Capítulo XIX: Reconstruyendo

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Había pasado un mes desde la cita romántica fallida en el restaurante. Para ese punto, la rubia inconscientemente se había ablandado un poco con Chester, influenciada por aquella remota posibilidad de que el pelirrojo hubiera sido sincero con sus sentimientos después de un tiempo. No lo había perdonado todavía, definitivamente, pero aquello le dio la confianza a Chester para acercarse a hablar con ella nuevamente.

—¿Mandy? ¿Qué tal... Has estado? —inmediatamente sintió que no había sido la pregunta correcta, pero esperó su respuesta.

—Qué te importa —contestó tajantemente. Sí, definitivamente había comenzado con el pie izquierdo.

—Lo siento —se disculpó ante aquella pregunta insensible. No era quién para preguntarle por su estado de ánimo luego de todo lo que le causó—. ¿Podemos hablar?

La morena se mantuvo indiferente, pero en el fondo, sentía curisodiad por averiguar más de la verdad detrás de todo.

—No sé, ¿puedes? ¿O tus mentiras te comieron la lengua? —expresó de forma sarcástica. "Es mejor que nada" pensó el bufón, aprovechando la oportunidad de diálogo que no le había dado en mucho tiempo.

—Ya sé que probablemente estés cansada de escucharlo, pero, de verdad lo siento —comenzó, pero esto no pareció cambiar la actitud de la rubia. De hecho, levantó una ceja, no convencida del todo—. Es cierto, no voy a mentirte, ya no: en un principio, sí tenía intenciones de jugarte una broma. Quería vengarme por aquella vez que me regañaste por tirar accidentalmente el frasco de productos varios. No pensé que sería la gran cosa, pero... Me di cuenta de la importancia que tienen los sentimientos, los míos y los de los demás. Perdón por haber tenido intenciones de jugar con los tuyos en un principio, y no espero que me perdones, de verdad. Ni siquiera sé si me lo merezco... —expresó con tristeza y postura encorvada. Luego, continuó— Pero, solo quiero que lo sepas: realmente me gustas, Mandy. Y esas disculpas de alguna vez tampoco fueron una mentira. Me di cuenta de lo mucho que te afectaban mis bromas. Eso fue lo que me hizo replantearme todo, y al final, yo mismo me sentí decepcionado y asqueado de mí. Había sido un "niño inmaduro", como dijiste aquella vez. Me comporté como un idiota también al exponerte en una red social... Y bueno, supongo que al final me merecía todos esos comentarios odiándome. Todo este tiempo fui yo el que se merecía una lección, no tú. El tiempo que pasé contigo y te conocí mejor, supe que no eras la "jefa mandona" que yo creía que eras. Hasta en eso fui culpable, porque... ¿Yo fui quien te causaba estar así, no?

—Sí. Desde que llegaste y comenzaste con tus bromas. Siempre fuiste un dolor de cabeza y la razón por la que odio este trabajo —expresó cruda pero honestamente.

—De verdad lo siento mucho. Hablo con sinceridad cuando digo que no creí que mis bromas te afectaran tanto, ya sabes... Las veía como un juego, incluso creía que éramos amigos. No pensé que fuera de otra forma, pero, estar contigo me "abrió los ojos", por decirlo de alguna manera... —dijo algo apenado. Esa frase le parecía muy cursi—. Mandy, todo ese tiempo que pasé contigo... Realmente lo disfruté, no fue una actuación, ni siquiera cuando seguía obstinado en llevar a cabo esa broma. Me volví un terco, solo porque no era capaz de aceptar que yo era el que estaba mal. Pero, me di cuenta de que no podía seguir así. Me di cuenta de que eres una persona que no merece todo lo que le hice. Me arrepiento profundamente porque, incluso si no me hubiera enamOrado de ti, seguiría igual de arrepentido por haberte hecho eso al ser mi amiga. Pero parece que el karma finalmente me alcanzó, y... Simplemente me enamoraste cuando me tomé el tiempo de conocerte —luego de una pausa, el pelirrojo sintió que era todo lo que tenía que decir por el momento—. Aunque no puedo corregir mis errores, me gustaría que vieras que de verdad no soy el mismo Chester de antes. Me gustas mucho, Mandy, y estoy dispuesto a demostrarte que es de verdad —declaró firme mientras la veía a los ojos. El muchacho desprendía una chispa de determinación, pero Mandy seguía considerándolo hasta que finalmente habló.

—Eres un idiota, Chester. Un idiota de primera —comenzó diciendo de forma desalentadora, pero no era esa su intención—. Hay que aclarar una cosa: todavía no confío en ti, y no lo voy a hacer pronto. De hecho, no confío en nada de lo que me dices —esto pareció entristecer al bufón, pero la rubia continuó—. Pero si lo que quieres es "demostrarme que has cambiado" no soy quién para detenerte. Hagas lo que hagas no puedo despedirte de todos modos, así que, haz lo que te plazca. Solo voy a pedirte que respetes mi espacio personal y que, por el momento, mantengamos una relación estrictamente profesional —declaró la morena seriamente. Chester asintió pues, a decir verdad, ya era mucho pedir con que la rubia no lo siguiera ignorando.

Después de aquel diálogo, las interacciones de Mandy para con Chester se volvieron menos hostiles. Como acordaron, su relación era formal y se limitaban a comunicarse por cosas del trabajo, pero ahora la rubia al menos ya le respondía el "Buenos días".

Aunque sentía que iban por buen camino, a Chester no dejó de parecerle extrañísimo. La rubia no se comportaba tan recelosa como cuando él le hacía bromas, más bien, sentía como si hubiera vuelto a aquellos días cuando Mandy desconfiaba de él cuando dejó de hacer bromas. Todo se sentía como si, después de aquella desastrosa cita, hubiera vuelto atrás en el tiempo cuando Mandy lo trataba indiferente y volviera a empezar desde cero.

Fue algo difícil de asimilar al principio, y de hecho se entristecía de tener que tratarla con formalidad cuando hace poco más de un mes estaba por declararle su amor en esa cena. De todas formas, trató de mantenerse al margen, respetando el espacio y trato que la rubia le había pedido. Con el tiempo se sintió simplemente feliz de que ahora Mandy ya no lo odiara, o, visto de otra forma, de que ya no lo despreciara... Tanto.

Many A True Word Is Spoken In Jest (Chester×Mandy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora