Les dije que volverían

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Yo me desperté con un ruido, un objeto se había caído al suelo y se había rompido. Yo agarré mi pistola y caminé lentamente en mi casa, estaba nervioso, pero no podía dudar; caminé por toda mi casa, no encontré a nadie, ni siquiera encontré el objeto que se cayó, seguramente era mi imaginación. Caminé de regreso a mi cama y me acosté, pero unos segundos después sonó la alarma de mi celular, yo lo agarré y miré la hora, eran las seis en punto, yo me levanté y me dirigí al baño, prendí la ducha y esperé a que el agua se calentara. Salí del baño y me puse mi traje y salí de mi casa, entré a mi camioneta blanca y aceleré hacia la comisaría. Entré y me senté en una silla cerca de la oficina de la jefa, y luego de unos segundos llego Pablo, se sentó a mi lado y empezamos a hablar de varios temas, nada importante y fuera del caso; luego de unos minutos Walter llego, nosotros nos levantamos y nos acercamos a él.

- ¿Cómo estás?

- bien, dormí bien, me siento mejor.

- adivino que la noche anterior no dormiste nada – él sonrió.

- no, no lo había hecho, pero ahora sí.

- yo tampoco, estaba emocionado por conocerlo, por oír su historias que no pude dormir, me quedé despierto toda la noche.

- eso ya no importa ahora, concentrémonos en el futuro y en el presente.

Todos nos montamos en un carro de policía y aceleramos lo más rápido que podíamos, aunque sin romper el límite de la velocidad, luego de quince minutos llegamos a la cárcel, aunque parecía más un hotel. Entramos al recinto, nos escanearon y todo ese largo procedimiento de seguridad, aunque nosotros no lo vamos a liberar de aquí, caminamos por un largo corredor y entramos a su cuarto; cuando abrieron la puerta, ahí estaba él, con una sonrisa y unos ojos de ilusión.

- tenía razón, les dije que iban a volver.

- di lo que quieras, vinimos por más.

- ¿Cuánto tiempo tengo? – mis compañeros y yo nos miramos, no sabíamos si decirle la verdad o no – tranquilos, no tengo intención de escapar, lo hubiera hecho hace rato, solo quiero saber cuánto tiempo tengo.

- lo suficiente – dije seguro de mí mismo – lo suficiente para hablar sobre tus historias – él sonrió – perfecto, entonces hablemos, tengo mucho que contar.

- espera – Pablo saco una pequeña grabadora – por si acaso, para que más personas escuchen tus historias antes de dormir.

historias antes de dormirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora