Sirviente del mal

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Luego de unas horas varios hombres cavaron el hoyo donde estaba la princesa y sacaron el ataúd donde estaba ella adentró, cuando abrieron el ataúd vieron varios cosas diferentes, primero, el cadáver estaba a lado de ella, en vez encima, aun lado de ella, segundo era que había una mancha de sangre en el ataúd, además la princesa tenía lastimada las manos, muy lastimadas; y por último y no menos importante, es que la princesa estaba desmayada, pero no muerta. Los hombres la cargaron y la dejaron en la enfermería, he hicieron unos cuantos arreglos para que se curara; luego la dejaron en su cuarto y el jefe espero hasta que despertada, cosa que tardo mucho. Pasaron las horas y la princesa se despertó, el jefe aprovecho y entró con un almuerzo.

- veo que despertaste – la princesa lo vio y se alejó un poco – tranquilo, no te haré daño – el jefe dejó la comida en el suelo.

- ¿Qué tiene la comida? – el jefe sonrió.

- nada, no tiene nada, es normal, o lo más normal que tiene – el jefe se volteó – luego voy a volver, te voy a dar algo, quizás te guste, quizás no, pero no me importa.

El jefe salió y salió del lugar, para atender ciertos asuntos personales, la princesa no quería comer, pero el olor de carne, tajadas de plátano y arroz la atrajeron y se comió toda la comida que había en el plato, de hecho, se tomó todo el jugo que había, eso la hizo recuperar su fuerza y hacer que se sienta mejor, disfruto cada bocado de su comida. Luego de comer su comida, el jefe entró, la estaba vigilando y no quería interrumpirla, creía que ya había aprendido la lección, entonces toco la puerta y después hablo.

- espero que hayas disfrutado tu comida – la princesa abrió la boca, pero no dijo nada – te tengo buenas noticias, que es mejor que estar aquí, lo único que tienes que hacer es hacer lo que yo digo – la princesa abrió la boca – cuida tus palabras, puede que los gatos se te la coman.

- lo haré, todo es mejor que esto – la princesa sonrió forzadamente.

- me alegra escuchar eso – el jefe sonrió – espera voy por tu traje.

- ¿Traje?

El jefe salió de la habitación y cerró la puerta, la princesa se quedó encerrada, ella estaba confundida, no sabía que esperar de él, pero no pensaba que era nada bueno. El jefe fue por una traje de sirvienta, algo que no quede tan sexual y que sea lo más cómodo para ella; al final encontró lo que quería, era un vestido con una minifalda negro y blanco, la minifalda era un poco corta, pero no lo suficiente para que se viera algo, así que era perfecto, aunque estaba algo sucia, pero le servía para practicar de todo, desde las posturas y saber que le esperaba, también tiene que practicar el caminado cuando iba entregar alguna bebida o una comida; y lo más importante, aprender a trapear y barrear. El jefe volvió a entrar a la habitación con el traje.

- ponte esto – el jefe lanzó el traje a la cama.

- ¿Qué demonios es esto?

- es lo que te vas a poner cuando salgas de este lugar, vas a ser nuestra sirvienta.

- ¿Qué yo que? – la princesa no creía lo que estaba pasando.

2

Luego de un tiempo llego un chico con un pelo peinado, ropa bastante caro y olía a perfume, un perfume fuerte y caro, muy caro; también tenía una regla de madera y unos cuantos libros. Él entró a la habitación, la princesa se levantó de repente, asustada; el hombre no dijo nada, estaba callado mirando la habitación con detenimiento y un poco de asco. La princesa al ver que no era peligro o no le prestaba atención a ella, sintió curiosidad de quien era él y que hacía aquí.

- ¿Hola? – el chico seguía sin verla.

- ¿Esto es lo mejor que tenemos? No lo puedo creer – hablaba engreído, con superioridad y con una posición rara, parecía caminar como una mujer.

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