Cuando pasó media semana más, Mandy parecía cada vez más y más relajada con Chester cerca. Seguía hablándole de forma imperativa y con el ceño fruncido, pero no era grosera o le gritaba. Chester pensaba de qué otra forma podía hacer que se ablandara más, y se le ocurrió una idea: hacer el trabajo de su jefa más sencillo.
Inspirado por el último incidente en la bodega, Chester pidió una cita con los ejecutivos de la fábrica para pedirles un montacargas. No hubo negaciones por parte de estos y su petición fue aprobada, para nada una sorpresa tomando en cuenta que uno de los ejecutivos era su propia madre y uno de los jefes era padre de Mandy. Unos días después, la rubia se vio sorprendida con un nuevo montacargas en la bodega.
-¿Qué hace esto aquí? -interrogó primero con extrañeza, siendo que normalmente era ella la que pedía nuevos instrumentos.
-¡TA-DAAAAAAAAA! -gritaba el bufón, emocionado de mostrarle a Mandy el nuevo artilugio- Ya que vi que tenías problemas con las cajas de la bodega, pedí que nos trajeran esto. ¡Puedes pedirme ayuda a mí siempre que quieras!
Mandy sintió que el montacargas era realmente una buena idea: pronto vendría alguien que capacitaría a cada uno de los empleados para que usen el montacargas, así nadie tendría problema en trasladar la mercancía si no había nadie fuerte o alto cerca. De momento Chester se encargaría, pues ya le habían explicado el funcionamiento de la máquina. "No sería mala idea contratar un montacarguista" pensó la rubia.
-Gracias... Esto realmente es de ayuda, supongo. Buen trabajo, Chester -el pelirrojo sintió su corazón rebotar al escuchar el cumplido de su jefa y no pudo evitar sonreír. Hace mucho que no decía algo positivo de él.
Gracias a eso, Mandy comenzó a aBrirse más a la idea de que Chester podía estar realmente teniendo un cambio en su persona. Le costó trabajo asimilarlo al principio, pero luego de un mes ya no estaba a la defensiva con su trabajador. Seguía habiendo un trato diferente al que tenía, por ejemplo, con Buzzete y Nita; pero al menos ahora comenzaba a pedirle cosas "por favor" y a agradecer esos respectivos favores sin pensárselo. Su humor también había cambiado notoriamente, fruncía el ceño menos y ahora solo lo miraba ecuánime, pero seguía siendo mejor que verla enojada. Chester pensó que "se ve mejor cuando no está molesta". También dejó de sobresaltarse cada que Chester se le acercaba, pero seguía pidiéndole que mantuviera su distancia.
Mandy sabía que a Chester le gustaba "jugar a ser Youtuber", pero realmente le importaba un bledo lo que hiciera fuera del horario laboral, ya que le tenía estrictamente prohibido grabar adentro de la fábrica y sobre todo a ella.
Aun así, el bromista se las ingenió para hacer algunas tomas ocultas. Al principio salían movidas o no se escuchaban bien, pero su ingenio le permitió esconder su celular en los rincones más inesperados. De modo que, un día, decidió grabar una "buena acción" para con Mandy. Chester aprovechaba cada oportunidad que tenía para aparentar ser un buen chico, así que en esa ocasión, mientras trataba de conversar con la rubia, algunos de los bolígrafos del escritorio de su jefa rodaron "accidentalmente" cuando Chester les pasó la mano por encima. Este intentó juntarlos inmediatamente para parecer atento ante Mandy, pero en ese momento, ella se agachó también para intentar levantarlos, de modo que el pelirrojo sintió que tocaba algo cálido y suave.
-Yo me... Ocupo -dijo la rubia entrecortando su frase cuando sintió que Chester le tocó la mano. Éste se apartó rápidamente, algo avergonzado.
-Perdóname -fue lo primero que se le ocurrió decir mIentras se rascaba detrás de la oreja, un poco nervioso de la reacción de Mandy.
-¿De qué te disculpas? Los accidentes ocurren -le respondió en un tono despreocupado. Chester no tenía planeado eso, pues cuando cometía un error, su jefa siempre dejaba que él lo resolviera por su cuenta.
Al final de su jornada, recordó que había grabado todo, y pensó que sería un video excelente para su canal. Su objetivo todavía era claro: dejar a Mandy en el mayor de los ridículos por un amor no correspondido. Estaba muy seguro de que Mandy solo se portaba más amable con él por conveniencia ahora que era un trabajador más dedicado.
Por su parte, la rubia al principio no se creía que el payaso del lugar haya cambiado su actitud así como así. También estaba muy confundida y le costó trabajo dejar de estar de los nervios cuando lo veía.Después de trascurrido un mes y medio del cambio de actitud de Chester, un lunes por la mañana, éste se apareció una hora antes de su entrada, cuando Mandy apenas estaba abriendo la fábrica.
-Está bien que ahora llegues temprano, pero creo que esto es demasiado -expresó en cuanto lo vio de reojo mientras se acercaba a ella. En otro tiempo se hubiera puesto alerta, pero ahora se limitó a soltar ese comentario ácido y a quitar el candado de la puerta principal.
-Bueno, pensé en que siempre llegas aquí desde muy temprano a abrir la fábrica y haces mucho trabajo tú sola. Solo quería venir un poquito más temprano y ver si te puedo echar la mano con algo -explicaba con una sonrisa mientras acomodaba uno de sus mechones rojos en su sombrero.
-Te lo agradezco, pero no creo que haya mucho que puedas hacer. Generalmente yo sola me encargo de verificar el inventario del día o de la semana anterior, separo la mercancía de lo que se haya convertido en merma y hago un nuevo inventario. Después preparo una nueva lista de asistencia y termino por acomodar cosas que hayan quedado fuera de lugar -explicaba sin darle mucha importancia.
-¿Todo eso... Una hora antes de abrir? -interrogaba Chester incrédulo. Realmente no era consciente del trabajo de su jefa, pues la mayoría del tiempo Mandy pasaba el día sentada frente al mostrador esperando por los clientes. Siempre había pensado que su trabajo era muy fácil, y al escuchar las labores que hacía al inicio e incluso a veces al final del día lo habían dejado ciertamente impresionado.
-Bueno, sí. Prefiero hacer el trabajo rápido que venir acá todavía más temprano. Pero, bueno... Ya estás aquí, y supongo que no tengo motivos para dejarte aquí afuera -decía abriéndole la puerta y cediéndole el paso al pelirrojo. Parecía que no había amenecido del mejor humor por la expresión de su ceño, pero incluso así Chester sentía que estaba siendo bastante amable.
Al entrar, inmediatamente sintió un cambio brusco en la temperatura. Su cuerpo comenzó a temblar y a enfriarse.
-¡Caramba! ¿¡Siempre ha sido tan frío aquí?! -exclamaba comenzando a tiritar. A decir verdad, estaba exagerando un poco, pero el ambiente sí que estaba muy helado a comparación de la brisa fresca de afuera.
-Ahorro en energía lo más que pueda, así que no enciendo el termostato hasta que no sean las 6:40. Ah, sí, debiste haber traído un suéter -explicaba Mandy. Ella iba cubierta por un suéter de lana rosa-. Lo primero entonces es verificar el inventario de la semana pasada.
Recordó para sí misma y sacó un papel de una de las carpetas que cargaba consigo en su mochila. Mientras se dirigía a la bodega, se dio cuenta que Chester la seguía.
-Puedes quedarte sentado en el escritorio mientras tanto. Solo no toques nada -aclaraba a su empleado. Chester se sentía ciertamente especial de que Mandy lo dejara sentar en su escritorio cuando antes tenía prohibido siquiera pensar en ello.
-¡Oh, pero realmente quiero ayudarte! -respondió en un tono alegre, siguiéndola más de cerca- Todo eso que haces se escucha como mucha presión para hacerlo en una hora, así que quiero aligerarte la carga -explicaba despreocupado, tanto que incluso Mandy se sintió un poco inquieta. Pensó en si tal vez aquello era finalmente una broma, pero se relajó. No había bajado del todo la guardia y, además, si se atrevía a hacerle una broma en ese momento definitivamente iba a prohibirle la entrada antes de las 7:00.
-Como quieras. Pero quiero dejar en claro que estás haciendo esto por gusto y no voy a pagarte horas extras.
-¡Entendido, patrona!
-No me llames así. "Jefa" o "Mandy" están bien.
-¡Entendido, Mandy! -Chester no pudo evitar sonreír de oreja a oreja. Siempre había tenido la informalidad de llamar a Mandy por su nombre, pero por alguna razón, en ese momento se sintió como algo especial.
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Many A True Word Is Spoken In Jest (Chester×Mandy)
FanfictionChester y Mandy trabajan en la gran tienda de dulces de Starr Park, Candyland; siendo subordinado y jefa respectivamente. Chester un día, cansado de las reprimendas de Mandy, decide hacerle "la broma más épica": pretender estar enamorado de ella. Si...