03 | No hay salida

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La incomodidad se hacía presente cada vez que el cuerpo de la pálida castaña realizaba algún movimiento por más leve que esté fuera, el dolor de sus heridas comenzaba a intensificarse después de que el medicamento perdiera su efecto, y el incómodo vestido que llevaba puesto no ayudaba para nada a qué se sintiera mejor, ni aún teniendo una cama en la que si fuera en otras circunstancias sería perfecta para descansar, algo que hace mucho no hacía.

Su boca estaba seca y un terrible dolor de cabeza hacía aún más insoportable su instancia en el lugar, el hambre y sed eran los factores que provocaban dichos malestares en la castaña, algo que no podía ignorar, por lo que se limitaba a maldecirse a si misma por haber invertido sus ahorros en algo tan estúpido como un vestido y arreglos caros que simplemente la llevaron a caer en manos de un psicópata y no haber invertido un poco de su dinero en comer algo apropiado, por lo menos algo mejor que un simple ramyeon. Se sentía débil y sin ganas de nada, ya no deseaba discutir con el hombre que la tenía en esa situación, solo quería negociar su libertad, que por muy ingenuo que resultara en ningún momento se le cruzó por la mente que él la fuera a tener ahí para siempre.

El rechinido de la puerta la limitó a cortar los pocos pensamientos que en ese momento estaban cruzando su mente, dirigiendo su cansada mirada al hombre parado en el marco de la puerta.

—Estas hecha una piltrafa. — El hombre de tes blanca simplemente barrio con la mirada a la chica al frente con una sonrisa que parecía inocente y como si el no fuera el causante de todas esas heridas rojizas que resaltaban en la espalda de Eunji. —De verdad que eres tonta al creer que no sabría quién eras, se exactamente a quien invito y para serte sincero no eres ni la primera ni la última reportera que ha estado acostada en esa cama — Miró el lugar en donde la joven yacía provocando que esta abriera sus ojos en demacía y sus labios se apretaran instintivamente.

—¿Que...está diciendo?— Su voz débil solo provocó una gran risa de parte del mayor ocasionandole una respiración acelerada.

—Pareces un tierno conejito asustado, ingenuo y muy tonto — Su voz burlona parecía confundir aún más a la fémina. — No puedo creer que no supieras que todos tus queridos colegas que se han atravesado en mi camino han desaparecido.

—Yo...¿Usted los asesi...— Sin cuidado alguno el pelinegro la interrumpió acercándose lentamente.

—Fueron parte de una noche de expiación unitaria. — Sus palabras transmitían simpleza y la castaña seguía sin comprender a lo que esté se refería.

—¿Qué se supone que es eso? — Los ojos de Eunji se movían de un lado a otro mostrando su nerviosismo por tener tan cerca al psicópata que la noche anterior la había lastimado sin piedad.

—Significa que le regalaron noches de diversión a todas esas personas que vienen a cada fiesta que realizo. — Al llegar al borde de la grande cama suspiro rendido en fastidio al notar que seguía sin entender alguna palabra la joven que tenía a unos escasos centímetros. — Dio oportunidad a que esas personas se sintieran dioses por una noche, quiere decir que los asesinaron, ¿Eres estúpida o que?

Los ojos de Eunji temblaban y estaban llenos de terror por las frías palabras del mayor, se reprimía a llorar frente a el, no quería verse indefensa, ¿Pero que opción tenía?, miedo es lo único que sentía en ese mismo instante.

—¿Me... harán lo..mismo? — Apenas pudo pronunciar la pregunta cuando sus manos apretaron la sábana que cubría sus muslos en cuanto el pelinegro saco su teléfono del bolsillo derecho de su pantalón.

—No princesa, eso no pasará contigo, estoy preparando algo mejor que eso. — La sonrisa que emitía era de inocencia y tranquilidad como si lo que dijo no tuviera nada de escalofriante. — Ahora, ¿En verdad tenías dos celulares?, creo que me saque la lotería.— Dijo divirtiéndose con la situación en la que la castaña no estaba para nada conforme.

Tʜᴇ Sʜᴀᴅᴏᴡ CᴀsᴛʟᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora