chester se sintió algo arrepentido al principio, pero cada que recordaba esas palabras, se retractaba y la cara se le ponía colorada del enojo.

—¿Quién se ha creído para hablarme así? —expresaba para sí mismo mientras ponía de una en una bolsas negras en el contenedor de basura atrás de la fábrica. Estaban llenas de los dulces que se habían estropeado al caer al suelo, ahora no eran más que merma— No porque sea mi jefa puede gritonearme ni decirme que soy un niño malcriado, ¡ella es la malcriada! —expresaba con mucho disgusto levantando débilmente cada una de las bolsas con mucho esfuerzo. Sus brazos de espagueti no le daban una condición física muy buena.

A pesar de eso, Chester no era muy rencoroso. Los días siguientes trató de jugarle más bromas, pero cada vez que se acercaba, Mandy actuaba a la defensiva.

—Si te atreves a acercarte a mí más de cinco metros, te juro que voy a hacer que te quedes a hacer el aseo y el inventario toda una semana —amenazaba sabiendo perfectamente que Chester odiaba ser el último en quedarse para hacer el aseo o contar el inventario. Definitivamente odiaba tener que contar cada dulce de cada tipo uno por uno, y que Dios se apiadara de él si se equivocaba en el conteo.

Estas actitudes de Mandy no cesaron y, por ende, tampoco Chester dejó de recordar sus palabras, por lo que, aunque Chester disimulaba su descontento la mayoría del tiempo, cuando Mandy se daba la vuelta éste le sacaba la lengua y se estiraba el párpado inferior del ojo con el dedo índice.

Cansado de no poder hacerle las bromas de siempre, Chester estuvo maquinando alguna otra forma de molestarla, una broma que sirviera como la venganza perfecta para “bajarle los humos”. Luego de pensarlo, de repente la idea le llegó como a un poeta iluminado por la Gracia Divina o a un escritor insPirado por Las Musas, y lo mejor era que Mandy nunca se lo esperaría.

—¡Es un plan brillante! —se adulaba Chester a sí mismo con una sonrisilla traviesa— Mandy se va a arrepentir de haberme tratado así: va a caer rendida a mis pies.

Many A True Word Is Spoken In Jest (Chester×Mandy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora