Many A True Word Is Spoken In Jest (Chester×Mandy)

Capítulo III: Ayuda

Chester estaba comenzando a sentirse agotado física y mentalmente después de salir del trabajo. Era lógico que ahora que era más activo en sus labores su cuerpo lo resintiera, pero su agotamiento mental era causado por su actuación diaria de "chico bueno". Cada día era más difícil seguir con las mentiras, solo quería llegar y hacerle una broma a Mandy como su necesidad de bromista le ordenaba, pero estaba determinado (o más bien, obstinado) a seguir con el objetivo de enamorarla para al final soltarle el gran remate.

-¡Nadie dijo que mi venganza sería fácil! -se convencía a sí mismo antes de irse a dormir y al levantarse temprano para llegar puntual.

Por otra parte, Mandy seguía sin estar del todo convencida de que Chester había cambiado, sobre todo porque el cambio había sido tan repentino que simplemente no creía que pudiese haber pasado así de fácil.

Sin embargo, el pelirrojo seguía sin mostrar signos de impaciencia por hacer una travesura, y en realidad Chester no era tan meticuloso con sus bromas como para orquestarlas por semanas enteras a menos que fuera una semana antes de April Fools', por lo que Mandy revisaba constantemente su calendario solo para recordar que estaban en agosto y que habían pasado alrededor de dos semanas y media en las que Chester no se había atrevido a realizar alguna de sus jugarretas.

No se percató, pero se había acostumbrado inconscientemente a este nuevo comportamiento de Chester y, por ende, había bajado un poco la guardia. Ahora estaba menos atenta cuando Chester se le acercaba, de modo que a veces le aparecía por un costado y se sobresaltaba, cuando antes podía detectar al bufón y sus intenciones metros a la distancia. Debido a ello para Chester siempre fue complicado hacerle bromas a Mandy, pero como el terco que es, siempre encontraba una forma y se acabó volviendo todo un experto.

Prueba de que Mandy se había vuelto menos defensiva, fue cuando estaba haciendo papeleo de la nueva mercancía que acababa de recibir y que tenía que verificar estuviera completa. Aun cuando estaba inmersa en sus asuntos, podía detectar a Chester como si fuera un sexto sentido, pero en esa ocasión fue fácil para este acercarse sin siquiera ser sigiloso.

-¿Mucho trabajo, eh? -solo al escuchar su voz fue que Mandy dio un brinco de su silla y del susto su pulso falló y terminó dando un largo rayón azul a la hoja- Oh, ¡lo siento! -se disculpó viendo que su inesperada aparición había hecho que Mandy arruinara la hoja donde llevaba el conteo- ¿Necesitas que te eche una mano?

-No, gracias -respondió sin voltearlo a ver. Mandy también había mostrado cambios de actitud para con Chester, teniendo menos reacciones erráticas. Antes le hubiera gritado y lo hubiera reprendido por sorprenderla de esa manera, pero a pesar de tener una mueca de enojo, su reacción había sido más tranquila de lo habitual. Incluso Chester se sintió sorprendido al escuchar que su jefa, usualmente mandona y de mal humor, le dijo "gracias"-. Bueno, de hecho, sí puedes echarme una mano con algo -se retractó mientras abría una carpeta que estaba a su laDo y sacaba un papel idéntico al que había rayado, pero con la tinta de la impresión más definida-. Ve y sácale una copia a esto -el pelirrojo tomó el papel y estaba a punto de retirarse cuando la voz de Mandy interrumpió su caminar-. Chester, espera, mejor que sean dos... Por si acaso -expresó lo último en voz baja.

En otra ocasión, Mandy estaba tratando de sacar una caja de rompemuelas de la bodega, pero para ello tenía que sacar otras dos cajas que estaban encima de ésta. Usualmente para esas tareas le pedía ayuda a Darryl, el guardia, que era el más alto y fuerte del equipo de la fábrica; pero ese, en particular, era su día de descanso. Como no había nadie cerca que la ayudara, tuvo que hacerse cargo ella misma. No podía quitar las dos cajas que estaban encima de la de rompemuelas ya que las tres cajas a su vez estaban encima de más cajas y terminaban quedando muy altas, por lo que Mandy, después de analizar la situación, decidió que lo mejor sería intentar levantar las tres cajas. Empezó por levantar la caja de rompemuelas por los costados, pero las tres cajas juntas eran demasiado pesadas, y antes de que pudiera levantarlas más, la caja de arriba comenzó a deslizarse y parecía estar a punto de caerle encima. Cerró los ojos, pero el impacto nunca llegó. Cuando los abrió lentamente, vio un par de brazos sosteniendo la caja encima de ella. Fue entonces cuando su salvador agachó un poco la cabeza, de modo que quedaron cara a cara. A opinión de Mandy, Chester era "estúpidamente alto".

-Si necesitabas ayuda solo tenías que pedirla -sugirió el muchacho mientras le sonreía tiernamente. Mandy se asustó ante la inesperada cercanía de Chester, por lo que se sobresaltó y terminó soltando las cajas. Solamente la que Chester sostenía se salvó de estamparse en el suelo de la bodega.

-Ey, ten cuidado, vas a lastimarte -advertía el bufón mientras acomodaba la única caja que se salvó de las tres. La rubia entonces miró las cajas que había tirado al suelo, bastante preocupada de cuántos dulces se habían estropeado.

-¡No necesitaba tu ayuda! -exclamó mientras volvía a apilar las cajas, esta vez en una pila aparte. Ya tendría tiempo de revisarlas después- Solo lleva esa caja a Buzzete y Nita, y deja que se encarguen. Después vuelve a lo que sea que estabas haciendo.

Luego simplemente salió de la bodega y volvió a su escritorio, reflexionando sobre qué había sido todo eso. Todavía no se acostumbraba a que Chester se le acercara, pero tenía que admitir que su acto había sido de ayuda. Si el pelirrojo no hubiera llegado a tiempo, esa caja le hubiese dejado, en el mejor de los casos, un enorme chichón en la cabeza. Aun así, seguía preocupada por la pérdida monetaria de los dulces que se pudieron haber dañado de las otras dos cajas, que en todo caso tendría que descontar de su propio salario-. Supongo que puede ser de ayuda cuando le apetece -musitaba para sí, sin querer darle muchas vueltas al asunto.