Verdades afiladas

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Lucía había despertado, miró a su alrededor y vio a su novia en el mar, con un palo afilado, intentando cazar un pez. Lucia se quedó quieta, simplemente observándolo, observando todo su perfecto cuerpo, estaba idiotizada viéndola, era una vista hermosa, según ella. Luego de un tiempo, Lucía se levantó y se acercó a ella, quería abrazarla, besarla, pero no lo haría, conocía a Marta y se notaba que estaba enojada, lo mejor era estar dos metros alejada de ella, más si tiene un palo afilado.

- Hola hermosa ¿Qué haces? – Marta la miró de reojo.

- cazando, intentando conseguir nuestro almuerzo.

- ¿Puedo intentarlo? – ella se río, no creía que fuera capaz.

- inténtalo, pero no creo que logres algo, está muy difícil, son muy rápidos y no creo que puedas.

- puede que te sorprenda – Lucía entro al mar – solo déjame, tu duerme, descanse y yo me encargo hermosa.

- está bien, necesito descasar – Marta le pasó la lanza – me despiertas cuando tengas nuestra comida – Marta no pensaba que lo iba a lograr.

Marta se acostó debajo de una palmera y luego de unos minutos se quedó dormida. Pasaron una hora aproximadamente y Lucia lo despertó, resulta que Lucía si era buena pescando, había pescado cuatro peces, dos para cada de ellas. Marta se sorprendió al ver eso, le pareció irrealista, se pellizco el brazo para saber si estaba despierta, y efectivamente estaba despierta.

- ¿Cómo lo hiciste? – Lucía sonrió.

- mi tío era pescador y me enseñaron un par de cosas, una de esas preguntas era una curiosidad, pescar sin una caña de pescar y el amablemente me enseño.

- ¿Qué te dijo? Porque eso es sorprendente.

- pues nada especial, lo único era atacar donde el pez va a estar y no donde esta, entonces ambos practicamos, hasta que ganamos un par de experiencia.

- maravilloso, sorprendente – Lucía se sonrojo un poco, le gustaba que su novia la elogiaba, cosa que no hacia seguido.

- no es nada, mi tío si era experto, yo solo pude pescar cuatro peces, con suerte.

- igual es muy genial – Lucía sentía que su corazón se iba a salir de su pecho, estaba totalmente avergonzada - ¿Cuánto tiempo llevo dormida? – Lucía miró para otro lado.

- dos horas, creo que fueron dos horas.

- vaya, que bien, déjame hacer una fogata y ponemos a cocinar los ricos pescados.

Y eso fue exactamente lo que hicieron, Marta rápidamente consiguió los materiales para una fogata y rápidamente se cocinaron los pescados, todo era bonito, un paraíso, pero era una burbuja de engaño, ambas estaban felices, pero las cosas van a emporar antes que mejorar.

2

Luego de ese rico almuerzo, Marta se levantó y empezó a caminar por la pequeña isla, quería encontrar una fuente de agua dulce para poder tomar, Lucía no dijo nada, como la buena mascota que era, la seguía a donde fuera. Caminaron unos cuantos minutos, hasta encontrar un pequeño río y Marta sin importarle mucho, tomo agua del río, Lucía miro un poco el río con preocupación, pero al final tenía tanta sed que tomo el agua hasta sentirse satisfecha.

- bueno, tenemos comida y agua, pero esto es temporal, tenemos que volver a la sociedad.

- y ¿Qué piensas hacer hermosa? Se que en tu hermosa cabeza tiene una idea.

- sí, una pequeña idea, una balsa, es lo único que podemos hacer.

- ¿No es mejor esperarse hasta que llegue ayuda? – Lucía pensaba en quedarse, en ese pequeño mundo que tenían, era perfecto, nadie las juzgaba, no necesitaban ser otras personas, podían ser ellas.

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