Al llegar a casa, el pelirrojo cayó en cuenta de que no habían acordado los detalles de la cita. A decir verdad, había actuado por impulso y todavía no había pensado en un lugar. Rápidamente buscó en su celular los mejores restaurantes de la ciudad. Todos hubieran estado fuera del alcance de sus bolsillos de no ser por el dinero que le habían dado por sus horas extras. Chester se sintió muy orgulloso de sí mismo por su desempeño laboral, pensando que "Mandy se merece el mejor restaurante que pueda pagar".
Mañana era martes, así que podía invitar a Mandy formalmente mañana y salir el sábado si ella todavía no tenía planes. Con esta idea en la cabeza fue a dormir, pero nuevamente le costó trabajo conciliar el sueño por la emoción. Al día siguiente, ni corto ni perezoso, llegó temprano como de costumbre para ayudar a Mandy. Después de saludarla e intercambiar sonrisas nerviosas, la morena fue la primera en volver a sacar el tema.
—Entonces, Chester, respecto a lo de la cita...
—¡Ah, la cita! Claro —respondió rápidamente y con entusiasmo—. Bueno... Estaba buscando reservaciones en algún restaurante. ¿Te gustaría ir? encontré un sitio ideal —invitó mientras se rascaba la cabeza nerviosamente.
—¡Claro! ¡Me encantaría! —aceptaba efusivamente. A decir verdad, estaba algo ilusionada y comenzó a fantasear con un restaurante elegante, una velada romántica en la que finalmente el pelirrojo le pidiera ser su novia. "Soñar no cuesta nada" pensó, pues no sabía si Chester estaba preparado para decírselo. Además, ese tipo de restaurantes eran algo caros, y para ese punto ella ya estaría feliz con que el bufón la invitara al café de la esquina—. Entonces, ¿qué restaurante tenías en mente?
—Nino's... —respondió con duda. No quería arriesgarse a pronunciar mal el nombre, ya que era una palabra en francés —. Dame un segundo... —expresó mientras sacaba su celular para mostrarle el lugar a Mandy—. Ah, Nino's Cuisinett. Creo que así se dice —explicaba enseñándole a la rubia cómo se veía el lugar y la ubicación.
Mandy ya había escuchado hablar antes de ese restaurante, pero solo Fugazmente entre conversaciones que escuchaba de sus trabajadores por casualidad (en las que generalmente se quejaban del precio). Se sorprendió al ver que se trataba de un restaurante lujoso.
—Chester, ¿estás seguro? Se ve un poco costoso —preguntaba insegura. Amaba las atenciones que el chico le daba y claro que un restaurante así se veía increíble en sus fantasías, pero no quería hacerlo gastar cantidades exorbitantes por ella.
—¡Absolutamente! —expresó contestando a su duda— Y no te preocupes por el precio, puedo pagarlo gracias a las horas extras de los últimos tres meses —explicaba sencillamente. La verdad era que había recibido una suma muy grande, así que el dinero era lo de menos—. Incluso, con lo que sobre podré comprarle algo bonito a mi madre. Últimamente no ha parado de trabajar. Se merece eso y más —divagó alegre. La idea de consentir a mamá con un regalo le alegraba el corazón.
Sin embargo, luego de pensar un poco más en sus palabras, el bufón se sonrojó de vergüenza.
—Perdón, debes de pensar que soy un niño de mami consentido.
—¡No, no, no! Para nada. El hecho de que tengas una buena relación con tu madre me alegra mucho —explicaba, pensando en que a ella también le hubiera gustado tener una relación así con la suya. Dejando de lado eso, Mandy consideraba absolutamente tierno el cariño que el bufón profesaba por su madre. Esa parte de Chester donde se mostraba como un hijo amoroso lo hacía ver emocionalmente responsable y, para la rubia, eso le sumaba puntos.
—¿Mañana a las 8:00 p. m. te parece bien? —sugirió el pelirrojo. Mandy asintió levemente, muy apenada y nerviosa como para hablar.
Finalmente ambos comenzaron a trabajar. Aquella pequeña charla les quitó algo de tiempo, así que debían apresurarse un poco. De todos modos, el pensamiento de ahora tener una cita con el otro los motivó a trabajar con más dedicación que nunca. Al final del día se despidieron dirigiéndose miradas dulces, cargadas de tensión romántica.
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Many A True Word Is Spoken In Jest (Chester×Mandy)
Hayran KurguChester y Mandy trabajan en la gran tienda de dulces de Starr Park, Candyland; siendo subordinado y jefa respectivamente. Chester un día, cansado de las reprimendas de Mandy, decide hacerle "la broma más épica": pretender estar enamorado de ella. Si...